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“Masters of the Air”

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Desde hacía mucho tiempo se sabía

que en el terreno de la guerra aérea

los Aliados occidentales preparaban

cosas decisivas. (…) El éxito de la ofensiva

anglo-americana contra el Reich fue obra

del materia norteamericano, de superioridad

aplastante en cantidad y calidad.

 (Adolf Galland, general de la Luftwaffe).

El 17 de agosto de 1942 el mayor Paul Tibbets (quien logrará posteriormente fama mundial por el bombardeo atómico sobre Hiroshima) pilotea el avión líder (un B-17 E “Flying Fortress”) de la primera misión de la Eighth Air Force de la United States Army Air Force (USAAF). A su lado como copiloto está el comandante de la 97th Heavy Bombardment Group: coronel Frank Armstrong. Son 12 cuatrimotores escoltados por Spitfires de la Royal Air Force (RAF), que atacarán al atardecer la zona de aprovisionamiento vía ferrocarriles en Rouen (Francia ocupada por el Tercer Reich). No sufrirán una sola baja pero derriban un caza enemigo Me 109. En otro B-17 pero como observador iba el comandante del VIII Bomber Command: el general de brigada Ira C. Eaker. No era la primera vez que aviadores estadounidenses bombardeaban Europa durante la Segunda Guerra Mundial (SGM). El 12 de junio 13 B-24D atacan los campos petrolíferos de Ploesti (Rumania) y el 4 de julio pilotos de la Octava Fuerza Aérea manejan 6 de los 12 A20 “Havoc” que bombardean Holanda; pero en esas ocasiones lo hicieron como parte de la RAF. Ese día de agosto fue el primero de miles de misiones que llevarían a Estados Unidos a liderar finalmente la lucha por el dominio de los cielos europeos.

La campaña de bombardeo de los Aliados y la lucha por la supremacía aérea sobre Europa, forma parte de los temas que le dedicamos una o dos entregas anuales en nuestra serie sobre el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial. Tal como señala el documental de William Wyler de 1944: The Memphis Belle: A Story of a Flying Fortress, era otro Frente de guerra y uno muy importante, porque el éxito del futuro desembarco y el avance de los ejércitos en tierra y mar dependían del control del espacio aéreo, por no hablar de la destrucción de la industria y la moral del enemigo. Los anteriores artículos fueron publicados la primera semana de diciembre de 2020 (que trata de 1939 a 1940), la primera y segunda semana de octubre de 2021 (sobre 1941); y en la última semana de marzo de 2022 cuando explicamos el giro radical que tuvo la campaña de bombardeo en la primera mitad de 1942. Es en ese momento que la experiencia acumulada del Mando de Bombardeo de la RAF, su tecnología y la producción de numerosos bombarderos cuatrimotores, junto al liderazgo de sir Arthur Harris ¡comienzan a dar los resultados esperados!

En el período entreguerras Estados Unidos desarrolló las teorías, al igual que el Reino Unido, que creían en el potencial de los bombarderos para determinar la victoria. La United States Army Air Corps (USAAC) solicitó a la industria aeronáutica la construcción de prototipos que permitieran llevar gran cantidad de bombas a largas distancias y con capacidad para defenderse de los cazas enemigos. En la segunda mitad de la década se eligen los dos cuatrimotores (el Boeing B-17 y el Consolidated B-24 “Liberator”) que cargarán bajo sus alas el esfuerzo de la lucha. En 1941 la USAAC obtendrá una mayor autonomía del Ejército y pasará a llamarse USAAF;y después que Adolf Hitler declaró la guerra a la potencia norteamericana en diciembre de ese año, ese mismo mes el presidente Franklin Delano Roosevelt y el primer ministro Winston Churchill deciden establecer como prioridad la derrota de la Alemania nazi. A un mes del ataque a Pearl Harbor se ordena la creación de una gran unidad de la USAAF que tendrá como sede numerosos aeródromos en las islas británicas, y de esa forma el 19 de enero de 1942 nace la Octava Fuerza Aérea.

La Eighth Air Force comienza a operar en febrero en Savannah Army Air Base (Georgia), con tres unidades subordinadas: VIII Bomber Command (BC) (bombardeo estratégico por los cuatrimotores), VIII Fighter Command (FC) (cazas que escoltan a los bombarderos), y VIII Ground Air Services Command (GASC) (transporte pero también bimotores dedicados al bombardeo táctico en coordinación con el Ejército). Se iniciará su constante entrenamiento que puede leerse en el libro del escritor John Steinbeck, 1942, Bombs Away: The Story of a Bomber Team. El 5 de mayo el mayor general Carl Spaatz asume el comando del Cuartel General de la Octava, y desde el 9 de junio comienzan a llegar las primeras unidades a Gran Bretaña. Desde el principio realizan actividades diurnas; sir Arthur Harris diría que por un “exceso de confianza y actitud arrogante”, pero otros señalan que los escapes de los B-17 permitían que fueran vistos de noche de modo que no tenía sentido. De día podrían ser más eficaces y defenderse mejor, pensaron; pero los meses que restas del año 42 fueron con cautela y no atacaron suelo alemán. La experimentada Luftwaffe les demostraría que tenían que pagar un alto precio, tanto que al final de la guerra sus bajas (50.000 aproximadamente, de las cuales 26.000 fueron fallecidos) superaron a la de los Marines.

Dos días después de la primera acción de la Octava (aunque no están relacionadas), los Aliados llevan cabo un raid o incursión sobre la playa francesa de Dieppe. No era un desembarco para liberar el puerto ocupado sino solo controlarlo por ocho horas. Hay diversas explicaciones del objetivo del mismo y todavía sigue el debate, pero lo cierto es que fue un desastre. Un alto costo en vidas humanas: 1.907 muertos y 2.304 prisioneros de guerra de los 6.000 que participaron (mayoría canadienses); eso quiere decir que más de 2/3 fueron bajas. Los defensores solo eran 1.500 y padecieron 300 bajas. La Royal Navy tuvo 555 y la RAF perdió 119 aviones. Para agosto la Luftwaffe contaba con un nuevo caza (el Focke Wulf FW-190) en mayores cantidades. El 190 les otorgaba la superioridad tecnológica, que sumado a la gran experiencia de los pilotos; convencieron a los Aliados que antes de cualquier desembarco se tenía que doblegar a la aviación germana. La historia oficial ha sostenido que Dieppe ayudó a salvar vidas en las futuras operaciones anfibias (“Torch”, etc.) al dar conocimientos y evitar la toma de los puertos. Algunos historiadores señalan que se buscaba capturar una máquina “Enigma” o mostrar a los soviéticos que un “segundo frente” en Europa era imposible en 1942.

A la bibliografía que venimos usando, le agregamos la recomendación del amigo y colega historiador Henry Georget (profesor nuestro en la Universidad Central de Venezuela, y la persona que consideramos posee los mayores conocimientos de la Segunda Guerra Mundial y la historia de la aviación, tantos que cuando era muy joven participó en el famoso programa de Radio Caracas Televisión de finales de los ochenta: Concurso millonario). La historia oficial: los siete volúmenes de Wesley Frank Craven (editor), 1983, The U S Army Air Forces in World War II y Roger A. Freeman, 1970, The Mighty Eighth: A History of the U.S. 8th Army Air Force (Units, Men and Machines); junto a todo el material de las páginas web de diversos museos que poseen departamentos de investigación. La semana que viene nos dedicaremos a otro tema anual: la resistencia interna tanto en Alemania como los países ocupados por el Tercer Reich. ¿Y por qué el título “Masters of the Air”? Porque seguimos esperando el estreno de esta serie producida por la dupla Tom Hanks-Steven Spielberg, que puede llenar un vacío en el cine de la Segunda Guerra Mundial al contarnos los primeros momentos de la Mighty Eighth.

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