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China acapara el mercado del lujo

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El año pasado uno de cada cuatro consumidores de bienes de lujo a escala planetaria provino de China. Las grandes capitales del mundo como París, Londres, Roma y lugares universales como New York y Dubai, son testigo del enjambre de ciudadanos de ese origen que hacen colas frente las tiendas de las marcas reconocidas y cuya frenética actitud las ha incluso forzado a establecer topes máximos de unidades a ser adquiridas por estos compradores. Los estudiosos del mercado del lujo aseguran que, al paso que va, el propio territorio chino será el mercado más apetecido para la oferta de este tipo de bienes en apenas tres años.

Nos referimos a una industria que colocó en el mercado mundial 316.000 millones de dólares en 2019. Aun considerando la caída en el consumo provocada por el covid 19, que resultó ser de 18,63% en el año 2020, sus números siguen siendo alucinantes. Para el año 2021 la demanda rebotó hasta 283.000 millones de dólares.

El consumo de lujo es un concepto que en la actualidad no es difícil de determinar, pero el código tiene características diferenciales cuando el comprador es un ciudadano chino. Este se inclina, más que ningún otro, a adquirir bienes caros y exclusivos en función de su calidad excepcional, su reputación, su personalidad, ya que la posesión de estos objetos es capaz de proveer a su dueño de una suerte de estatus o de posición social enormemente valiosa y apreciada. Pareciera que una especie de obsesión de corte cultural va unida a ello. Un número importante desea mostrar a terceros su “éxito” a fin de ganar su respeto y la mejor manera materializarlo ocurre a través de la posesión de objetos que son símbolo inequívoco de haber alcanzado la cima.

Una precisión adicional: para los jóvenes consumidores del “Imperio del Medio” no se trata de una expresión de opulencia. Entre ellos existe un empeño irracional de desmarcarse de los otros: una obsesión de individualidad. Ello está llevando a las grandes marcas a adaptar sus estrategias de mercadeo para atender ese aspecto de las necesidades de los “millennials” chinos. Por ejemplo, al contrario del resto del mundo, el consumidor chino se inclina bien a formar parte de campañas personalizadas y le llama la atención compartir sus experiencias en línea. Es de esta manera que el lujo en China tiene un componente virtual muy marcado y no es solo una experiencia material o física.

Captar el interés del consumidor chino en la migración que se viene produciendo en el sector del lujo es esencial: entender lo que los motiva y poder orientar sus gustos y apetencias desde dentro del mundo digital resulta un “must”. El pedazo de la torta global del lujo que se mide en yuanes y que se expresa en caracteres que no son inteligibles para el mundo occidental es demasiado grande para ser mirado con desdén. Este mercado se está expandiendo entre 6% a 8% anualmente y China ocupará un espacio realmente grande: 46% a 48% del consumo mundial en 2025.

Según la banca de inversión neoyorquina Jefferies & Co, los chinos que en 2015 consumieron 78.000 millones de dólares en 2025 desembolsarán 165.000… suficiente para poner a salivar al grupo LVMH!!!

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