La clave de la película está en el ascetismo de la situación. El escenario es un cuarto de hotel y dos actores solamente. Y el argumento no puede ser más escueto. Una viuda ya madura contrata a un joven trabajador sexual porque nunca ha tenido un orgasmo en su vida. En cinco sesiones, una sola de las cuales es en la cafetería del hotel, los dos protagonistas irán elaborando esa relación inicialmente profesional, caminando por el terreno riscoso de la privacidad, la vergüenza y el miedo al otro. Lo admirable de la empresa es la forma concreta que el drama adquiere. Nancy lleva una lista de actos que quiere practicar porque su vida de casada se los ha negado, pero cada una de esas prácticas es reveladora de su personalidad, de su pasado y de sus esperanzas. Al tomar ese camino, inevitablemente choca, ya no con la presencia de aquel a quien ha contratado, sino con su persona. Pero la clave de la prostitución está en el anonimato, en el placer adicional que el anonimato trae. Al intentar saber un poco más sobre la vida de su amante alquilado, Nancy está tácitamente, infringiendo la ley básica del contrato. Pero esa dialéctica amo-esclavo funciona en ambos sentidos. Leo necesita, para que su trabajo sea exitoso, profesional (y eventualmente repetitivo) que su contratante sea satisfecha. Para ello debe romper el muy obvio sentimiento de culpa y represión que Nancy no puede ocultar. Para hacerlo no encuentra otro camino que no sea el elevar la autoestima del cliente, lo cual implica desnudar algo de su propia vida. Nancy habla de su hija y Leo miente sobre su madre y cuenta de un hermano militar. Para entonces el duelo ya está decretado, pero está muy lejos de la agresión. Más bien es una dinámica sorda y defensiva en la cual cada uno de ellos va mostrando sus cartas buscando un vínculo que vaya más allá del sexo mercenario, pero sin abandonar su posición inicial. Hay sin embargo un elemento clave en la relación y ese es el dinero que opera a la vez como recompensa, pero, y por eso mismo, como elemento separador. Cuando Leo sugiere que la lista de favores sexuales que Nancy le presenta es muy larga para una sola sesión y le sugiere varios encuentros, ella reacciona echándole en cara sus intenciones de ganar más. Al mismo tiempo eso lleva a que Leo describa su vida y su trabajo revelándose y yendo al encuentro de los pedidos de su ama temporal. Conscientes de haber violado alguna norma tácita del acuerdo el próximo encuentro es en el café, donde el encuentro con gente ajena a la relación entre los dos es inevitable. Y el encuentro con una exalumna tiene también carácter revelador. La mujer ha usado un nombre de guerra para sus reuniones y en un momento de terrible vulnerabilidad se ve acusada por un acto de crueldad hacia su exalumna. Cuando después Nancy finalmente logra el tan deseado orgasmo no es gracias a la compra de sexo sino debido al camino revelador que la práctica, inicialmente vil, le ha ido regalando. Lo que queda es una escena bellísima de Emma, la gigantesca Emma Thompson contemplando y admirando su cuerpo maduro, reencontrándose con su persona y su sexualidad, disfrutándose plenamente por fin. Un filme de una inteligencia como pocas veces se ven. De lo mejor del año.
Buena Suerte Leo Grande. (Good luck to you Leo Grande). Inglaterra, 2022. Directora Sophie Hyde. Con Emma Thompson Daryl Mc Cormack.
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