El complejo Caracas Fly es descomunal. Desde que los automóviles se abren paso hacia el estacionamiento del C.C. Cerro Verde, ubicado en la subida hacia la urbanización Los Naranjos en Caracas, no se ve otra cosa. La torre de cemento fortificada con su nombre es casi comparable a la del Ojo de Saurón de El señor de los anillos solo que, en vez de fuego, el aire abunda dentro de sus instalaciones.
No se ven carros en el estacionamiento destinado a los visitantes. No están abiertos al público aún. Sin embargo, desde afuera es evidente que las caídas libres se hacen una y otra vez, sin parar y en privado.
Estructura de Caracas Fly en el C.C. Cerro Verde, Caracas | Foto Karem González
La bienvenida la dan paredes frías y grises que siguen construyéndose para darle forma a una estructura que promete dejar sin aliento a más de uno. Solo un ascensor, en caso de evitar a toda costa las interminables escaleras, llevará al público a su destino: el único túnel de viento de la ciudad y el más grande de Latinoamérica.
Grandes ventanales reciben a quienes van llegando al punto de encuentro. Pero nada prepara al espectador para la sorpresa que se llevará en el momento del ingreso. Una rampa al aire libre comunica entonces al ciudadano común con los profesionales y campeones sobrevolando bajo techo. Un impresionante tubo de aire rodeado de cómodas gradas con sus respectivos pufs –para comodidad de los visitantes- se erige como centro de un universo en donde la ansiedad, la sorpresa, el vértigo y la admiración convergen para darle sentido a la coreografía aérea que se está llevando a cabo justo en frente.
Caracas Fly posee el túnel de viento más grande de Latinoamérica
Entra uno y sale otro. Entra un tercero y un cuarto, sale un segundo. Es así de rápido y, al parecer, así de sencillo.
«Es difícil aprender a volar como los profesionales que se encuentran aquí. Sin embargo, solo se necesita tiempo. La dedicación y la habilidad trabajada lo son todo en este deporte», señaló Giancarlo Trimarchi, director de Caracas Fly y uno de los creadores y fundadores del proyecto.
Giancarlo Trimarchi, director de Caracas Fly | Foto Ramsés Romero
Paracaidismo o nada en Caracas Fly
Trimarchi remonta su pasión por el paracaidismo al año 1998 cuando comenzó a tomarse en serio el deporte y pasó de ser un hobby a convertirse en su profesión. Sin embargo, el año 2005 cobró más relevancia en el tema porque fue cuando se hizo cargo de la escuela más grande de ese deporte extremo en el país. Hoy bautizada como Skydive Caribbean, es reconocida por contar con el avión para hacer saltos de caída libre más grande de Venezuela. Además, posee innumerables reconocimientos a nivel internacional gracias a su comunidad de apasionados por el skydiving.
«Antes de la nuestra, hubo otras escuelas un poco más pequeñas, pero ninguna con los logros o el nivel que nos caracteriza», destacó orgullosamente el fundador de Caracas Fly. «Tenemos tanta pasión por lo que hacemos que ese mismo compromiso fue lo que nos llevó a construir el túnel del que hoy hablamos», manifestó.
«Estando en la escuela, hace mucho tiempo, nos dimos cuenta de que el auge de los túneles de viento alrededor del mundo no podía ser ignorado. Nosotros, por supuesto, no figurábamos en este ámbito, pero eso hizo que nuestro interés naciera y comenzara esa inquietud por construir uno con sello venezolano», subrayó.
Después de 5 largos años de planes fallidos, este 2022 concretó un sueño compartido. «Pasamos por todo: rechazo de bancos, gente que se montó en el tren y luego se bajó; casi no llegamos a construirlo hasta que llegó un grupo de inversionistas que creyó en nosotros y aquí estamos», apuntó Giancarlo Trimarchi.
Foto Ramsés Romero
El proyecto fue llevado hasta las mentes, ojos y manos expertas de destacados ingenieros de la Universidad Simón Bolívar. «Queríamos levantar una réplica de alguno de los túneles que estaban activos y operando en otros países. Gracias a Dios no se dio ese plan porque hoy en día la tecnología nos hubiese tragado vivos», añadió. «Hemos evolucionado demasiado y por eso llegamos al punto donde estamos hoy».
El túnel
Los túneles de viento mueven aire en una columna vertical dentro de un tubo cristalino, lo cual permite practicar el vuelo corporal, un término dentro del paracaidismo que significa permanecer o moverse dentro de un flujo de aire; una modalidad que ha ganado popularidad en los últimos años.
«Es exactamente un simulador de caída libre; el flujo de aire es –literal– el mismo al que estamos expuestos al saltar de un avión. Esto nos permite entrenar en menos tiempo todo lo que hacemos outdoors», describió su creador.
Foto Ramsés Romero
Un buen túnel, según el paracaidista, necesita buena potencia y buen flujo de aire. Que no haya ápice de turbulencia y eso solo puede proveerlo la tecnología. «Compramos la mejor por esa misma razón. Es tecnología española; exactamente la misma que usan en Madrid Fly, en España», recalcó Trimarchi.
«Con esto, tenemos la visión de ser el túnel de viento de referencia a nivel latinoamericano. Para llegar a conseguirlo, nuestra función es transmitir y poner en todo lo que hacemos nuestros valores: pasión, implicación y compromiso», expresó.
«Todo el mundo tiene derecho a cumplir un sueño: volar. Además, este túnel hará que la comunidad de paracaidistas en Venezuela sea nuevamente reconocida en el mundo», declaró. «Yo le doy un par de años hasta que eso ocurra, pero ya la gente de afuera está viniendo. Se corrió la voz como pólvora y aquí hemos tenido profesionales del salto en caída libre que vienen desde Colombia, Rusia, Brasil, Estados Unidos y Francia», agregó.
Simulacros y entrenamientos
El concepto es simple: cuatro potentes motores que, usando unas hélices para mover el aire, generan una corriente vertical ascendente que permitirá al usuario volar. Con tumbarse sobre esta corriente se puede flotar sobre el viento y vivir la excitante sensación de libertad sin riesgos, sin aviones, sin paracaídas o largos cursos. El túnel de Caracas posee 4.5 metros de diámetro y 20 de altura.
Con pocos minutos de preparación y la supervisión constante de instructores de vuelo certificados, se puede aprender y disfrutar. Sin embargo, antes de abrir al público general, el túnel de viento se encuentra en fase de simulacros y entrenamientos.
«No estamos abiertos al público, pero estamos volando porque estamos atendiendo, en su mayoría, a paracaidistas profesionales», manifestó su fundador. «Tenemos muchas áreas que no están terminadas: la recepción, el restaurante, la sala de entrenamiento y las oficinas. No queremos inaugurar sin antes tener todo listo como debe ser y como el público mereces. Estamos pensados para ser un complejo completo, no solo un túnel de viento», aclaró.
Cuando abran sus puertas oficialmente, esperan trabajar unas 10 horas diarias y en cada hora entrarán a volar 24 personas. «Esperamos unas 240 personas por día en total», añadió Giancarlo Trimarchi.
El precio para volar por primera vez es de $20. Esto incluye dos vuelos, es decir, dos entradas al túnel. Cada entrada es de 1 minuto 15 segundos y cada persona usará una braga y un casco especiales. Además, los acompañará un instructor que nunca se separará de su lado; la inducción se hace antes y durante la experiencia.
«Somos, actualmente, 20 personas -entre profesionales y expertos- laborando en Caracas Fly», declaró el joven paracaidista. «Y estamos absolutamente seguros de que nunca vivirán algo similar; esto cambiará el curso de la historia y de los deportes extremos en el país. Estaremos esperando felices ese momento, mientras tanto les enseñaremos a los venezolanos volar», finalizó.
Caracas Fly: una visita que marcó la diferencia
2 títulos y 4 récords mundiales; 9.000 saltos y 2.500 horas de vuelo sobre techo; 2 medallas de honor otorgadas por el Ministerio del Deporte de Brasil y más. Mucho más.
Greg Crozier, actual campeón mundial de skydive de visita en Venezuela
El currículo del francés Greg Crozier, actual campeón mundial de skydive, es abrumador. Estuvo de visita en el país junto a su esposa, también campeona mundial de salto. Ambos probaron lo que se siente volar en el túnel más grande de Latinoamérica.
Crozier no habla español, pero sí pronuncia a la perfección Higuerote, Los Roques, Salto Ángel, arepas y guacayamas, palabras importantísimas en el léxico de cualquier turista que se haya enamorado de Venezuela. Como él.
«Estoy aquí porque volar es mi universo; es mi mundo», recalcó. «Hago skydiving tanto indoors como outdoors y viajo alrededor del mundo en eventos de paracaidismo; también participo en las aperturas de los túneles que se vayan inaugurando y no podía dejar de venir a este», señaló. «Tengo que ser de los primeros en volar y hacer mis piruetas aquí con todos mis amigos paracaidistas».
Él y su esposa hacen vuelos sincronizados; de hecho, ambos son campeones en las categorías o disciplinas artísticas del skydiving. «Es como un baile en el aire. Es una sincronía perfecta», describió acerca de lo que hacen.
Foto Ramsés Romero
Venezuela sería el país número 37 que visitan y en el que han volado.
«Algo que me encantó de Caracas, además de ser un lugar hermoso, es su clima; el trópico es muy agradable», destacó. «Nuestros amigos de Caracas Fly nos han llevado a muchas partes en poco tiempo y la única palabra que puede describir a este país es magia. Y su gente, mucho más», añadió.
Tanto Greg como su pareja estuvieron poco más de 2 semanas en el país. «Hicimos hasta un training camp de 5 días. Esa fue la mejor manera que tuvimos de promocionar todo lo que está pasando actualmente con la movida del skydiving en el país gracias a Caracas Fly», dijo.
Con ellos viajaron algunos amigos y compañeros deportistas de Brasil y Estados Unidos, quienes tampoco conocían Venezuela. «La experiencia ha sido extraordinaria. Esto que se está creando a nivel de comunidad hará que muchos expertos en el área vengan a visitar el país por curiosidad; potenciará mucho esta ciudad», aseguró.
Qué hace a este túnel tan especial
«Actualmente, tenemos casi 200 túneles en el mundo, pero ninguno con la capacidad de que, una vez dentro, 3 o 4 personas vuelen al mismo tiempo y sin tocarse», destacó. «No por nada es el más grande de Latinoamérica. ¡Es inmenso! Además, si se trata de hacer coreografía, esta se hace mucho más sencilla», subrayó el campeón mundial.
Después de Venezuela, Crozier regresará a Brasil, donde se encuentra una de las comunidades más grandes del mundo en materia de skydiving. Junto a su compañera de vida, estarán 10 días para luego continuar a Chicago, pues se estará realizando la semana mundial del intento de salto más grande del mundo: 200 personas saltarán y se entrelazarán juntas. «Tenemos 3 años trabajando en hacer ese récord mundial. La cifra oficial es de 164 personas, pero nosotros estamos haciendo el intento de romperla con al menos 200», apuntó.
Sobre la comunidad de skydiving en el país resaltó que, a pesar de ser pequeña, esa cifra puede cambiar de un día para otro. «Son pocos, pero esto también se debe a que tienen solo tres puntos donde se puede saltar en paracaídas», enumeró. «En los demás países son más de una veintena o treintena, pero todo eso incrementará con Caracas Fly; será algo trascendental para la comunidad. En dos o tres años estoy seguro que tendrán competidores de mucha calidad con aptitudes extraordinarias en el país para competir internacionalmente. Este túnel cambiará todo para Venezuela», observó.
Para Greg Crozier, el paracaidismo solo puede resumirse en una mezcla de superpoderes y libertad. «En un minuto o dos, puedes hacer lo que quieras. Tienes el control de todo lo que pasa a tu al rededor. La precisión y la eficiencia de hacer de tu cuerpo algo súper poderoso es una experiencia inigualable. Nos convertimos en superhumanos y eso nada -o casi nada- te lo puede dar», finalizó.
Para más información sobre Caracas Fly, ingresar a sus redes sociales: Instagram.
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