Por Equipo Editorial
Para este 4 de agosto está anunciada una movilización y protesta general de maestras, profesores y educadores de todos los niveles de la educación venezolana quienes han tomado el protagonismo en reclamar la constante violación de sus derechos laborales y sociales por parte del régimen neototalitario de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y el madurismo.
En tal sentido, ha sido en máxima burla y desprecio al magisterio y los docentes universitarios que a los primeros el Ministerio de Educación los engañó con el pago de un «bono vacacional» calculado con el salario de menos de 1 dólar diario al 31 de diciembre de 2021, cuando la contratación colectiva es clara que el pago de tal beneficio debe realizarse al salario del último salario devengado al 25 de junio de cada año escolar, mientras que en el caso de los responsables de la enseñanza en las carreras y profesiones de máximo nivel ni siquiera se ha realizado el depósito en ningún término contractual.
O sea, que para la mal llamada Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) no solamente es que ha ignorado y violado los derechos de los responsables en impartir el conocimiento, sino que es claro que con ello lo que se busca es terminar de destruir la educación en todos sus componentes, y con saña de dejar a los docentes es la más espantosa ruina económica.
Lo más grave de esta situación es que Nicolás Maduro en vez de nombrar una comisión interinstitucional que atienda los reclamos y protestas de los educadores, lo que hace es lanzarle las fuerzas policiales y militares para disolver cualquier acción que vaya en concordancia con las exigencias laborales de las organizaciones y gremios afines con tan importante sector de la sociedad y en la estructura del Estado.
El hecho que en las últimas semanas el gremio de docentes esté activado en justa solicitud de reivindicaciones laborales y sociales, es una clara muestra de que el actual gobierno, además de la destrucción de la infraestructura educativa, poco le ha importado la elevada deserción escolar y universitaria, y menos que los docentes se encuentren sumidos en la pobreza y la miseria, al punto de que hasta han existido denuncias de la muerte de integrantes del componente educativo por razones de inanición.
Mientras en Ecuador, una nación petrolera al 10% de lo que históricamente ha sido Venezuela, acaba de ajustar los salarios de los educadores entre las escalas de 800 y 2.000 dólares al mes, Nicolás Maduro apenas si llevó los salarios de los adscritos al ministerio de educación a 100 dólares desde abril, es decir, que un educador en Venezuela gana hasta 20 veces menos del salario que un profesional de la docencia con posgrado pudiera devengar en otro país de la región, lo que también comprueba que para el madurismo, la educación es bazofia política para ellos y los educadores son convertidos en el papel higiénico de Miraflores.
Condenamos la manera como Nicolás Maduro ha actuado contra las maestras y profesores del país y nos unimos al gremio educativo como un todo, exigiendo una inmediata mesa de diálogo donde más allá de las llamadas federaciones y sindicatos se integren representantes de los grupos estadales, municipales y universitarios, así como aquellos líderes de cada movilización magisterial.
Los reclamos por una educación distinta no sólo son justos sino necesarios. Emplazamos a la Fiscalia General de la República a admitir los recursos contra el Estado por violaciones constitucionales y destrucción de la sociedad educativa. Todos a la calle por nuestra reivindicaciones laborales y una educación que sea prioridad en Venezuela.
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