La PCR para detectar tempranamente la viruela del mono y la vacunación a grupos de riesgos y personas mayores son la clave para contrarrestar el desarrollo de la enfermedad. Lo que comenzó pequeño, ahora se ha hecho más grande: ha llegado prácticamente al mundo entero, y ya hay fallecidos.
Todo empezó como una enfermedad de transmisión por contacto sexual en determinados colectivos de personas, pero se ha ido extendiendo de forma paulatina. Hasta tal punto, que el virus ha mutado a un subtipo más fuerte, que incluso infecta sin necesidad de relaciones sexuales, puede trasmitirse por contacto directo piel a piel y por vía respiratoria y fluidos corporales. Por tanto, se necesitan medidas higiénicas, información y educación y un plan de detección precoz con vacunación infantil incluida.
Síntomas de viruela del mono: malestar general, fiebre, dolor de cabeza, molestias y dolores musculares, óseos y de espalda baja, síntomas gripales, agotamiento, problemas urinarios, salpullido en piel, adenopatías o inflamación de ganglios linfáticos, granos en la piel con supuración, manchas oscuras en manos y otras zonas del cuerpo, hematomas sin golpe, y costras o abscesos en piel del pene, escroto o zona perianal.
La fase más infecciosa es entre las dos y cuatro semanas desde los primeros síntomas, por lo que el periodo de regreso a la posición de “no contagioso” es más largo que en otros virus como el covid 19 y la gripe. Entonces, no debemos confiarnos.
Las complicaciones principales son meningitis y encefalitis aguda, así como neumonías, accesos en pies e infección del ojo con pérdida de la visión.
Medidas urgentes: tener cuidado en baños públicos y zonas de uso común sin la desinfección apropiada, no intercambiar objetos ni artículos personales, usar mascarilla en sitios concurridos y cerrados, mantenerse al aire libre el mayor tiempo posible, desinfectarse antes de entrar a casa o al trabajo, tener cuidado con los pasamanos y barandillas de escaleras, guardar distancia social, evitar el contacto piel a piel, valorar vacunación si está al alcance, lavado de ropa de cama y personal con más frecuencia, lavado de manos con agua y jabón.
Se necesita una mayor cooperación para hacer que esta viruela símica, muy parecida a la de antaño, pero con menor índice de mortalidad, no cause más muertes.
La enfermedad se sigue estudiando para conocer las especificaciones exactas del tiempo de contagio y el índice de mejora. Los tratamientos a los casos más graves consisten en retrovirales, antibióticos y el control de las complicaciones.
www.DrLuisMontel.com
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