En 2024, supuestamente, deberán celebrarse comicios presidenciales. El condicional obedece a que no se sabe que pueda ocurrir debido a la propensión del régimen a manejar el calendario electoral a conveniencia sin detenerse en la violación de la normativa vigente y socavar en consecuencia garantías y condiciones necesarias para la ocurrencia de procesos electorales justos, libres, transparentes, verificables, por tanto realmente competitivos.
Ante la incertidumbre señalada, a las fuerzas democráticas no les queda otra opción que prepararse desde ahora para competir en las mejores condiciones representando el sentimiento de cambio que anida mayoritariamente en la sociedad.
La condición de alternativa de poder no está dada de antemano ni se adquiere automáticamente por no ser chavista o proclamarse opositor. Es conocida la desafección existente en sectores amplios de la ciudadanía respecto de la política y los políticos para representar los intereses y demandas reales de la sociedad y gobernar en consecuencia. Estado de ánimo favorecedor de los propósitos continuistas del régimen.
La reversión de ese distanciamiento y la recuperación de la condición de alternativa de poder de parte de las fuerzas democráticas exige que las mismas logren construir una coalición unitaria amplia y sostenible con un proyecto de cambio compartido acompañado de una política y estrategia común. Al igual que otros, he venido sosteniendo que sin unidad no se puede, pero que ella sola no es suficiente. Hay que recuperar la conexión y sintonía con la ciudadanía.
Las primarias abiertas son, en las presentes circunstancias, el mejor método para seleccionar la candidatura presidencial de la oposición democrática por la ausencia de un liderazgo reconocido por todos. Hay que darle la palabra al soberano.
El procedimiento tiene potenciales virtudes si se materializa adecuadamente. La eventual participación de amplios sectores de la sociedad le concede legitimidad y competitividad a quien resulte electo candidato y a quienes lo postulan, dicho de otra manera, le provee de un fuerte viento cola como ocurrió en 2012 y por extensión en 2013.
Sin embargo, el asunto no es pan comido; supone un esfuerzo político y organizativo considerable en un contexto político que no es el mismo de 2012 porque el sistema se ha hecho más autoritario, más cerrado y represivo. Tampoco la situación de la oposición democrática es la misma, hoy es más débil y vulnerable.
El éxito de las primarias y su proyección competitiva demandan la resolución acertada de los siguientes asuntos: ¿Cuándo se celebran? ¿Quién las organiza y controla? ¿Quiénes pueden postular candidatos? ¿Cuál es el formato: una sola vuelta o ballotage?
La fecha de su celebración debe ser la que conjugue la recuperación política y orgánica de las fuerzas políticas democráticas, el avance neto de la conformación de la unidad con el tiempo suficiente para neutralizar cualquier tentativa del oficialismo de manipular ilegalmente el calendario a su favor como lo hizo en 2018. Estamos hablando del segundo semestre de 2023.
Sobre quién las convoca, rige, controla, organiza y suministra la infraestructura y logística necesaria para su celebración hay un debate sobre si en ese proceso solo intervienen las fuerzas democráticas en cooperación con sectores de la sociedad civil o se le solicita ayuda al CNE. En este tema hay que ser serios y pragmáticos. Yo me decanto por solicitar la ayuda del CNE en algunos aspectos: el registro electoral y el uso de los locales escolares como centros de votación. Hasta allí llegaría la intervención del CNE por razones de seguridad del proceso mismo y de quienes participen.
La necesaria amplitud de la coalición unitaria determina que en las primarias postulen candidatos todos los sectores partidarios reales del cambio político. Traducido en nombres nos referimos a todos los grupos políticos nacionales y regionales que se unieron para derrotar al régimen en la repetición de los comicios para gobernador del estado Barinas en enero del presente año. Además hay que trabajar para lograr incluir en la unidad y en la participación en las primarias a Vente Venezuela, Fuerza Vecinal, Movimiento Lápiz, Encuentro Ciudadano, Movimiento Democracia e Inclusión y otros sectores del chavismo disidente.
Lo más conveniente en razón de la complejidad, costo y seguridad del proceso de primarias es elegir el candidato de la unidad en una sola votación. No es verdad que la legitimidad, fortaleza, representatividad y competitividad del elegido en las primarias dependa del porcentaje con el cual fue elegido. El uso del ballotage no forma parte de la tradición electoral venezolana. Si en el proceso participa un número significativo de ciudadanos y si el mismo cumple con todos los requisitos para calificar como uno libre, justo, pulcro, verificable la candidatura surgida de las primarias tendrá la capacidad y el potencial de polarizar rápidamente con la del oficialismo con todos los efectos y consecuencias del caso.
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