El país se cae a pedazos y es más que evidente. Decirlo es ya algo recurrente y el qué hacer ante esto es lo que espera la gente. El piloto gobiernero le aumenta la velocidad al vehículo sin freno llamado superinflación y la pista económica se destruye cada vez más. Estos meses son decisivos para muchos. Una puerta rechina a punto de cerrar y un nuevo capítulo se abrirá en esta tierra de libertadores. El país aumenta sus exigencias y los ciudadanos aún más. Debemos estar a la altura de las circunstancias y si no, picha y apártate.
Una de las decisiones más trascendentales y de imperiosa necesidad es darle respuesta inmediata a las distintas interrogantes que hoy agobian a la ciudadanía venezolana. Hasta al más académico la frustración lo domina. La gente pide claridad, respuestas y más aún, unión entre los distintos factores que hoy lideran el sentimiento de cambio. La abstención sin acción es nula; quiero salir a bailar y tú no quieres, entonces, dame otra opción porque quiero salir. Ejemplo básico de lo que está sucediendo hoy en Venezuela.
Pana, no estamos condenando el voto, es «votar» bajo estas condiciones porque seríamos cómplices por acción, de eso estamos claros los que habitamos en este «Serengueti político» pero, ¿cuándo será el día en que se va multiplicar la información de este punto en los sectores donde no llega Twitter ni cable hogar?, ok, no vamos a participar, dejaremos solos a los dictadores para que el mundo sepa que los rechazamos y, ¿qué más?, ¿me acuesto en el chinchorro bajo la mata de mango? Estas son unas de las millones de preguntas que se hacen a cada instante los venezolanos. Debemos darle respuesta cuanto antes porque el tiempo NO se detiene.
Para esto es urgente tener los vitales debates con altura política para definir la estrategia, pero la acción debe ser una sola ruta, unísona y contundente que devuelva la esperanza y la fe que hoy están perdidas. Se necesita una unidad real y verdadera. Más que una corroída retórica, el pueblo clama a todo pulmón una unión sólida ante la hecatombe que nos consume. El pueblo está esperando con ansias que sus líderes dejen las peleas estériles y riñas por las redes y empiecen a salir a organizar, informar, direccionar y articular la mayoría que anhela libertad. Es importante dejar de buscarle un solo color a la razón y entender definitivamente que esta tiene diversos matices, porque es esa interminable búsqueda de la razón absoluta e irrevocable el motivo por el cual están en el abismo que están.
Más allá de eso, al parecer muchos no han entendido que luego de las «elecciones» un nuevo episodio empieza en el capítulo Venezuela. Un episodio que va a medir el nivel de compromiso que se tiene con el país y con su reconstrucción, va a medir el grado de interés que se tiene con la patria o con el bolsillo, que va a medir los decibeles de las convicciones que se tiene con el cambio que hoy se profetiza pero que mañana se usa como plataforma embajadora, se va a ver quién es quién porque aquí, el presente y el futuro lucen aterradores y espeluznantes en donde la unidad debe ser casi titánica, la organización ha de ser casi perfecta, el mensaje ha de estar cargado de una esperanza acérrima y una fe infinitamente profunda porque, como dicen en la tierra llanera de un compadre: «Luego del 23 nos vamos a ver el cuero, primo…»
@JorgeFSambrano
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