Tras ser liberadas por interrumpir la final del Mundial de Fútbol 2018, las cuatro integrantes del grupo de punk Pussy Riot fueron nuevamente detenidas por el gobierno de Vladimir Putin.
Tras manifestarse en el estadio Luzhniki en Moscú el 15 de julio, ingresando a la cancha donde se disputaba la final entre Francia y Croacia, Veronika «Nika» Nikulshina, Olga Kuracheva, Olga Pakhtusova y Petya Verzilov fueron interceptadas por los agentes de seguridad y condenadas a 15 días de arresto, con la prohibición de asistir a eventos deportivos por tres años.
Esta vez, el mismo día que fueron liberadas, las cuatros mujeres fueron acusadas de «organización y celebración de eventos públicos sin previo aviso por escrito». Así lo consignó el grupo activista a través de su cuenta de Twitter.
Explicaron que «después de 15 días de arresto, nuestras chicas terminaron en la estación de policía. Se están riendo y cantando canciones sobre libertad pese a esto». Verzilov, una de las integrantes también detenida, señaló que la policía de Luzhniki «dice que hay una orden» que determina que estarán detenidas «hasta que finalicen unos procedimientos» y acusó que «no se han presentado cargos».
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