En un inmenso ladrillo de 3.200 palabras publicado en Aporrea Rafael Ramírez, el principal culpable del desastre de Pdvsa, hace un intento de autorretrato en el cual aparece como héroe.
Y Venezuela se pregunta: ¿héroe de qué? Bajo su funesta labor como ministro de Energía y Petróleo y presidente de Pdvsa desde 2002 hasta 2014, la empresa petrolera que había sido una de las cinco principales del mundo se convirtió en una quincalla importadora de pollos medio podridos, entre muchas otras tragedias.
¿A quién engaña Ramírez Carreño? ¿Qué está buscando? Es sencillo. Ayudado por un grupo de aliado$$$ trata de crear la imagen de un “chavista originario” para aspirar a la presidencia de Venezuela. Pretende que haber sido lugarteniente de Hugo Chávez representa una credencial de buen venezolano, cuando es realmente la de un cómplice corrupto del paracaidista que entregó Venezuela a los cubanos castristas.
En el ladrillo publicado por Aporrea Ramírez Carreño hace una enumeración de sus actividades durante su mandato petrolero, bautizándolas como de gran contenido patriótico, cuando en efecto, llevaron a Pdvsa a la ruina.
Veamos lo que dice:
- Describe una pretendida victoria “popular” contra el paro nacional que expulsó a Chávez del poder. Chávez fue realmente reintegrado a la presidencia por Raúl Baduel, luego asesinado por el chavismo. La complicidad de las Fuerzas Armadas sería premiada por Chávez con el manejo militar de múltiples gobernaciones y de más de 60 empresas del Estado.
- Al ser nombrado ministro y presidente, dice Ramírez en su ladrillo, decidió “refundar” la industria, convertirla “en una empresa al servicio del pueblo”. Para eso no se le ocurrió nada mejor que transformar a Pdvsa en una empresa repartidora de comida semipodrida, constructora de viviendas que se caían al poco tiempo, criadora de búfalos y fabricante de adoboncitos, repartidora de limosnas en dinero efectivo o comidas con exigencias de lealtad política a la revolución. El efecto de esas decisiones miserables no se hizo esperar. La producción bajó de 3,2 millones de barriles diarios en 1998 a unos 2,3 millones de barriles diarios en 2011, una pérdida de casi 1 millón de barriles diarios, enteramente atribuibles al desastre gerencial instalado en Pdvsa por Ramírez y a su entrega de Pdvsa al régimen chavista tutorado por los castristas.
- Habla Ramírez de haber “restablecido el control del Estado sobre la industria petrolera, de combatir el secretismo y promovido la diversificación de mercados, incluyendo a Petrocaribe”. Lo que hizo en realidad fue cambiar a los antiguos contratistas extranjeros en socios, dueños del 40% de la producción de la faja del Orinoco, cambiar las condiciones de asociación, lo cual hizo que se fueran todas las empresas extranjeras menos una o dos; eliminó los informes de Pdvsa a la Security Exchange Commision y los informes anuales de la empresa; dejó de publicar el PODE, informe del Ministerio de Energía y Minas; llevó a cabo una repartición de petróleo subsidiado a Cuba y a los países de Petrocaribe, lo cual le ha costado a Venezuela cerca de 80.000 millones de dólares en regalos y subsidios que salieron de los hígados de los venezolanos, una gigantesca masa de dinero que es hoy irrecuperable.
- Dice que “recuperó los inmensos volúmenes de gas natural encontrados Costa Afuera”. En realidad este gas está aún allí, sin desarrollar, con la excepción del yacimiento Perla en el Golfete de Coro, el cual ha sido un rotundo fracaso económico hasta ahora. En los trabajos que se hicieron en relación con esos proyectos fallidos de gas costa afuera se llevaron a cabo grandes fraudes financieros, relacionados con los arrendamientos de la gabarra de perforación Aban Pearl y las dos gabarras de Petrosaudí, que representaron millones de dólares en pérdidas para la nación, pero dieron gran riqueza hasta ahora impune a varios miembros de la pandilla Pdvsa estrechamente relacionada con Ramírez.
- Habla Ramírez de haber “nacionalizado” la faja del Orinoco, cuando lo que hizo fue desnacionalizarla, al convertir contratistas extranjeros en socios. Todo ese tinglado se vino abajo y hoy la faja es, en gran medida, un cementerio de chatarra.
- El muy descarado Ramírez afirma que la existencia del petróleo en la faja “era escondida por las transnacionales y la vieja Pdvsa”. Esta es una falsedad ridícula por cuanto la existencia de los recursos de la faja era conocida desde 1936 y fue presentada en detalle al mundo hace 55 años, en 1967, durante el Séptimo Congreso Mundial de Petróleo llevado a cabo en Ciudad de México, presentación hecha por los geólogos José Antonio Galavis y Hugo Velarde, por cierto bajo mi supervisión.
- Agrega el farsante Ramírez que “las transnacionales pretendían llevarse ese petróleo pagando solo 1% de regalías”, cuando lo cierto es que esa regalía menor acordada de manera temporal fue hecha para incentivar la inversión multimillonaria de los mejoradores de la faja, plantas que hacían posible la conversión del petróleo pesado en producto exportable y las cuales, por cierto, fueron abandonadas por el chavismo y hoy se encuentran esencialmente inservibles, lo cual ha obligado al chavismo a importar gasolinas y diésel en cantidades cada vez mayores, algo realmente vergonzoso para Venezuela y que el mitómano Ramírez le oculta a los inadvertidos lectores de Aporrea.
- Habla Ramírez del “prestigio que Venezuela tenía en la OPEP” durante su “presidencia”, cuando la realidad es que el prestigio originalmente ganado por la Venezuela responsable se fue a pique durante su mandato, el de Alí Rodríguez y el del payaso Manuel Quevedo. Hoy en día Venezuela no cuenta en la OPEP.
- Dice Ramírez: “En un período de 10 años logramos ingresar al país 700.000 millones de dólares, de los cuales 500.000 fueron ingresos al Fisco en regalías e impuestos y 200.000 aportes al desarrollo social: Fonden y Fondo Chino, siempre resguardando los recursos presupuestados para las operaciones e inversiones de Pdvsa, los cuales jamás se tocaron: ¡habría sido una estupidez matar la gallina de los huevos de oro!”. La realidad es otra: la nación dejó de percibir miles de millones de dólares debido a la declinación en la producción y exportación, a la necesidad de comenzar a importar hidrocarburos a precios internacionales y al derroche de regalos en especie y efectivo a Cuba y a los países parásitos de Petrocaribe. Buena parte del dinero del Fondo Chino fue dedicado, lo admite Jorge Giordani, a pagar la campaña del agonizante Hugo Chávez en 2012, con la complicidad de Ramírez Carreño.
- Dice Ramírez: “Éramos el país del Vivir Bien, del que nadie escapaba, pleno de trabajo y oportunidades, con una economía en crecimiento permanente, de 300.000 millones de dólares de PIB, con una inflación controlada, con plenos derechos humanos, laborales, plena vigencia de la Constitución y las leyes y del Estado de Derecho”. Decir esto para describir la Venezuela de Chávez, en la cual ya la gente se comenzaba a ir del país por centenares de miles, en la cual el país entró en quiebra y China y Rusia tuvieron que prestar dinero para sacar a Chávez adelante por breve tiempo, es mentir con total descaro. Ramírez es un mentiroso audaz, quien confía en la falta de información del pueblo venezolano para pretender pintarse como héroe.
- Termina Ramírez agradeciendo al traidor Hugo Chávez su labor en beneficio del pueblo, agradeciendo su “amistad”, que no era otra cosa que su complicidad en el saqueo de la nación. Le agradece haberle prometido que él seguiría siendo su ministro después de su victoria electoral de 2012, la cual –ya se sabe– fue lograda con el dinero del Fondo Chino, despilfarro inútil puesto que ya el paracaidista agonizaba.
Dice Ramírez en su ladrillo ser socialista y chavista hasta el final, es decir, confiesa con orgullo sus crímenes. Con intolerable cursilería dice: “Ese fuego sagrado está intacto en mi alma. He pensado mucho en el país, en nuestro pueblo, sigo trabajando intensamente, y sé lo que tenemos que hacer para salir de este abismo, para restablecer nuestra industria petrolera, nuestra economía y las garantías políticas-sociales de los ciudadanos. Restablecer la Constitución y las leyes, volver a la Plena Soberanía Petrolera y al vivir bien del pueblo”.
Con proclamas decimonónicas como estas Ramírez se está lanzando como candidato presidencial en una Venezuela que él contribuyó poderosamente a destruir.
Yo digo que, a esa gentuza de Ramírez y su pandilla, esté donde esté, hay que denunciarla y desnudarla en toda su fealdad moral y exponerla al juicio de los buenos ciudadanos.
Exhorto a Aporrea, nido del chavismo/madurismo, a publicar este escrito, como contrapartida de lo que publica con la firma de Ramírez Carreño. Eso sería lo justo.
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