En un entorno de debilitamiento de la incidencia democrática internacional sobre Venezuela, con un crecimiento económico interno de impacto limitado, con desigualdades sociales cada vez mayores, con pocas posibilidades de una efectiva negociación entre gobierno y oposición, los venezolanos siguen aspirando mayoritariamente a un cambio político y muestran interés en participar en unas primarias que definan un liderazgo político que conduzca ese propósito.
Estas son algunas de las conclusiones del evento Prospectivas II Semestre del 2022, realizado este jueves en el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, donde especialistas que participan en su Mesa de Análisis Coyuntural expusieron los escenarios del entorno internacional, económico, social y político venezolano.
Al iniciar el encuentro, Benigno Alarcón, director del CEPyG UCAB, explicó que las exposiciones de este foro son producto de un intercambio semanal que se lleva a cabo para analizar las tendencias del entorno desde una perspectiva integral.
Sin cambios políticos, por el momento
En su intervención, Alarcón explicó que para este semestre no se prevén cambios políticos, con el gobierno firme y cómodo con Maduro y su círculo con mayor poder dentro del oficialismo, desplazando a otros factores internos que sin embargo cooperan con él, dado que para ellos es su mejor escenario.
La oposición, mientras tanto, sigue fracturada, con poca disposición a colaborar entre ellos, en gran medida por la desconfianza entre unos y otros y el interés en imponer sus posiciones, lo cual la debilita.
Indica que eso genera una asimetría que hace muy poco probable que avancen las negociaciones entre gobierno y oposición, pues al no haber presión el primero evitará que se generen acuerdos políticos que puedan poner en riesgo su permanencia en el poder.
El director del CEPyG UCAB cree que lo que sí puede ocurrir en el semestre es que comiencen a desarrollarse iniciativas para organizar primarias opositoras, que pueden activar a la oposición para 2023 y a despertar interés entre la población, la cual sigue firme en su aspiración de que ocurra un cambio político y que muestra disposición a participar en tales comicios.
Venezuela quiere primarias y cambio político
Al presentar los resultados de la encuesta de opinión pública efectuada por el CEPyG UCAB a finales de junio, Félix Seijas, director de la firma Delphos, señaló que la mayoría de la población (72,5%) desea un cambio que le permita mejorar su situación y tener un futuro mejor. Ese cambio depende de la vía electoral: por un lado, mediante la escogencia de un candidato único de la oposición a través de un proceso de primarias; y por el otro, votando en las elecciones presidenciales programadas para finales de 2024.
De un universo de 1.200 consultados a escala nacional -donde el chavismo representa 25%, la oposición 36,4% y 37% no se identifica con ninguna de esas opciones, más de la mitad (51,9%) afirmó que está dispuesta a votar en elecciones primarias para escoger al candidato opositor que se mediría con Maduro dentro de dos años.
El porcentaje baja a 40% si el proceso es organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo que sigue generando desconfianza entre el electorado venezolano. Esa disposición de participar en un proceso de primarias luce bastante alta. Normalmente ese número se puede reducir a la mitad, pero aun así justifica la exigencia de celebrar un evento de ese tipo porque se observa un apoyo inédito, por lo menos en Venezuela.
Con respecto a las acciones por emprender, 24,2% dijo que está dispuesto a protestar contra el gobierno. Mientras más opositor es, aumenta más. Seijas expresó que, aunque podría decirse que hay ambiente propicio para la protesta, es difícil que esta se materialice. Solo cuando se trata de reclamar por los servicios (agua, electricidad o gas) aumenta a 44,6%. Pero si la pregunta es si estaría dispuesto a participar en acciones contra el gobierno, 84,3% dice que no, básicamente por miedo.
Gobierno seguirá buscando legitimarse
El análisis sobre el complejo escenario internacional en el que se desenvolverá Venezuela durante el segundo semestre del año estuvo a cargo de los especialistas Elsa Cardozo y Félix Arellano.
Consideran que el gobierno mantendrá su reaproximación a la Unión Europea y a EE UU, manteniendo su rechazo a escrutinios y la exigencia de levantamiento de sanciones, y por otro lado seguirá propiciando apoyos geopolíticos y económicos extracontinentales al precio que impongan las conveniencias ajenas, especialmente por parte de países como Rusia, China, Irán y Turquía.
Asimismo, el gobierno seguirá explorando posiciones, coincidencias y relaciones antisanciones, acuerdos económicos opacos y asimétricos (especialmente en petróleo, en manejos financieros) y apoyo a reanimación de foros regionales convenientes (ALBA, Celac) y abandono o descalificación de los que no lo son. Mostrará posiciones pronegociación sin propósitos de verdaderos cambios políticos ni institucionales. Su interés seguirá centrado en mantener el diálogo directo con la Casa Blanca.
En cuanto a la oposición, Cardozo y Arellano prevén que Estados Unidos mantendrá un apoyo constante pero concentrado y limitado por sus desafíos; Europa reducirá su compromiso con tendencia a reorientación de su incidencia, mientras que Latinoamérica centraría su foco en la emergencia de las migraciones, llamados en derechos humanos, oportunidades políticas y materiales de la relación.
Les preocupa de que se profundicen las divisiones, desacuerdos, pugnas por liderazgo que, desde su interior, la fragmentan y alejan de la sociedad. Esto podría en riesgo el proceso de reorganización, ampliación y revinculación social como Plataforma Unitaria y para las primarias, y adicionalmente provocarían el debilitamiento de la proyección e interlocución nacional e internacional.
Sin cambio político el crecimiento será limitado
En cuanto al escenario económico, el director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, afirmó que la perspectiva para el segundo semestre se mantiene en el terreno positivo, especialmente en términos de venta y consumo, a pesar del freno en el proceso de dolarización que se viene dando como consecuencia de la aplicación del impuesto a la grandes transacciones financieras.
Sin embargo, destacó que la actual política de estabilización del gobierno es muy costosa, dado que el Banco Central cada vez tiene que inyectar más divisas para estabilizar el tipo de cambio. De hecho, señala que, aunque el tipo de cambio oficial se mantiene en 5,61 bolívares por dólar, el tipo de cambio de equilibrio se ubica alrededor de 22 bolívares por dólar.
Pero a pesar de las circunstancias complicadas del entorno mundial y de los problemas internos con la producción petrolera, Maduro sigue en su “zona de confort”, lo que se mantendrá así. “Incluso si el resto de 2022 fuera malo, seguiría casi duplicando a 2021”. Si se produjera una caída del precio del petróleo, su impacto se sentiría en 2023.
Para las empresas los mayores desafíos están en el campo de la competitividad y el aumento del costo de la vida en dólares.
Las proyecciones de Ecoanalítica apuntan a que la variación del PIB anual pasará de 0,9% en 2021 a 9,7% este año; el PIB petrolero de 2,8% a 8,7%, mientras que el PIB no petrolero subiría de 0,5% a 9,8%. Las exportaciones irán de -7,5% a 15,9%, y las importaciones de -84,3% a 15,8% al cierre del presente año.
Se estima que la producción petrolera vaya de 632.000 barriles diarios a 756.700 barriles diarios en 2022 con un precio estimado de 50 dólares por barril para la cesta petrolera en 2021 y de 78,7 dólares por barril en 2022. Las reservas internacionales pasarían de 5.750 MM$ a 4.802 MM$ para este año.
Oliveros señaló que “mientras no se resuelva el tema político, la capacidad de la economía para crecer estará muy limitada”.
“Mejoría” versus mayor desigualdad
Roberto Briceño León, director del Laboratorio de Ciencias Sociales, LACSO, y fundador del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), considera que los cambios que se han producido en la economía y que pueden ser interpretados como mejoría, están provocando una mayor exclusión de sectores sociales que no pueden acceder a esas “mejorías” y a la vez fomentan una mayor desigualdad entre los grupos sociales y a lo interno de esos grupos. De hecho, 92% de la población piensa que la distribución de la riqueza en la sociedad venezolana es injusta.
A su juicio, las tensiones entre grupos sociales se concentran entre aquellos que tienen privilegios políticos o económicos y el resto de la sociedad. Es decir, entre “los enchufados” y los demás.
No obstante, y a pesar del incremento de la desigualdad en el acceso a la salud, la educación y a los servicios, la mayoría de las personas piensa que el país mejorará en los próximos años.
“Pero esta visión optimista del futuro es limitada, pues se observa que casi la mitad de la población está pensando en emigrar y afirma que le gustaría trabajar en otro país”, advierte Briceño León.
Nota de prensa
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