Cansada de la censura en la prensa y la crisis política y económica en Venezuela, María José Vargas renunció a su trabajo como corresponsal de un canal de televisión digital, dejó su natal Anzoátegui y viajó por tierra durante cuatro días hasta llegar a Perú, en 2017. Una vez en la capital peruana, trabajó en tiendas de venta de ropa durante dos años. En febrero de 2019 postuló a una vacante para ingresar a un diario local, pero no hubo respuesta, divulgó IJNet.
“Me chocó mucho no ejercer mi profesión, tuve que empezar desde cero”, cuenta Vargas. Cuatros meses después de postular, el diario decidió contratarla. Este caso, sin embargo, es una excepción en Perú y otros países de Latinoamérica. “Me lo han dicho en mi cara: ‘aquí no hay donde puedas trabajar, lo mejor es que te vayas a otro sitio”, recuerda Yasmina Hera, fundadora de la Asociación de Periodistas Venezolanos en Ecuador (Apevec).
Un estudio del año pasado, publicado por el Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo (Obimid), alertó sobre las deficiencias en la región para insertar laboralmente a los migrantes venezolanos. “Me siento afortunada de poder ser parte de esa excepción a la regla”, dice Yasmin Velasco, quien llegó a Colombia hace cinco años y desde hace año y medio trabaja en la televisión de Bogotá.
Periodistas, venezolanos y migrantes
La falta de vacantes en medios de comunicación es un problema común para los migrantes venezolanos en Colombia, Ecuador y Perú. “Si para el mismo periodista local es complicado, imagínate para nosotros que no somos de este país”, explica María Ceballos, presidenta de la Asociación de Periodistas Venezolanos en Perú (Apevep). Esta situación ocurre incluso con periodistas que han ejercido la profesión por mucho tiempo en Venezuela.
A pesar de sus 22 años de experiencia como periodista en periódicos, radio y televisión, y de conducir un noticiero en el horario prime time de Venezuela, Velasco, por ejemplo, demoró tres años y medio para ingresar a un medio en Colombia. Durante ese lapso tuvo empleos temporales en una inmobiliaria y vendiendo café, aunque nunca dejó de hacer periodismo a través de las redes sociales.
Estas dificultades dejan a la mayoría de migrantes de Venezuela con dos opciones: dedicarse a otros trabajos o aceptar precarias condiciones laborales. El grueso de ellos, además, tiene que pagar arriendo y enviar dinero a Venezuela. “La gente tiene que sobrevivir, pero nos han ofrecido trabajos donde casi quieren que trabajemos gratis”, dice Jasmina Méndez, de la Alianza de Comunicadores Venezolanos en Antioquia (ACVA), en Colombia.
Alianzas ante la adversidad
Para afrontar esa situación, entre 2017 y 2019 periodistas venezolanos en Colombia, Ecuador y Perú decidieron crear tres organizaciones: ACVA, Apevec y Apevep, respectivamente. “Pensamos que, así como nosotros, muchos periodistas venezolanos están tratando de insertarse a los medios y deben estar pasando por las mismas dificultades”, recuerda Méndez sobre la motivación para fundar la ACVA.
Además de apoyar a los periodistas venezolanos a insertarse en medios, esas asociaciones brindan ayuda social. “Tenemos periodistas que durante la pandemia fueron desalojados de sus viviendas y recurrimos a refugios”, cuenta Ceballos, de la Apevep. Esta organización incluso abordó el caso de un periodista venezolano qu, camino a Perú fue dejado sin ropa en la frontera. “Fue tratado a nivel psicológico porque se quería quitar la vida”, dice Ceballos.
Estas asociaciones no solo agrupan a reporteros, sino también a camarógrafos, fotógrafos y locutores. Además, algunas han creado sus propios espacios de difusión de noticias. La ACVA, por ejemplo, cuenta con un portal de noticias en línea y están en proceso de incorporar un nuevo segmento informativo a Alianza Radio, una emisora digital. A esto se suma un boletín de noticias que envían a más de 120 grupos de Whatsapp de venezolanos migrantes.
Cobertura de la diáspora
“Vimos con mucha preocupación que los medios tradicionales abordaban la migración como un problema”, cuenta Ceballos. Por ese motivo, Apevep también ha concentrado sus esfuerzos en abrir plataformas digitales para contrarrestar “el miedo en la población por la llegada de los migrantes” y en formalizar alianzas con universidades peruanas para capacitar sobre la cobertura de la diáspora venezolana en las escuelas de periodismo.
Las asociaciones de Ecuador y Colombia también se han abocado a esa labor. “Los grandes medios solo muestran lo negativo de la migración venezolana”, dice Méndez, de ACVA. En este contexto, uno de los principales retos es la lucha contra la desinformación y las fake news. Hera, de la Apevec, por ejemplo, explica que ellos no publican información que no tengan «de primera mano”.
Vargas, precisamente, se está especializando en la cobertura de la diáspora venezolana, de la que ella es parte. «Vengo de un país donde hay tantas limitaciones y siento que ejercer el periodismo en Perú me permitió reconciliarme con la profesión”, agrega. Ahora, desde esta posición, reafirma la importancia de cubrir la migración: “Los comunicadores tenemos la responsabilidad de ‘echar el cuento bien’ y borrar el estigma, que hace muchísimo daño”.
Por Ernesto Cabral
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