Disney anunció recientemente que para mediados de 2019 eliminará de sus parques y otras instalaciones los pitillos, debido a que solo en Estados Unidos se consumen 500 millones de unidades al día.
Se eliminarán también los removedores plásticos para disolver el azúcar en bebidas como té y café.
Con esa medida el consumo global de los pitillos y removedores se reducirá en 175 millones y 13 millones de unidades, según explicó Disney.
«Hemos reducido nuestras emisiones de gases de efecto invernadero en 41 % en 2017 y desviado casi 50% de desechos, lo que significa un progreso en nuestro objetivo de lograr cero emisiones de gases efecto invernadero y desechos, y a la vez ahorrar recursos hídricos», señala un comunicado de Disney.
La página web del movimiento «The Last Plastic Straw» (LPS), que proclama su pertenencia a la Coalición contra la Contaminación Plástica, se hace eco en un lugar destacado del anuncio de Disney, que en esto ha seguido los pasos de otras como Starbucks y Alaska Airlines, además de negocios pequeños en distintas zonas de EE UU, Puerto Rico, Antigua y Filipinas.
Fundado por la californiana Jackie Nunez, que tuvo la idea cuando en 2011 le sirvieron un vaso de agua con un tubo plástico para sorber que no había pedido, LPS se define como un proyecto de voluntariado comunitario que defiende la necesidad de ser drástico con el plástico para salvar nuestras costas.
Luego de indicar que poniendo uno detrás de otro los pitillos que se consumen a diario en Estados Unidos se podría dar dos veces y media la vuelta al planeta Tierra, el movimiento propuso un desafío muy simple en pro del medio ambiente, los animales y la salud.
Invitó a los restaurantes, bares, cafeterías y similares a eliminar voluntariamente los pitillos y a quien lo pida expresamente facilitarle uno hecho de materiales biodegradables o reutilizables.
Al ciudadano le pidió que cuando ordene una bebida en un restaurante o bar especifique que no quiere pitillo y aliente a otros a hacer lo mismo, además de informar a camareros y encargados de las razones y de cómo sumarse a este movimiento.
Básicamente lo que piden es menos consumo, menos desechos y menos pitillos para acabar con el problema en la fuente antes de que llegue a los ríos y a los mares y afecte a los animales que los habitan.
«Juntas 25.000 personas pueden ahorrar 5.000.000 pitillos al año», dice uno de los lemas de LPS.
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