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Debemos volver cuanto antes al control monetario

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Hace casi un mes, en el capítulo 33 del Diario político de la invasión escribía: “Las noticias sobre Ucrania ya no son las principales de los medios, da la sensación de que se han transformado en parte de la información importante pero rutinaria”, como sí lo habían sido durante más de 100 días. Ahora, en el día 143, están en una posición subyacente en la que se utilizan para justificar situaciones y perturbaciones económicas probablemente para encubrir otros problemas de gestión económica y de cierta prodigalidad en la utilización de los fondos públicos.

En mi anterior ensayo La Pirámide de la Libertad, mencionaba que dentro de la economía de mercado se utilizaban dos teorías, el monetarismo evolucionado “hacia la escuela de Chicago, defensora acérrima del libre mercado, complementado por un control estricto monetario, por lo tanto, de la inflación y de los tipos de interés liderado por Milton Friedman y George Stigler. En competencia con John Mainard Keynes, en su obra teoría general del empleo, el interés y el dinero, que explica que el gasto público genera un efecto multiplicador de la economía, lo que provoca el incremento de la demanda y, por lo tanto, la activación de la economía, lo que puede ser útil en las épocas de recesión y crisis económicas”. Estas teorías, una propugna una menor intervención del Estado y la otra mayor, en la realidad práctica ambos modelos se utilizan por todos los gobiernos en función de la situación concreta.

Dentro de la pirámide de la libertad, o sea de la democracia, los derechos humanos, la igualdad, la economía de mercado, la honestidad y la fraternidad, a la izquierda le gustan más las teorías keynesianas, y a la derecha, el monetarismo. Como he remarcado en otras ocasiones en el mundo, en las últimas décadas, ha funcionado y parece que bien el monetarismo con algunos toques keynesianos coyunturales, es decir control riguroso monetario y de inflación con toques expansivos de endeudamiento público y aumento de la oferta monetaria. Como ocurrió en reacción a la crisis financiera de las hipotecas subprime de 2008, sobre todo por Estados Unidos, con cierto éxito, el mundo volvió rápidamente al control monetario y por lo tanto de la inflación con excelente resultado. Con la pandemia de 2020, liderado también por Estados Unidos, el mundo se lanzó con mayor fuerza a la expansión de forma más duradera sin poner en claro cuándo y cómo los Estados volverán al control monetario, generando de forma muy peligrosa una importante inflación desconocida desde hace décadas. La conclusión es evidente, hay que volver de forma inmediata al control monetario si no queremos entrar en una grave y duradera crisis económica.

Además, las crisis económicas generan todo tipo de problemas económicos, sociales y políticos. La pandemia fue generada desde China, y de la que son responsables de su origen y su falta de información y transparencia desde su inicio y todo su desarrollo. Hasta el día de hoy, seguimos sin la adecuada información por parte del gobierno chino. He escrito abundantemente sobre las excesivas limitaciones de libertades en casi todos los países, debilitando nuestras democracias y los derechos humanos en el mundo, pero lamentablemente ese fenómeno persiste después de tres años de la aparición de la COVID-19.

También es lamentable que a los gobernantes les tire el autoritarismo y populismo, les encante gastar todo lo que se pueda, y si es posible de esta manera, encubrir sus errores, comprar votos con políticas expansivas para perdurar en el poder lo máximo posible y debilitar cualquier acción de oposición y de respuesta social.

En este contexto, políticos caraduras que desgraciadamente son demasiados en el mundo, posiblemente ahora de forma coyuntural, la mayoría, se quiere justificar para continuar el despilfarro económico y limitaciones de las libertades en la invasión de Ucrania. Esta excusa no puede funcionar y los números no cuadran en absoluto. El PIB de Ucrania es de 155.600 millones de dólares, el de la Unión Europea es de 16,4 billones de euros. Es decir, el PIB de Ucrania es menos del 1% del PIB de la Unión Europea. Subyace un problema de fondo que es la dependencia del mundo y concretamente de la Unión Europea de hidrocarburos, petróleo y gas, este hecho nos debe servir para aprovechar la coyuntura para acometer la urgente y necesaria transición energética.

Entiendo que el mundo, los países y las estructuras políticas y económicas se muevan lentas y que es difícil, a veces, hacerlo más rápidamente. Actualmente nos movemos en cuatro ejes sobre los que debemos acelerar los procesos.

1.-Resolver la invasión de Ucrania para lo cual no hay más remedio que apoyar fuertemente a Ucrania dotándola de más medios económicos, ayuda para paliar el sufrimiento de los ucranianos dentro y fuera del país, muchas más armas, apoyo militar y de inteligencia y por supuesto de logística y el apoyo satelital.

No hay de otra porque está en riesgo la democracia mundial y hasta el funcionamiento social y de las vidas de los habitantes de importantes países. Creo que se está haciendo bien, hemos avanzado, pero se necesita más velocidad en los apoyos y en la toma de decisiones.

Como ya he repetido muchas veces, la solución no es otra que la salida total de Rusia de su país vecino y el pago de indemnizaciones económicas por el daño realizado tanto en infraestructuras como físicos, violaciones, secuestros y asesinatos a la población ucraniana.

Ayer Zelenski dijo “restauraremos todo lo que destruyan. Cada una de las de las más de 2.000 instituciones educativas: todos los jardines de infancia, todas las escuelas, institutos, universidades. Preservaremos nuestra humanidad y nuestro civismo”. De Rusia dijo “no existen palabras que puedan describir el estado al que se ha degradado“.

La salida de Rusia de Ucrania debe ser total incluyendo el Donbás y Crimea. Se le debe decir a Putin que las medidas de coerción políticas, sociales y económicas a Rusia se mantendrán hasta la salida total y el pago de todas las indemnizaciones. Yo exigiría una petición pública de perdón y el enjuiciamiento de Putin y otros líderes militares rusos por crímenes de guerra y de lesa humanidad.

2.-Preparar y retornar la economía de los países y del mundo al control monetario cuanto antes.

3.-Acometer de forma urgente la transición energética aplicando todas las medidas ya comentadas en anteriores capítulos, potenciando al máximo y a la mayor brevedad y velocidad posible todas las energías renovables, alargar al máximo la vida de las centrales nucleares y la construcción de nuevas, ahorro energético en el uso familiar, empresarial, de ocio, y de vehículos. Búsqueda y explotación de nuevos yacimientos de gas, desarrollo de la utilización del hidrógeno como nueva alternativa energética. El final del proceso así debe ser, con la única alternativa del uso de energías renovables. Puede ser que para conseguirlo tardemos hasta 50 años con implementación gradual y con resultados parciales a corto y mediano plazo lo que será bueno y eficiente para el mundo, de acceso democrático para todos los países, sin dependencia de los países totalitarios, tramposos y gamberros. Resolverá el grave problema del cambio climático y tendremos energía barata, ecológica e inagotable.

4.-Avanzar en la democratización del mundo, de los derechos humanos, la libertad, la igualdad, la honestidad y la fraternidad, conceptos que están contenidos en la pirámide de la libertad. Eso debe incluir a todos los países y a las estructuras políticas internacionales carentes de origen y funcionamiento mínimamente democrático. Deberíamos acometer la extensión del Estado de bienestar en el mundo a la máxima velocidad posible.

http://carlosmalodemolina.com/

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