Es desconcertante cómo a la oposición venezolana, enfrentada al régimen chavista, le ha sido imposible alcanzar un momento, un espacio, para mostrar que está unida. Poder exhibir ante el mundo y los ciudadanos que tienen un objetivo común y que están en sintonía con el sentimiento de los venezolanos de querer cambiar el régimen político.
A estas alturas creo firmemente que esta unidad no ha sido posible porque aún no se ha podido mostrar o entender quién es el enemigo de los venezolanos, que de partida no son los mismos opositores.
Hay infinidad de quejas, denuncias de abuso, actos descubiertos de violación de derechos humanos, gentes inocentes en las cárceles, mártires que superan el centenar sobre todo en los sectores juveniles, pero a pesar de todo no hemos podido lograr ese cénit, materializar un espíritu unitario capaz de enfrentar al enemigo de todos.
No ha podido la oposición patriota que aspira a rescatar la democracia y la libertad descubrir la imagen, la figura, el discurso del enemigo. Esto ocurre sencillamente porque los distintos líderes y partidos tienen una visión borrosa, confusa acerca de quién es nuestro verdadero enemigo e intentan buscarlo equivocadamente en sus propias filas. Lo cual debe provocar muchas burlas de los estrategas del régimen.
En general, rechazamos la relación entre Cuba y Venezuela y sobre todo su intromisión en asuntos internos del país. Maduro llegó al extremo de plantear -no sé si lo logró- que un representante del gobierno cubano asistiera a todas las sesiones del presidente de la república con sus ministros. Esta invitación no puede verse como una mera formalidad. Su insistencia en la presencia en los gabinetes del gobierno de los representantes del castrismo era porque pretendía validar la intromisión cubana en cada acto de gobierno. La pregunta clave que debemos hacernos es la siguiente: Todos sabemos lo que envía Venezuela a Cuba, en su afán de sostener económicamente ese régimen comunista. Se habla de los barcos llenos de petróleo, el pago generoso de los funcionarios incrustados dentro de los organismos que controlan la información ciudadana, la participación -nefasta- en los centrales azucareros del país, el entrenamiento en materia de torturas y vejaciones a presos políticos. Lo que no sabemos, desconocemos, estamos engañados, es aquello que Cuba le manda a Venezuela, que no son solamente los seudomédicos para Barrio Adentro, los entrenadores deportivos, los asesores técnicos obsoletos. Desconocemos cuál es el material secreto que manda Cuba a Venezuela y que funciona como elíxir venenoso para sostener el régimen chavista aun dentro del mayor fracaso administrativo que ha conocido Venezuela en toda su historia.
Primero hay que saber qué componentes inmateriales envía Cuba a Venezuela para alimentar el Alto Mando Militar, al extremo de corromperlos y destruir el espíritu de la Fuerza Armada Nacional, que ya no existe. Cuáles son los instrumentos de persuasión y orientación que aplica a los que ocupan las funciones más importantes del país, cómo afectan el comportamiento y las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia, cómo se opera en la conciencia de los jueces para que se dediquen, en lugar de buscar la justicia, a reprimir, encarcelar al oponente. Cuáles son las tácticas para arrojar en el foso de la corrupción a funcionarios /organizaciones que deciden seguir la senda que hábil y de forma manipulada señalan los expertos cubanos en espionaje, inducción de la corrupción, expansión del narcotráfico, destrucción de valores morales. Consignas que corroen totalmente la capacidad de resistirse al afán de usurpación velada del poder por parte de las mafias comunistas cubanas. Deberíamos preguntarnos: ¿por qué cada vez que ocurre un conflicto serio que amenaza la seguridad del régimen, vemos partir en la noche, secretamente, un avión a Cuba llevando a Maduro y sus más secretos apoyos? ¿Irán en búsqueda de la pócima que le entregará el KGB cubano para salvarse del escollo político del momento?
La única manera de alcanzar la unidad de la oposición venezolana es aceptando y reconociendo quién es el enemigo. ¿A quién combatimos?, ¿cuál es su estrategia y tácticas?, ¿cuáles fuerzas ocultas o veladas son las responsables de llevar a cabo las consignas perversas de la represión cubana, la cual sabe exactamente lo que significaría para la estabilidad de esa isla perder a Venezuela como bastión, cómplice a la vez que víctima de todos sus crímenes históricos?
Por favor, siéntese el liderazgo opositor en torno a la búsqueda de un acuerdo principal, lograr un reconocimiento colectivo, un develamiento de quién es el enemigo de la democracia venezolana, a quién le perjudica y hasta destruye que los venezolanos sean libres. Es el camino directo para que podamos remover a los culpables de la desnutrición infantil, los ataques perversos a las familias, la destrucción de empresas productivas, el encarcelamiento de inocentes que luchan por la libertad. Repito: Hay que crear la unidad en torno al reconocimiento de quién es nuestro enemigo. Enfrentémoslo con valor, después pueden venir las peleítas menores, pero hoy: Todos contra el enemigo.
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