El concepto de municipio se inicia en España en el siglo XIX con el proceso revolucionario de 1868, tuvo por objeto primordial la sustitución del modelo político moderado centralista por otro más descentralizador. Una de las primeras medidas que se tomaron fue la descentralización de la administración, con el fin de suprimir la fuerte tutela a la que estaba sometida. Se introducen reformas en la organización local por la Ley Municipal de 1870 caracterizada por realizar una división entre los aspectos administrativos y los políticos de gestión local, concediendo una amplia autonomía a lo administrativo y subordinado al estado central todo lo relativo a la cuestión del ámbito político, con la finalidad de hacer una delimitación de los impuestos entre la administración central y la local. También para defender la organización provincial y por la intervención del rey o las cortes a fin de impedir la extra- limitación de los municipios y diputados en sus funciones.
Además, mantiene el carácter electivo de las autoridades locales y permiten, por primera vez, que los municipios puedan formar entre si asociaciones y comunidades. Así, en España la ley municipal de 1870 en su artículo 67 dice que la creación de servicios municipales para el arreglo de la vía pública, comodidad e higiene del vecindario, apertura y alineación de calles, plazas y toda clase de vías de comunicación, era de exclusiva competencia municipal.
Por otra parte, se puede decir que el municipio comprende todos aquellos recursos, actividades, espacios y actores que se inscriben dentro de la jurisdicción municipal de los gobiernos locales. Las funciones regulatorias y administrativas ejercidas tienden a generar un sentido de pertenencia. El desarrollo sostenible articula el municipio con otros territorios, generando una interrelación dinámica que permite el funcionamiento de la economía circular, la cultura, y las comunidades locales. Ante este panorama no es posible pensar en una autonomía municipal desvinculada de otros territorios y del sistema nacional en su conjunto, surgiendo así el desafío de diseñar y gestionar políticas que armonicen con las políticas sectoriales del nivel nacional. En esta armonización los municipios están llamados a tener un papel relevante,concibiendo al municipio como una unidad de gestión y planificación del desarrollo, se busca una mayor integración de espacio, recursos, actores, actividades, instituciones, mercados y políticas públicas a nivel local.
El municipio en la historia de Venezuela ha tenido un papel importante, no solo en la Colonia con su práctica autonómica, sino en su dinámica política a propósito de la independencia. La Constitución de 1909 estableció que los Estados se dividían en municipios, a partir de la Constitución de 1961 se establece la responsabilidad del Estado venezolano sobre la organización y división político territorial de los municipios y demás entidades locales, bajo la concepción de un Estado federal y un gobierno democrático, representativo, responsable y alternativo; con la carta magna del año 1999 el municipio asume como paradigma político, la democracia representativa, protagónica y participativa, donde la comunidad además de elegir a sus participantes, revoca y es corresponsable.
El municipio venezolano tiene personalidad jurídica pública territorial, tiene facultad de administrarse y gobernarse, así mismo dentro de su competencia, cumpliendo funciones públicas específicas y haciendo uso para ello de normas y órganos de su propio gobierno; este se ejerce a través de cuatro funciones: la función ejecutiva desarrollada por el alcalde o alcaldesa, a quien corresponde el gobierno y la administración; la función deliberante que la ejerce el concejo municipal, integrada por concejales; la función de control fiscal que le corresponde al contralor municipal en los términos establecidos en la ley y ordenanzas, y por último la planificación que se ejecuta en corresponsabilidad con el consejo local de planificación pública.
Los municipios tienen las siguientes atribuciones según la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela del año 1999 y la Ley Orgánica de Régimen Municipal vigente: a) ordenación territorial y urbanística, patrimonio histórico, vivienda de interés social, turismo local, parques y jardines, plazas, balnearios y otros sitios de recreación, arquitectura vial, nomenclatura y ornato público; b) vialidad urbana, circulación y ordenación del tránsito de vehículos y personas en la vía municipal, servicio de transporte público urbano de pasajeros y pasajeras; c) espectáculos públicos y publicidad comercial con relación a los intereses y fines específicos municipales; d) protección del ambiente y cooperación con el saneamiento ambiental, aseo urbano y domicilio, servicio de limpieza, recolección y tratamiento de residuos y protección civil; e) atención primaria de salud y educación preescolar; f) servicio de agua potable, electricidad y gas, alcantarillado, canalización y disposición de aguas servidas; y g) justicia de paz, prevención, protección vecinal y servicio de policía municipal.
Perspectiva de la gerencia municipal
En el sector público se requiere institucionalizar un «enfoque de integración» orientado a explorar potencialidades; facilitar y resolver rápida y eficazmente los problemas de gestión que aparezcan; fortalecer la capacidad gerencial de los organismos de integración nacionales y pensar fórmulas creativas y diseños organizacionales originales para los organismos nacionales, regionales y municipales. Todo ello requiere innovaciones sustanciales, entre otros aspectos, en la gerencia pública.
El tema de la gerencia se ha convertido claramente en una de las grandes cuestiones de nuestro tiempo. Actualmente la buena gerencia es uno de los recursos más codiciados en las organizaciones. Un recurso que, en análisis de toda índole, marca diferencias de competitividad entre las naciones de un modo muy significativo. Se trata de un recurso estratégico y por otra parte escaso. Tratando de alguna manera de conceptualizar el término, podríamos decir como lo hacen las Naciones Unidas, que gerencia es «la capacidad de obtener los resultados deseados mediante organizaciones».
No hay ninguna actividad significativa de la vida de las sociedades modernas que no se desarrolle mediante organizaciones. Gerenciar es tratar de lograr las metas previstas mediante ese modo de aglutinación de esfuerzos, característico de las sociedades humanas en esta época histórica. Nuestro mundo está caracterizado por la complejidad,en este sentido los modelos y estrategias de gestión para el desarrollo local están experimentando un giro hacia la planificación ascendente. La necesidad de lograr una mayor integración entre las políticas de desarrollo nacional, regional y los procesos y demandas a nivel local. La naturaleza de este giro no se limita a las modificaciones de las estructuras locales o a determinadas funciones reguladoras político-administrativas, sino que buscan otorgarles a los municipios un rol estratégico en la construcción de políticas y modelos de gestión de desarrollo local. Sin embargo, no es conveniente llevar a los gobiernos locales y a los actores sociales a procesos de planificación ascendentes, sin dotarlos a su vez de instrumentos flexibles para su apropiación, que les permita incrementar y multiplicar sus capacidades.
Todo proceso que pretenda impulsar y gestionar el desarrollo municipal debe comenzar por elaborar un análisis de las competencias y coincidencias de los distintos sectores que conviven en el territorio, dicho proceso no debe limitarse al estudio de las facultades establecida por la legislación nacional, sino que hay que valorar las limitaciones existentes en el ámbito de desarrollo local, adoptándose el mayor número de mecanismos de participación social en los modelos de gestión fortaleciendo las capacidades financieras, administrativas, técnicas y gerenciales locales.
Adaptar la estructura organizativa de las alcaldías a los requerimientos cambiantes del medio, tomando en cuenta la nueva realidad de los consejos locales de planificación pública. La planificación estratégica es el instrumento a partir del cual se debiera elaborar el plan anual de actividades en el que se incluyan los objetivos y metas a lograr en el periodo, con un claro conocimiento de los recursos asignados para la consecución de cada una de las actividades como de los potenciales recursos extramunicipal. Este proceso de planificación se puede también convertir en un instrumento de negociación política y financiera del municipio frente a los organismos centrales de gobierno, de empresas privadas e instituciones internacionales.Conformar un presupuesto basado en actividades y orientado a objetivos y complementarlo con un sistema de control de gestión como el control de mando integral orientado a resultados a corto, mediano y largo plazo, el control de mando integral contiene indicadores que permiten verificar la efectividad de la gestión con relación a las políticas organizacionales y los procesos llevados a cabo, reduciendo la incertidumbre con relación a la tarea que se realiza y al cómo y cuándo debe ejecutarse.
La lógica implícita es desarrollar un conjunto estructurado de propuesta que permitan atraer los recursos y el interés tanto público como privado de orden nacional e internacional en torno al desarrollo local, incorporando a todos los actores que conforman las fuerzas vivas de un municipio.
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