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Sonia Sanoja y Gego: Formas incorpóreas en movimiento en perpetua resonancia

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Por STEFANIE REISINGER

Sonia Sanoja y Gego fueron parte de un vital grupo de artistas que colaboraron en atinadas ocasiones emparejando sus respectivas áreas de actividad artística. Nada era casual, mas su desarrollo era orgánico y nada calculado. Los unía la simplicidad, precisión y el propósito de crear espacios creativos por medio de la materialidad e inmaterialidad, lo palpable y lo fugaz. Simplicidad no debe entenderse como la pérdida de complejidad o multidimensionalidad. Para ellas significaba crear escenificaciones con un mínimo de sustancia, acciones y movimientos. Especialmente en el caso de estas dos mujeres artistas, quien estuvieron en un lugar de suma importancia en el medio artístico de Caracas a partir de finales de los años 60, unidas por un intenso intercambio creativo, y sobre todo, por una profunda amistad que las llevaría a presentar esa colaboración al público.

El 9 de octubre de 1977 Gego inauguró suprimera retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber. Fue una de esas ocasiones muy bien escogida y, sin embargo, espontánea, como mencionamos antes: Gego invitó a Sonia Sanoja a montar su primera serie de acciones coreográficas en relación con sus obras, combinándolas en una instalación expansiva en varias salas del museo. Coreogegos fue el título de estas acciones coreográficas de Sonia Sanoja con los objetos de Gego, originados a partir de un largo proceso de reflexión. Según la bailarina, fue el resultado de años de conversaciones, intercambios e improvisaciones experimentales:

“Yo diría que estas Coreogegos que hoy presento vienen de muy lejos, de una amistad que a través de muchos años ha estado alimentada por una mutua comprensión en el plano artístico. (…) En cierto modo, las esculturas de Gego acompañaron mis primeros pasos como solista. Nunca olvidaré que fueron Gerd y Gego, los dos amigos artistas que quizás mayor estímulo me dieron para afrontar esa modalidad que, lo sé, es muy poco frecuente dentro de la danza contemporánea: presentar sola en escena, un espectáculo completo. Fue precisamente en el patio de la casa de Gego y Gerd, donde yo ensayaba, ante un pequeño grupo de amigos, mis primeros programas como solista. Recuerdo que Gego, desde la planta alta, a través de una de sus esculturas, ensayó una iluminación para una de las coreografías (…)” (1).

En un contexto más general, este grupo de artistas —y estoy citando sólo a algunos— combinaron la pintura, las artes gráficas, así como el diseño (Mercedes Pardo and Gerd Leufert), la escultura (Colette Delozanne, Gego y Jesús Rafael Soto), la danza (Sonia Sanoja), la poesía (Alfredo Silva Estrada) y la música (Alfredo del Mónaco and Yannis Ioannidis) a un coro de “giro performativo” de la época. Comparándolo al contexto global —e.g. Happening, Fluxus, Action—, en Caracas, se puede pensar que el giro fue diferente, más fluido: menos conceptualizado y, a cambio, vivido. Tejido en un contexto complejo de artes multidimensionales, las prácticas estéticas relacionadas al espacio no fueron sustituidas por aquellas relacionadas al tiempo, en cambio se fusionaron. Unidas por la aproximación de Carlos Raúl Villanueva al trabajo colaborativo sin jerarquía y confiriendo la misma fuerza a cada elemento artístico, la “Integración de las Artes” (2) no fue sólo un gran éxito, sino que su visión, como lo habían planteado ya las propuestas de la Bauhaus, todas las artes se debían unir bajo la égida de la arquitectura. Sin embargo, a finales de los años 60 y 70 en Caracas, todas estas categorizaciones se vieron desafiadas por este grupo de amigos y conocidos, quienes no trabajarían bajo el nombre de un grupo establecido, sino compartiendo la diversidad de la experiencia (vida), aglutinado por la experticia, y en consecuencia, creando algo completamente nuevo y, por ende, singular (o prodigioso) y sorprendente.

En el caso de Sonia Sanoja y Gego, fue particularmente el interés común de crear nuevas formas de espacio, un movimiento continuo de formas encontradas y la resonancia de espacios positivos y negativos lo que inspiró su amistad en lo profesional y en lo personal. En los Coreogegos Sonia se refiere a las formas de Gego danzando con ellos, a la vez que crea sus propias formas inspirada en las formas de Gego, logrando una experiencia de sumo interés donde ambas manifestaciones artísticas conformaron dúos: una fue forma, la otra movimiento. La sombra fantasmal de Sanoja permite al espectador del presente percibir la idea de un cuerpo detrás del movimiento. Éste último en el centro escénico de la acción coreográfica (3). Ambos trabajos despojados de la noción convencional de lo corpóreo.

Un año después, en 1978, la idea del cuerpo efímero se desarrolló aún más, donde la forma (Gego) y el movimiento (Sonia) se fusionaron en uno. En su siguiente coreografía, Cuerdas, simple medida (Coreogego), siempre pensado de la mano con Gego, Sanoja se despoja de toda forma estática o reconocible de cuerpo danzante. La danza de Sanoja se volvió la forma de Gego. La forma de Gego en danza de Sanoja… el todo, en continuo movimiento. Siguiendo las premisas para sus creaciones coreográficas, Sonia no incluyó recursos escenográficos “porque he considerado que el despojamiento es la mejor vía para comunicar más directamente la danza, tal como yo la concibo: el lenguaje del cuerpo, sin otro apoyo que el espacio mismo donde acontece el movimiento” (4). En su renovada colaboración, la creadora se sirvió de las más simples medidas para lograr un nuevo espacio creativo: cuerdas, música (Alfredo del Mónaco), un poema (Alfredo Silva Estrada); espacio y formas en constante movimiento que resuenan hasta el presente (5).

*Traducido al español por Desirée Domec Sanoja.


Referencias

1 Teresa Alvarenga, Diálogo entre las formas de Gego y la Danza de Sonia Sanoja. El Nacional (Caracas, Venezuela), October 9 1977. Online at: https://icaadocs.mfah.org/s/en/item/1148047#?c=&m=&s=&cv=&xywh=-588%2C0%2C3374%2C1699. ICAA RECORD ID 1148047.

2 Ver Carlos Raúl Villanueva, Escritos, Colección Espacio y Forma 13 (Caracas: Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela, 1965).

3 Debemos considerar que el registro fotográfico no captura la integridad de la experiencia original de las acciones coreográficas, por lo cual, asumo que el cuerpo danzante era menos prominente de lo que nos muestran las fotografías.

4 Ver referencia 1.

5 Durante la exposición Gego. La Arquitectura de una artista en el Kunstmuseum Stuttgart (Febrero 19–Julio10, 2022) en colaboración con la Fundación Sonia Sanoja–Alfredo Silva Estrada, la escuela de danza John Cranko y la coreógrafa Claudia Capriles presentamos la reposición de la coreografía por primera vez fuera de Venezuela. El registro de la coreografía puede verse en: https://www.youtube.com/watch?v=GY-PRUfI6EM.

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