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Fanuel Hanán Díaz: Venezuela tendrá su primer Diplomado de Literatura Infantil

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Por VIOLETA VILLAR LISTE

La pandemia ha tenido de lo malo y de lo bueno. De lo bueno, que enseñar y aprender es un proceso sin fronteras y lo prueba el lanzamiento del Diplomado de Literatura Infantil, que, avalado por la Universidad Metropolitana (Caracas), es el primero en el país pero abierto a la participación global.

“Como son estudios en línea pueden tomarse desde cualquier parte del mundo en habla hispana. De hecho, muchas personas interesadas han escrito de México, Colombia, Argentina y hasta de Estados Unidos”, explica Fanuel Hanán Díaz (Venezuela), coordinador académico del Diplomado, licenciado en Letras por la Universidad Católica Andrés Bello, escritor, crítico, investigador en literatura infantil, residenciado en México, con una sólida trayectoria en la región y autor, entre otros textos, de Panorama Breve de la Literatura Infantil en Venezuela, Sombras, censuras y tabús en los libros para niños y Leer y mirar el libro álbum: ¿un género en construcción?

“Los niños siempre serán los lectores más fieles y apasionados”, afirma en esta entrevista donde se aborda el tema de la literatura infantil, las tendencias de los nuevos lectores, el desafío de impulsar este diplomado en su formato virtual y su condición de migrante y visionario que lo vuelve en cierto modo un embajador cultural.

Afirma que el  interés por la literatura infantil sigue creciendo en muchos sectores y da razones para impulsar este diplomado que arrancó el pasado 15 de junio, con docentes de amplia trayectoria en América Latina y el aval de una prestigiosa institución académica.

—¿Podemos seguir hablando de literatura infantil? 

—La literatura infantil abarca muchas manifestaciones literarias dirigidas a la infancia. En algún momento, se consideró a la literatura infantil como una literatura menor, y no precisamente porque tenía a los más pequeños como su público objetivo, sino porque algunos académicos la despreciaban, como una literatura de poca trascendencia, de tramas sencillas y argumentos lineales. Sin embargo, hoy en día esa idea ha cambiado radicalmente, en la medida que este prejuicio ha perdido valor. La literatura infantil abriga textos con una narrativa sólida, de arquitecturas complejas y personajes muy desarrollados, poemas potentes y de gran valor musical, textos de información inteligentes y asombrosos. Además de ello, muchos libros de calidad han despuntado sobre una literatura más banal y estereotipada que también forma parte de este territorio. Pero esto ocurre en todas las manifestaciones de la creatividad humana, sin que por ello dejemos de reconocer que existen obras potentes y robustas que se imponen como representativas.

A veces, se prefiere utilizar el término más amplio de «libros para niños» porque hoy en día han crecido muchas categorías y se han consolidado distintos productos culturales diversos para la infancia, como el libro álbum, la novela gráfica, los libros sin textos y un abanico de otras manifestaciones que incluyen lenguajes como las ilustraciones y el diseño, además de los textos literarios.

De esta forma, afirma que “sí se puede seguir hablando de literatura infantil, con más fuerza se definen sus contornos, los autores, ilustradores y creadores profesionales que afianzan el crecimiento de esta literatura, y los espacios como ferias internacionales y estudios universitarios que le dan realce y estudian sus tendencias”.

Comenta que el sector de los libros para niños es vigoroso y muy sano, y aún queda mucho por hacer, ya que la formación lectora es una tarea de largo aliento.

—¿Cómo ha cambiado la manera de escribir literatura infantil en un contexto cada vez más digital?

—En términos generales, el contexto digital ha cambiado la forma en que consumimos la literatura. Grandes y chicos tendemos a leer de manera más superficial e inmediata. Sí, ha habido cambios sustanciales que se reflejan en la producción editorial.

En primer lugar, es innegable la presencia de la imagen: muchos libros que se publican para este público incluso no tienen texto, son los que se llaman libros silentes. El libro ilustrado, el libro álbum, la novela gráfica… son tendencias que se imponen en el consumo de los lectores infantiles.

Esto no quiere decir que sean moldes superficiales, más bien considero que lograr mensajes en combinación con la imagen o apoyándose solo en el lenguaje visual representa retos en la construcción de sentido. Por otro lado, se ha desarrollado lo que llaman flash fiction, es decir la ficción ultrabreve.

Hay una tendencia a concentrar en pocas palabras una historia, quizás porque el lector ya no está tan dispuesto a asumir argumentos de largo aliento. Aunque este rasgo pueda parecer una carencia, creería que tiene una fortaleza, en la medida que resulta retadora esta economía del lenguaje.

Para cerrar, aunque se pudieran decir más cosas, hay una tendencia a la seriación, es decir, a manejar formatos de historias que tienen un protagonista o un grupo de protagonistas que viven distintas aventuras que se despliegan por entregas”.

Observa que esta fórmula se comparte con las series de televisión, “lo que también ayuda a consolidar otro rasgo importante que es la tendencia a que un mismo argumento o parte de él se comparta con otros medios. De modo que televisión, cine, literatura… establecen vasos comunicantes. Creo que cada vez el ecosistema lector es más rico y cambiante, lo que supone retos para la escritura”.

¿Cómo leen los niños la literatura infantil y cómo alcanzar a este nuevo lector desde la lectura tradicional del libro y plataforma? ¿Hay un niño para el libro escrito y otro para el niño digital?

—Es verdad que las llamadas generación Z y la generación Alfa son nativos digitales, que tienen mucha familiaridad y solvencia con los dispositivos y las plataformas; que tienden a tener el celular y la tablet en su mano más que un libro.

Aunque partamos de esta realidad, los niños siempre serán también los lectores más fieles y apasionados. No creo que se trata de ponerlos en disyuntiva de si el libro o los dispositivos digitales, sino de complementariedad, es decir los libros y los dispositivos digitales”.

De hecho, analiza que muchos libros interactivos “activan recursos que son efectivos y muy cautivantes, como la música y el movimiento para generar una experiencia lectora”.

Desde su conocimiento pedagógico, señala que en las etapas de prelectura y lectura inicial “los libros son insustituibles: pasar las páginas, detenerse a conversar sobre las ilustraciones, tener el libro en las manos, son posibilidades que solamente se activan con el libro físico”.

Entonces, “creo que los niños van en tránsito hacia esa experiencia íntima y táctil, donde la voz también tiene una presencia esencial, hacia otras formas de leer, no solo en otros dispositivos, sino en otros lenguajes. Todo este proceso de maduración parte del libro físico, que siempre estará presente en la vida de todos los lectores”.

—Covid-19 nos cambió para siempre. Incluso, del lado de niños y jóvenes, introduce reflexiones pertinentes sobre la manera de relacionarnos. De entender y entendernos. ¿Es la pandemia un tema en la literatura infantil?

—La pandemia cambió muchas cosas en la vida de los seres humanos, adelantó tendencias en los hábitos de consumo como el delivery; en las tecnologías como la telemedicina y en aspectos más sociales como la distancia que se ha creado entre las personas. Covid ha marcado la vida de muchos individuos, que han perdido seres queridos, especialmente abuelos, que han tomado la decisión de mudarse a lugares más alejados o que han tenido que compartir parte de su vida a través de una pantalla.

Analiza que todavía estamos asimilando estos cambios.

“Hay una generación de bebés que crecieron, por ejemplo, viendo a todo el mundo a su alrededor con mascarillas. ¿Cómo pueden ellos leer un rostro incompleto para entender emociones?”

Esta realidad lo lleva a concluir que se han generado “más experiencias que merecen ser contadas y que han sido vividas por los niños en su encierro. Covid no solo será parte de un marco narrativo sino que sus efectos darán alimento a muchos argumentos”.

—Con un nuevo mundo, un nuevo escritor y lector, ¿es un reto proponer un diplomado de literatura infantil? 

—Siempre es un reto por varias razones. Primero porque los estudios de esta naturaleza sobre literatura infantil son escasos y estas oportunidades académicas deben buscar sus usuarios y crecer en los espacios académicos.

Por otro lado, la literatura infantil sigue siendo la base para la mediación lectora, es en este territorio donde se hace más fértil ese deseo de estimular y acompañar el camino lector de los niños, niñas y jóvenes, así que yo veo que tiene sentido proponer un diplomado para profesionalizar a muchos adultos que desde distintos espacios tiene la responsabilidad de formar lectores.

Realmente la tecnología del libro sigue siendo esencial, así que no se desactualiza y la pasión lectora cruza muchísimas actividades del ser humano, porque los libros no solo aseguran un crecimiento lector con todo lo que ello implica, desde tener una lectura comprensiva a incrementar el vocabulario, sino que principalmente acompañan, ayudan a responder preguntas, sanan, ofrecer experiencias significativas, permiten aclarar emociones, conocer el mundo y confrontarse.

—Háblenos de las características de este Diplomado en literatura infantil.

—Este es el primer diplomado de Literatura Infantil que se desarrolla en Venezuela, pero su radio de acción es más amplio ya que como son estudios en línea pueden tomarse desde cualquier parte del mundo en habla hispana. De hecho, muchas personas interesadas han escrito de México, Colombia, Argentina y hasta de Estados Unidos. El interés por la literatura infantil sigue creciendo en muchos sectores porque los libros para niños reúnen a una comunidad de creadores, de editores, de especialistas, de docentes, de padres interesados en la educación de sus hijos, de docentes que desean transmitir su pasión por la literatura.

El diplomado tiene dos módulos, con tres materias cada uno, y cubre 120 horas de formación, además de estar avalado por una universidad de alto ranking como la Universidad Metropolitana. Los profesores que dictan las materias tienen un enorme reconocimiento en América Latina y una trayectoria muy valorada en el sector, así que sabemos que hemos construido un espacio muy sólido para que las personas sientan el respaldo que necesitan al ingresar al diplomado. Otros detalles se pueden preguntar en [email protected]

—¿Cuáles capacidades adquirirán los participantes?

—Principalmente conocer más esta fascinante geografía que se llama literatura infantil, su definición y conceptos de infancia, géneros más populares, tendencias, autores representativos, la relación de la literatura infantil con otros medios y lenguajes, el poder de la imagen y cómo reconocer la calidad de un buen libro para niños.

También detalla que se encontrarán dos materias medulares sobre la formación de lectores en espacios formales y espacios no formales, cómo formular estrategias de promoción de lectura, cómo los libros pueden ser agente de transformación, qué significa que los libros puedan tocar el corazón de los lectores y otras experiencias asociadas al manejo de las emociones.

Habrá materias de valor teórico, otras de tipo práctico en un pensum muy balanceado. Además, anunció que tendrán autores invitados en línea y otros recursos que permite la virtualidad. Así que las personas que cursen este diplomado disfrutarán enormemente de las clases, encontrarán el valor de la literatura infantil como disciplina y quedarán motivados para encender la magia de estos libros en los lectores.

—En lo personal, como docente, escritor y migrante, ¿qué significa en esta experiencia personal el Diplomado de Literatura Infantil que en cierta manera es una manera de convertirse en embajador cultural?

—Para mí es un reto y una manera de ayudar a construir el mundo que queremos, es un grano de arena que puede generar cambios, una forma de romper el círculo vicioso y la inercia. Creo que los libros pueden mover a tal punto de cambiar el mundo, no es un cambio drástico ni esperpéntico, es un cambio silencioso, humilde y profundo. Por eso, desde la distancia y ahora que las nuevas tecnologías permiten que podamos armar estas experiencias, creo que puede ser un punto de encuentro donde amigos de distintas partes nos podamos ver y compartir. Y desde este cruce de experiencias tejer una red que apuntale mejores prácticas y encuentros más luminosos con la ficción.

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