La galantina de gallina ha sido el plato más laborioso que han preparado Rosa Benítez y María Eleonora Dao, que en 2014 decidieron elaborar todas las recetas contenidas en Mi Cocina a la manera de Caracas –el libro rojo de Armando Scannone– con el fin de promover la cocina venezolana. Desde entonces han hecho más de 400 de las 709 que contiene la publicación.
“Es una receta costosa por la cantidad de ingredientes que requiere su preparación, y difícil por el número de pasos que exige”, dice Benítez, quien asegura no conocer a nadie que utilice el libro que no admita que si se siguen las instrucciones de don Armando, al pie de la letra, los platos salen. “La idea fue de María Eleonora, con quien estudié en el Instituto Culinario de Caracas”, agrega la cocinera, que ya trabajaba con Scannone –a quien brindó asesoría como nutricionista cuando éste preparaba el libro Cocina ligera a la manera de Caracas– cuando Dao la invitó a formar parte de este proyecto.
Scannone las apoyó desde el momento en el que le contaron sus planes. También lo hizo Magdalena Salavarría, su cocinera, con quien Benítez y Dao aprendieron, entre otras cosas, a limpiar la panza del mondongo y a preparar el dulce de limón en almíbar, otro plato muy laborioso.
¿Más? Con la elaboración de las recetas se han dado cuenta de la cantidad de usos que tienen algunos ingredientes –el jojoto, por ejemplo, con el que se hacen cachapas, torticas y hasta pudín, “plato elegante y delicado”– y de la manera como se percibe actualmente el azúcar en comparación con la época en la que se publicó el recetario. “Algunas preparaciones, como las frutas en almíbar, resultan exageradamente dulces”, dice Benítez antes de agregar que gracias al libro rojo hay registro de esta diferencia.
Los casi 23.000 seguidores de la cuenta de Instagram de Benítez y Dao –@lacocinadellibrorojo– dan cuenta del interés que despierta el proyecto de estas dos cocineras, que ahora trabajan separadas: Dao se residenció en España y es responsable de la elaboración de recetas como la terrina de conejo, que exige ingredientes difíciles de encontrar en el mercado venezolano, y Benítez se dedica a otras más locales, por ejemplo, las de chivo.
“Nos las arreglamos perfectamente”, dice Benítez, antes de aclarar que nunca le pusieron fecha de cierre al proyecto. “Seguimos descubriendo las maravillas del libro rojo”, agrega y recomienda a quienes quieran sorprenderse como ellas lo han hecho preparar el perico –revoltillo de cebollas y tomate– a la manera de Caracas.
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