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Una competencia en globo que terminó en récord

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Durante muchos años David Spildooren, de origen belga, quien era un apasionado entusiasta del vuelo, primer oficial de A319/A320 en Bruselas Airlines y piloto de globo aerostático, tenía el sueño de despegar en globo desde su natal Bélgica, atravesar Luxemburgo, Alemania y luego la cadena montañosa de los Alpes, hasta llegar a Italia.

Todo un reto considerando que era un vuelo de más de 800 km y que el único control parcial que tenía sobre el globo aerostático era el poder subir y bajar, calentando o dejando enfriar el globo. Y digo parcial pues el mismo globo tiene limitaciones de hasta cuánto puedes calentarlo, para lo cual llevan internamente, en lo alto, un sensor de temperatura que es visible desde la canasta de pilotaje. Y conozco más de un accidente mortal causado por la ruptura de la tela llegando a su punto de fusión.

De resto, tenía que estudiar muy bien la dirección y altura de las corrientes de aire, para así poder elaborar un plan de vuelo, pues a fin de cuentas para donde soplen te llevarán los vientos.

En el mes de diciembre de 2021, David se inscribió en la competición alemana, copa DUDI, en la que te permiten hacer dos vuelos, uno de resistencia y otro de distancia. Después de seguir de cerca las condiciones meteorológicas durante todo el invierno, David encontró una ventana meteorológica perfecta: sería la noche del 7 de diciembre de 2021. Esta ventana le permitiría volar obteniendo un  buen resultado en la copa DUDI y romper el récord de distancia belga. Por lo que decidió hacer el vuelo con un globo aerostático estándar de 3.400m³.

La preparación

El lunes 6 de diciembre David comenzó a calcular el consumo de gas necesario para el trayecto, y se equipó con 350 litros de gas propano. Sabía que durante horas nocturnas el consumo es hasta 40% más que durante el día. Por lo tanto, era muy importante reducir el consumo de combustible durante la noche y madrugada. Su estrategia sería empezar a subir a la altitud requerida muy temprano después del amanecer.

También era importante que en términos del espacio aéreo intentara evitar Milán y Zúrich. Esto hizo que David planeara cruzar los Alpes y entrar a Italia muy por el medio. En cuanto a las condiciones meteorológicas, la ventana le ofrecía el día perfecto. Lo único que tenía que considerar eran las posibles nevadas en el lado norte de los Alpes y la turbulencia después de cruzarlos.

Su plan era permanecer bajo durante las primeras dos horas para avanzar lo suficiente hacia el este y luego subir a 18.000 pies o FL 180. Usando oxígeno, por supuesto, ya que esta era la altitud en la que se predijo que tendría una dirección apropiada y una buena velocidad de 85 nudos.

Después de enviar su plan de vuelo, estudiar el clima y el espacio aéreo, estaba listo. Solo tenía que informarle a su tripulación y al comisario deportivo que querían reunirse a las 03:50 am para poder despegar alrededor de las 05:00 am.

 

El vuelo

Después de una noche corta en la que no pudo dormir mucho, a las 03:50 am llegaron al lugar de despegue en Waasmunster, en el noreste de Bruselas, como estaba acordado. Se tomó todo su tiempo para hacer todos los preparativos correctamente. Justo antes de partir comenzó a sentirse algo nervioso y estresado, pero para el lanzamiento estaba completamente listo.

Después de su partida a las 05:05 am, logró ascender hasta un máximo de 3.000 pies. Tenía una buena ráfaga que lo llevó al norte del aeropuerto de Bruselas. Después de una hora de vuelo, cruzó el eje de aproximación final de las pistas 25R y 25L en Bruselas. Luego, el control de tráfico aéreo de Bruselas le preguntó si podía continuar subiendo a 4.000 pies. En el momento en que llegó a 4.000 pies dos aviones pasaron por debajo del globo.

Sobre las 07:00 am decidió seguir subiendo con un máximo de 1,5 m/s. No quería subir más rápido para mantener el consumo lo más bajo posible. A esta velocidad vertical, le llevaría unos 45 minutos subir de 4.000 pies a 18.000 pies.

En el momento en que llegó a 16.000 pies tenía la dirección y la velocidad del viento perfectas, así que decidió mantener ese nivel de vuelo por un tiempo. Después de llegar al espacio aéreo alemán, se acercó a una zona militar que estaba activa y la cual necesariamente tenía que evitar. Volar no era una opción, o evitaba esta zona o tendría que aterrizar.

Según sus predicciones, a 18.000 pies la dirección iba a girar aún más al sur, así que decidió subir de inmediato. Al llegar a 17.500 pies, el viento viró perfectamente alrededor de la zona militar. Una segunda opción hubiera sido bajar a 8.000 pies para volar al norte de esa zona, pero esto le costaría demasiado combustible, así que afortunadamente prefirió la ruta sur.

El gran problema que no habían tenido en cuenta era que toda la comida y bebidas se congelarían después de unas horas de vuelo a esas alturas. En cuanto a las baterías, afortunadamente habían empacado todos sus instrumentos con almohadillas térmicas para prolongar la vida útil de las baterías.

Antes de llegar a los Alpes decidió evaluar la situación. Quería saber cómo iban evolucionando las nevadas. Según las previsiones, desaparecerían alrededor del mediodía. Por lo que debía bajar para reducir la velocidad y poder llamar a su equipo. Así podría comprobar la situación y solicitar las últimas imágenes de radar. Tan pronto tuvo la información tomó la decisión de volver a subir por encima de las nubes, ya que las nevadas más grandes estaban al este de su posición.

Cruzando la segunda parte de la cordillera de los Alpes, la vista que obtuvo fue tan impresionante que desde ese momento decidió que serían siempre su lugar ideal para sobrevolar.

Tras el paso de los Alpes, comenzaron las turbulencias. Sin que hiciera nada, el globo fue empujado en ascenso a más de 3 m/s. Después de unos segundos, el ascenso cambió a un descenso repentino de 4 m/s. Todo lo que él podía hacer era mantenerse firme y asegurarse de salir de este rotor.

Cuando entró en Italia comenzó a tener problemas de conexión y comunicación con el control de tráfico aéreo o ATC. Decidió contactar a un avión comercial que se encontraba en la frecuencia para comunicarle su mensaje, lo cual funcionó perfectamente.

La dirección y la velocidad estuvieron perfectas en esos momentos. En la distancia, pudo apreciar la inconfundible Venecia. Si todo seguía bien, planeaba continuar hasta la región de Nápoles.

Después de pasar por la ciudad de Gubbio, el ATC le pidió que cancelara debido a actividad militar en la zona. Descendió rápidamente hasta 10,000 pies. Aquí pasó de una velocidad de 90 kts a 30 kts. Entonces se dio cuenta de que era mejor olvidarse de Nápoles. A partir de ahí, rápidamente tomó la decisión de poner rumbo al valle de Umbría para aterrizar en algún lugar despejado por la zona.

Con todavía un tanque de gas propano, habría tenido suficiente combustible para volar unas 2 horas más, pero se acercaba la noche y no quería tener que descender y verse aterrizando en horas nocturnas.

Finalmente, y después de once horas de vuelo, logró aterrizar en perfectas condiciones en las afueras de Montefalco, Italia.

El vehículo de apoyo tardó cinco horas en llegar después del aterrizaje. Mientras, reservaron habitaciones en un pequeño hotel agradable. Terminaron celebrando la noche con una buena pizza italiana y una copa de vino.

Este vuelo de 1.120 km llevó a David Spildooren a entrar en la historia aeronáutica de Bélgica por haber establecido un récord nacional de distancia en globo aerostático y a ser galardonado en la reunión anual de 2022 por la Comisión Internacional de Globos Aerostáticos de la Federación Aeronáutica Internacional FAI. Recibió el Diploma Montgolfier por la mejor actuación en un globo aerostático en 2021.

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