La ucraniana Lesia Tsurenko tiene un mensaje para el mundo antes de enfrentarse en la segunda ronda de Wimbledon a su compatriota Anhelina Kalinina: «Aún necesitamos ayuda para ganar esta guerra».
Los jugadores rusos y bielorrusos quedaron excluidos del torneo londinense tras la medida tomada por el All England Club en respuesta a la invasión rusa en Ucrania comenzada en febrero.
Ahora, por un capricho del sorteo, dos tenistas ucranianas tienen la oportunidad de volver a poner el foco en la guerra que vive su país aprovechando un escaparate planetario como Wimbledon.
«Es otra manera de mostrar que somos un país fuerte y de recordar al mundo que seguimos ahí- Aún estamos en guerra», declaró Tsurenko tras vencer en primera ronda a la británica Jodie Burrage por 6-2 y 6-3. Se citó en segunda ronda con Kalinina, que venció a la húngara Anna Bondar por 4-6, 6-2 y 6-4.
«Necesitamos ayuda. Aún necesitamos ayuda para ganar esta guerra», insistió la veterana Tsurenko, 33 años, que desde que comenzó la invasión se vio obligada a refugiarse en Italia para poder entrenarse para Wimblendon, aunque con la preocupación de haber dejado a su familia en Kiev.
El pasado fin de semana, un cohete ruso cayo justo «a 100 metros de mi casa, del edificio en el que vivía», declaró la tenista.
«Así que cada vez que bombardean el sector de la ciudad en el que resido y desde que comenzó la guerra, comienzo a sentir una gran tensión dentro de mí».
«Trabajo cada día con un psicólogo. Esta sensación de tensión solo desaparecerá cuando la guerra finalice. No puedo hacer nada al respecto», agregó Tsurenko, antiguo Top 25 del ranking (actualmente es 101) y con cuatro torneos en su palmarés.
Simbolismo
Frente a Kalinina el miércoles, tendrá la ocasión de alcanzar por primera vez en su carrera la tercera ronda en Wimbledon. Sin embargo, parece más preocupada por el simbolismo del encuentro que por el resultado.
Tsurenko está a la espera de recibir la autorización del torneo para llevar un lazo con los colores de la bandera ucraniana en su camiseta.
«Para mí, emocionalmente, ganar o perder ya da igual. Hay un gran problema en mi vida: la guerra. No hay ninguna otra cosa que pueda superar esto».
Kalinina, N.34 del mundo y cabeza de serie número 29, reveló a la AFP en el último Roland Garros, que desde el pasado 17 de febrero no ha podido regresar a su país. También dijo que su ‘casa’ desde entonces son las habitaciones de hoteles en Asia, Europa o Estados Unidos.
En su casa de Kiev siguen viviendo sus padres y su hermano de 18 años.
«Gracias a Dios están vivos, a salvo. Pero viven como muchos otros ucranianos, de las ayudas (que llegan del exterior)», explicó la tenista de 25 años.
«Su casa fue atacada. Hay muchos agujeros en la casa, agujeros enormes. Ahora están reconstruyendo su casa, por lo que no pueden vivir allá».
Pero al contrario que Tsurenko, para Kalinina ganar en Wimbledon el miércoles sí es importante, ya que sus premios sirven para ayudar a sus parientes afectados por la guerra. Y por alcanzar la tercera ronda se aseguraría 148.000 dólares.
«Importa ganar o perder. Estoy ayudando mucho a mis abuelos, que ahora viven en territorio ocupado. No pueden salir», declaró.
«Tienen al lado a soldados rusos con todos su armamento militar. Estoy ayudando todo lo que puedo a personas que ni siquiera conozco. No soy una superestrella, solo ayudo como puedo».
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