«No conozco a ninguna mujer que viva con un cuerpo que le guste», dice, tajante, la actriz Emma Thompson, de 63 años.
La británica tiene una larga carrera a sus espaldas, aunque con su última película, «Buena suerte, Leo Grande» (Good Luck to you, Leo Grande), ha llegado uno de sus mayores retos: aparecer desnuda por completo en la pantalla.
La actriz, entre cuyos logros se incluyen dos Oscar, uno como mejor actriz en Howards End y otro por la adaptación de la obra de Jane Austen «Sentido y sensiblidad», ha reconocido a la prensa que es lo más difícil que ha hecho en su vida.
Pero también señala en una entrevista a BBC que la gente le llama «valiente» porque eso, ver a una mujer en sus 60 desnuda, no está normalizado. «Eso es todo. La realidad es que no vemos nunca cuerpos normales en la pantalla».
No es la única cosa «valiente» que sale en esta película.
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El primer orgasmo… a los 50
La cinta, que se estrenó este mes de junio, está dirigida por Sophie Hyde (1977, Australia), quien ganó en el festival de Sundance el premio a mejor directora por «52 martes». El guion es de la actriz y comediante Katy Brand (1979, Reino Unido) y trata, entre otras cosas, de la relación entre un hombre y una mujer, de intimidad y relaciones sexuales.
No como estamos acostumbrados.
Nancy Stokes (Emma Thompson) es una maestra retirada de 55 años que acaba de enviudar de su marido de toda la vida.
En ese punto, decide cumplir con una lista de fantasías sexuales. La primera y más simple: tener su primer orgasmo.
Para ello busca los servicios de un trabajador sexual, Leo Grande, interpretado por Daryl McCormack (Peaky Blinders).
Katy Brand contó con el consejo de trabajadores sexuales para elaborar el guion. «La cinta trae a la luz lo que los trabajadores sexuales pueden hacer. Tengo respeto por ellos, por cómo trabajan», cuenta McCormark a BBC.
«¿Está usted intentando seducirme?»
Aquí viene otro de los hitos de la película, y es que Leo Grande es mucho más joven que Nancy Stokes.
Estamos acostumbrados a ver en pantalla a hombres que buscan mujeres más jóvenes que ellos.
Las pocas ocasiones que es al revés, se suele hace desde la óptica masculina, tanto del joven que fantasea con tener relaciones con una mujer mayor como el que es seducido por una. No hay más que recordar la mítica escena de «El graduado» en que un Dustin Hoffman dice «Señora Robinson, ¿está usted intentando seducirme?», mientras el encuadre lo muestra «atrapado» en el arco de la pierna de ella.
Que sea al revés, que el foco sea ella, su búsqueda y su placer, no es lo usual.
Pero no es Pretty Woman cambiando el género de cliente y trabajador sexual. No es romance. Hay intimidad, pero es sexo. Sexo en la madurez. Y cómo la relación de Nancy con ella misma, su cuerpo y su sexualidad cambian.
Un mensaje que puede ser muy poderoso en una sociedad acostumbrada, cada vez más, a una saturación de cuerpos esbeltos y eternamente jóvenes en la gran pantalla y en redes sociales.
Para prepararse, tanto McCormack como Thompson llegaron a ensayar un día entero completamente desnudos. Las escenas de sexo se grabaron todas juntas al final de la fimación.
Disfrutar del cuerpo que tenemos
En una escena, Nancy se pone unos lentes de aumento en la punta de la nariz para leer la lista de fantasías que quiere que Leo cumpla. «No te vayas a burlar de mí», le dice.
Nancy, sus gestos corporales, su voz, son inseguros. Quiere hablar de su propio placer y le da vergüenza que eso sea motivo de burla.
De ahí hasta el momento en que es capaz de mirarse al espejo, verse y reconocerse hay un camino de despertar sexual que le cambia la vida.
Y ha hecho reflexionar a Emma Thompson sobre ella misma y su cuerpo.
«Desnudarme requirió valentía porque vivo con un cuerpo que no me gusta», dice.
«Mi pregunta para todo el mundo en estos días es por qué estamos perdiendo nuestro tiempo, nuestra pasion, energía y dinero en odiarnos a nosotros mismos, en vez de disfrutar el cuerpo que tenemos para vivir».
También reflexiona sobre la distinta acogida que habría tenido la película si se hubiese lanzado antes del MeToo, el movimiento que surgió en 2017 para denunciar la agresión y acoso sexual a raíz de las denuncias que se hicieron al productor de cine Harvey Weinstein.
«Habría sido muy distinta antes de eso. Estoy muy agradeceida, el movimiento ha hecho que se cambien muchas actitudes«, comenta la actriz.
Porque, en «Buena suerte, Leo Grande», también se trata el tema de las relaciones sexuales consensuadas.
Aunque para Thompson hay una «conversación muy seria» que aún queda pendiente y que no se trató con el MeToo: poner sobre la mesa el tema del placer.
«Tenemos un gran problema con el sexo, tenemos un gran gran problema con la violencia sexual. Si el placer sexual fuera más y mejor entendido, creo que veríamos una enorme caída de esa violencia», apunta.
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