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Posteos del sur, tributo y asedio a Guillermo Deisler: 5 poemas

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De Rommy Martínez (chilena):

Dejaste enredadas las hebras

No soltaste los nudos.

Eso no se hace

No avanzarás en tu camino.

Mañana habrás mirado el pasado

Y verás que tu error fue

No haber valorado este tejido.

Maraña en el corazón,

No se hace eso, amigo, No se hace eso, amigo.

 

De Verónica Zondek (chilena):

 

1.- En: Instalaciones de la memoria, Alquimia Ediciones, 2013, Chile

 

Un ojo talla la ventana con sus uñas en el tiempo que ocupa el deterioro. La historia no está escrita. Los muros no hablan. La ventana es ciega. El suelo no guarda huellas de animal alguno. En frente

otros muros

otras vidas

otro olvido.

Un dolor está embalsamado.

Un silencio graba su mano en el cuaderno alto y celeste.

Un ojo es un tiempo estancado en la arena del reloj.

2.- Fragmento: El libro de los valles, 2003, LOM Ediciones, Chile

Está de pie. El ojo intenso se clava en el paisaje hendido que transita incrustado en el monte. La hendidura cava, socava, se abre camino, ensancha un plano, soporta el sinuoso de un agua, se verdea, se abre como para mostrarle que esta dura tierra de roca cerrada es nada ante el bosque del tiempo. Está de pie. Mira. Observa cómo el valle se hace, se devora y devuelve, se deshace ahí mismo, se desmonta y la conciencia le fluye como un río que moja sus barbas. Fluye y talla, fluye y reduce, fluye y marca, valle tras valle tras valle, hasta deletrear la tierra y mostrar la vocal del eterno gemido.

 

De Yanko González (chileno)

1.- En: Elábuga (2011, 2019)

Querido Leopold lee esto muy, muy despacio

Y créeme que no tengo otra forma de decirlo.

 

Si hasta aquí has leído de prisa

Te pido vuelvas a comenzar de nuevo.

 

No me atrevo a pulsar tu número

Y quemar el poco aliento que nos queda.

 

No seré quien arriba, no seré quien parte

Para quedar en la mitad y vacía.

 

No te apresures, no te fíes de mi brevedad

Porque este día pardo terminará en el mismo día pardo

Que persistirá inmutable en otro día pardo.

 

Querido mío, hoy a las cuatro y treinta de la madrugada

Nuestro hijo nos dejó. Sus ojos ya no muestran ni sienten dolor.

 

Perdóname. He perdido un cuerpo para llegar

Y he perdido un cuerpo para regresar.

 

2. En: Torpedos (inédito)

 

XXXV. ensayo. cómo escaparse de una reunión. parte con un prólogo a media voz por ejemplo que te mueres de ganas por escuchar lo que j j brunner tiene que decir sobre educación superior. por ejemplo agradece no una sino tres veces la oportunidad que te ha dado el director para asistir. posiciónate al lado opuesto del final de la sala o de la persona que conduce la congregación. cuando comiencen con las luces, la proyección, aleja tu silla de la mesa contra el muro, pon las manos y las rodillas en el suelo evitando pies salidos tobillos zapatos papeles caídos. no intentes escapar gateando bajo una mesa redonda, sólo funciona en una mesa larga, de cuadrada a rectangular. si eres descubierto di que estás buscando una lapicera una cadena que se te ha caído un grillete una bola que no desaparece porque tienes hijos y no puedes renunciar. si todo va bien espera hasta que un colega del más allá les hable. recitarán siempre de muy a mucho así que distingue cada tono y concéntrate en los que están más lejos, en los que soplan un do de pecho que vibra en la posteridad. hacia allí se irán los ojos dejándote el camino llano, el bosque de piernas desbrozado, la esclavitud que te has ganado, el vacío, el pasillo, el vano.

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