Los irlandeses celebran este jueves el centenario de la novela de James Joyce, Ulises, obra mayor de la literatura anglófona, con motivo de un tradicional «Bloomsday» aun más festivo que de costumbre.
Ulises, publicado en París en febrero de 1922, cuenta las peregrinaciones de Leopold Bloom, un irlandés ordinario que sigue indirectamente las mismas aventuras que el héroe de la Odisea de Homero durante su regreso a Troya.
La novela transcurre en una Dublín que entonces estaba bajo control británico, el 16 de junio de 1904, un «Bloomsday» celebrado todos los años por los admiradores irlandeses del escritor.
Este año, cuando la novela festeja el centenario de su publicación los irlandeses esperan celebrar el 16 de junio con entusiasmo.
La novela fue prohibida durante años en el Reino Unido y Estados Unidos a causa de pasajes considerados «obscenos».
Desde el inicio de la semana, admiradores se pasean con vestidos de época y representan escenas del libro a un lado y otro de la capital irlandesa.
En un fuerte donde Joyce estuvo, y que se convirtió en lugar de peregrinación, se llevó a cabo el martes una representación de un encuentro imaginario entre el autor irlandés y su contemporáneo francés Marcel.
En la representación matutina ambos titanes de la literatura debatieron ahí sobre la herencia de Joyce degustando vino o jugo de manzana.
«Es fantástico venir aquí y sumirnos en un poco de locura», afirma a la AFP Tom Fitzgerald, que representa el papel de Joyce. «Algunos toman (el evento) de manera muy seria», dice sonriendo.
Las celebraciones van más allá de Irlanda, con festividades organizadas en las embajadas irlandesas en Sudáfrica y Vietnam y festivales dedicados al libro en Canadá o en China.
Considerada por muchos críticos como la obra anglófona más importante del siglo XX, Ulises es una novela densa y difícil de situar, que rompe con los géneros y las técnicas de narración y aborda el nacionalismo irlandés, el dogma religioso y los asuntos sexuales.
El gobierno irlandés, que estaba en la época del escritor bajo influencia de la Iglesia católica, rechazó la rapatriación del cuerpo de James Joyce tras su muerte en enero de 1941, a la edad de 58 años, a causa de las violentas críticas que él hizo contra la institución.
El autor de bigote y gafas, que pasó una gran parte de su vida en Europa continental, sigue sepultado en Zurich, Suiza, a donde van a visitarlo los turistas.
La novela, que indignó en su momento, fue escrita cuando Joyce se encontraba en el frente durante la Primera Guerra mundial, es de un humor mordaz y propicia la reflexión, pues retoma el mito de Homero adaptándolo al Dublín de la época.
Para Darina Gallagher, directora del Centro James Joyce de Dublín, Ulises, publicado el año en que se creó el Estado irlandés, plantea interrogantes que aun se pregunta el país.
«No fuimos verdaderamente capaces de hablar de género y de política, de identidad y de nacionalismo. Y nosotros estamos aun creciendo como sociedad para enfrentar los problemas de la Iglesia católica sobre los que Joyce escribió», señaló Gallagher.
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