Desde que estalló el escándalo internacional con el avión de Emtrasur que aterrizó en Ezeiza con tripulantes venezolanos e iraníes, la agenda informativa se llenó de teorías conspirativas, sospechas y explicaciones sorprendentes sobre la actividad de los involucrados y los motivos que los habrían llevado a Argentina.
Mientras la justicia investiga si son espías y si existe algún vínculo con el terrorismo islámico, el gobierno corre para encontrar una versión que justifique la misión de los 19 extranjeros que llegaron en el avión que Venezuela le compró a principios de año a Irán. Con la nave en tierra, vuelan las versiones y las dudas, muchas de las cuales se convierten en mitos no corroborados o difieren de los datos registrados en el expediente.
¿Hay un segundo avión iraní-venezolano que iba hacia Argentina este miércoles?
La información circuló con fuerza en la mañana del miércoles, promovida por fuentes de la oposición venezolana: un avión que la estatal Conviasa le acaba de comprar a la empresa iraní Mahan Air y que hace 48 horas Nicolás Maduro presentó con bombos y platillos con su nuevo look partió desde Caracas con rumbo a Buenos Aires.
Las sospechas eran que venía a recoger a los tripulantes demorados y que iba a reabastecer al avión de Emtrasur (empresa del grupo Conviasa) para que pudiera salir de Argentina.
Efectivamente el vuelo VO9502, un Airbus con matrícula YV3535, es el avión que celebró Maduro y partió de Caracas con destino a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Conviasa lo ofrecía como un vuelo especial con destino final a Buenos Aires. Debió haber partido el lunes, pero se demoró casi 48 horas. El avión aterrizó en el aeropuerto boliviano, pero no estaba en su plan seguir hacia Ezeiza (donde nunca figuró en las pantallas de arribos).
A los pasajeros con ticket hacia Argentina se les ubicó en el vuelo regular de Boliviana de Aviación, es decir, en otro avión. Mientras, la nueva joya bolivariana esperaba para pegar la vuelta hacia Venezuela. Se sospecha que el temor a un nuevo inconveniente provocó el cambio de agenda.
Sobre su vinculación con el otro avión, nunca hubiera podido llevarse a los tripulantes (tienen por el momento prohibición de salida del país) ni abastecer libremente de combustible al 747 porque la justicia tiene la nave bajo su control.
¿La tripulación apagó el transmisor que conecta con los radares durante su aproximación a Ezeiza?
La afirmación de que el 747 voló por el espacio aéreo argentino con el transponder apagado fue un dato que encendió la polémica cuando tomó estado público el escándalo, la noche del viernes. El transponder es el dispositivo que conecta al avión con los controladores y es obligatorio tenerlo encendido en todo momento durante el vuelo.
Ninguno de los organismos oficiales que enviaron informes a la justicia sobre los movimientos del Boeing dieron cuenta de que hubiera existido un incidente así. La presidenta de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), Gabriela Logatto, afirmó hoy que se trató de “un vuelo transparente” y consideró una “fantasía” la historia del transponder apagado.
Quien sí hizo alusión a un evento con el transmisor fue el jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Agustín Rossi, pero afirmó que había ocurrido en Paraguay, mientras el jumbo iba hacia Argentina.
“Nos enviaron una información el lunes a la noche, a través de la Agencia de Inteligencia, cuando el avión estaba en la Argentina y ya había hecho Migraciones, diciendo que había pasado por el espacio aéreo paraguayo, que en un determinado momento se había apagado el transponder que va indicando el plan de vuelo. Pero que al poco tiempo se prendió nuevamente y que no sacaban ninguna conclusión en ese sentido”, dijo Rossi en AM 750. Añadió que “pudo haber sido una falla técnica”. Algo similar relató el ministro del Interior paraguayo, Federico González.
¿El piloto iraní es homónimo de un miembro de la Fuerza Quds y no tiene vinculación con la inteligencia de ese país, como afirmó Aníbal Fernández?
Gholamreza Ghasemi, el piloto del avión retenido en Ezeiza, encendió las alarmas de funcionarios, investigadores y políticos de la oposición apenas saltó a la luz pública su nombre. Una simple búsqueda en Google revela que fue en el pasado directivo de empresas estatales iraníes cuyas actividades son objetadas por el gobierno de Estados Unidos.
En 2016 participó oficialmente en un Congreso de aviación como primer ejecutivo de Naft Airlines, propiedad del Ministerio de Petróleo de Irán. Y en 2018 su nombre aparece ligado a otra compañía, Qeshm Fars Air, cuya gestión se atribuye a la Fuerza Quds (brazo de elite de la Guardia Revolucionaria) y que forma parte del grupo Mahan Air (dueña original del avión que aterrizó en Buenos Aires el lunes 6). La foto de ese ejecutivo, publicada en sitios oficiales años atrás, coincide con la del tripulante demorado en Buenos Aires.
El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, dijo el lunes que Ghasemi estaba ligado a la Fuerza Quds, pero el miércoles aclaró que se trataba de “un homónimo”. Después dejó trascender que es un ejecutivo aerocomercial de igual nombre que un militar relevante del régimen.
El dato es confuso: las sospechas sobre Ghasemi responden efectivamente a su papel en las aerolíneas estatales. Hay otro Gholamreza Ghasemi que fue un brigadier considerado “héroe” de la guerra Irán-Irak y que integró la Guardia Revolucionaria. Pero este hombre murió en 2012 y nunca hubo dudas reales de que se tratara del tripulante alojado en el hotel Plaza Canning.
¿Hay un contrato interestatal que dice que los iraníes estaban en el avión para instruir a los venezolanos?
Agustín Rossi, dijo “como conjetura” que los tripulantes eran muchos porque los venezolanos estaban recibiendo instrucción sobre cómo volar el Boeing y en el oficialismo esgrimieron como prueba de ellos una parte del contrato de venta del avión. Alegaron que ese contrato prevé el soporte técnico y que eso incluye instrucción.
Sin embargo, la parte que se conoció del contrato de compraventa y servicios de soporte técnico del avión, que supuestamente acredita esa hipótesis, nada dice de la instrucción a la que se habrían comprometido los iraníes con el comprador del Boeing, el Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios SA (Conviasa). Define “Logística y Servicios de Soporte Técnico como los servicios relacionados con la revisión C (”C-check”) [controles periódicos que reciben todos los aviones después de determinada cantidad de vuelos] y mantenimiento en línea de las aeronaves existentes en la flota del comprador y con el suministro de los productos de consumo necesarios para el mantenimiento en línea de las aeronaves existentes en la flota del comprador”. Y además aclara que eso deberá ser “solicitado por el comprador por escrito y aprobado por el vendedor por escrito”.
¿Hubo un familiar del ministro iraní Ahmad Vahidi, acusado por la voladura de la AMIA, que participó del vuelo y se bajó en una escala?
La inquietante versión la instaló el diputado opositor Gerardo Milman el fin de semana. Dijo que había existido una escala en Ciudad del Este, Paraguay, donde se habría bajado parte de la tripulación.
“Uno de ellos, de apellido Vahid, intuyo que es el hijo del ministro del Interior iraní Ahmad Vahidi, acusado de ser uno de los autores intelectuales del atentado contra la AMIA”, dijo.
En realidad el viaje a Ciudad del Este ocurrió a mediados de mayo, cuando el 747 de Emtrasur estuvo tres días para, en los papeles, mover un cargamento de cigarrillos. Allí también llamó la atención la gran cantidad de tripulantes, muchos de los cuales participaron semanas después del vuelo a Buenos Aires. Entre los que no vinieron a la Argentina había un iraní llamado Vahid Lorzanganeh.
Es decir, el supuesto hijo del ministro en realidad tiene otro apellido. Su nombre de pila (que significa “el único” en persa) es parecido pero no idéntico al del acusado por el atentado de 1994.
¿Nadie reclamó la carga que había declarado la empresa venezolana?
Durante los últimos días se difundió la versión de que, sospechosamente, la carga nunca había bajado del avión. Sin embargo, dos empresas que participaron en la importación de las autopartes que viajaron en el Boeing 474 emitieron comunicados que sostienen lo contrario.
La destinataria final de las piezas era Volkswagen Argentina, que informó que las había comprado a Faurecia /SAS Automotriz y que, por ende, nada tuvo que ver con “la situación del avión”.
El comunicado sobre la carga del avión
SAS Automotriz, a su vez, dijo que había contratado los servicios de Forwarder Fracht USA, pero afirmó que “la carga transportada fue liberada en su totalidad luego de sus correspondientes procedimientos de control aduanero”.
Fracht también emitió un comunicado. Relató que para mover la carga había contratado a Aerocharter México y advirtió que “la situación asociada a este vuelo se presentó en Argentina luego de que toda la carga fuera descargada y realizados los procesos aduaneros”. Los mexicanos, a los que LA NACION intentó contactar, nunca respondieron las consultas.
¿Hicieron cosas raras en su escala no prevista en Córdoba, el lunes 6?
El 6 de junio el avión debía aterrizar directo en Ezeiza, pero por “condiciones meteorológicas adversas” (niebla), el piloto pidió bajar en Córdoba, según los informes oficiales incorporados al expediente judicial.
De allí son las primeras imágenes que se difundieron entre aficionados a la aviación, ante la rareza de ver un jumbo de ese porte en el aeropuerto de la ciudad mediterránea. Con el escándalo estallado, circularon en redes versiones sobre conductas sospechosas en esa escala, incluso vinculadas con la presencia en esa provincia de la planta de Fabricaciones Militares.
El expediente parece desinflar esa idea: “Aterrizó en la ciudad de Córdoba, a las 15.12 UTC, 12.12 hora local sin novedad. Ese mismo día, luego que las condiciones meteorológicas mejoraron en Ezeiza, la aeronave despegó de Córdoba, a las 17.35UTC, 14.35 hora local, como el vuelo ESU 9218 y aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza sin novedad”. Dos horas y 23 minutos estuvo el Boeing en suelo cordobés. Según supo LA NACION de un funcionario que conoce los movimientos del aeropuerto, no se abrieron siquiera las puertas del avión.
¿El presidente no sabía nada del caso cuando el jueves pasado habló en la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, a favor del régimen de Maduro?
El caso saltó a la luz pública el viernes pasado mientras Alberto Fernández volaba de regreso desde Los Ángeles. En un primer momento el gobierno dijo extraoficialmente que el presidente se enteró recién ese día. Con el tiempo la versión empezó a cambiar.
El discurso oficial se unificó en las últimas horas: tanto Rossi como Aníbal Fernández habrían hablado con el presidente el martes, antes de que partiera hacia Los Ángeles. Es decir, en momentos en que existía una alerta internacional sobre el posible nexo del avión y sus tripulantes con el espionaje, pero mientras no se había tomado ninguna medida del área de Seguridad en el caso. Recién al día siguiente, cuando Uruguay le impidió el ingreso a su espacio aéreo, el Estado envió una inspección policial al avión.
¿Es todo una operación de la oposición para “tapar la presencia de una tabacalera que es de un socio” de Macri, como dijo Sergio Massa?
El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, sorprendió con su tesis sobre el escándalo. Dijo que existe un “intento de discusión política” para magnificar el caso.
“Siempre en estas cosas, sobre todo cuando hay que cubrir terceros, aparece el interés político. Acá hay un intento de discusión política alrededor de un tema donde la ANCA, la PSA y Migraciones actuaron como corresponde, pero hay que tapar la existencia o la presencia de una tabacalera de Paraguay que es de un socio de un dirigente político argentino”, dijo.
La empresa aludida es Tabacalera del Este (Tabesa), cuyo accionista mayoritario es el expresidente paraguayo Horacio Cartés. En el vuelo de mayo del avión de Emtrasur la justificación había sido recoger una carga de cigarrillos de Tabesa para trasladarla a la isla caribeña de Aruba.
Macri tiene una relación muy estrecha con Cartés, quien ha llegado a mandarle un avión privado para llevarlo a Asunción a reunirse con él. Pero no existe ninguna información -y Massa no la aportó- de que tengan una sociedad comercial.
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