Una caravana de miles de migrantes ilegales que partió el lunes del sur de México se debilitó este jueves, luego de que algunos de sus integrantes obtuvieran permisos con los que esperan avanzar hacia la frontera con Estados Unidos y no ser deportados.
En una jornada marcada por la muerte de una venezolana que sufrió un colapso cuando avanzaba en silla de ruedas, un grupo de migrantes reanudó la marcha hacia la localidad de Mapastepec, en el estado de Chiapas.
Otros permanecieron en el poblado de Huixtla, donde funcionarios del Instituto Nacional de Migración comenzaron a entregarles salvoconductos con vigencia de un mes.
«Los que se quedaron son mujeres y niños que están cansados y no pudieron caminar más», dijo a reporteros el activista Luis García Villagrán, del Centro de Dignificación Humana, quien acompaña la movilización. El portavoz cifró en 4.000 estas personas.
Algunas familias también decidieron permanecer allí impactadas por el deceso de la mujer, quien según otros migrantes padecía diabetes.
«No vamos a permitir arriesgar a las personas. Aquí hay mujeres embarazadas», añadió García Villagrán al confirmar el fallecimiento, aunque sin ofrecer más detalles. La marcha transcurre en medio de fuertes lluvias.
En la aduana de Cerro Gordo, en Huixtla, las autoridades migratorias no han dado abasto para entregar documentos que permitan a los migrantes trasladarse hacia la frontera norte.
Demoras y protestas
La demora generó molestia en el colectivo, sobre todo entre grupos vulnerables como la comunidad LGBTI. Algunos de sus miembros denuncian discriminación no solo de autoridades sino de otros migrantes de la caravana, dijeron a la AFP.
Varios optaron por coser sus labios como acto de protesta y presión a las autoridades para que agilicen el trámite de salvoconductos.
«Me vine de mi país porque aparte de que vivimos en una cárcel por nuestra sexualidad, vinimos y vamos camino a Estados Unidos porque pensamos tener una mayor libertad», dijo Joel García, venezolano de 24 años de edad, hablando con dificultad pues sus labios estaban unidos en sus extremos por puntadas de grueso hilo negro.
García Villagrán asegura que uno de los objetivos de la caravana es llamar la atención de los presidentes reunidos en la Cumbre de las Américas, que finalizará este viernes en la ciudad estadounidense de Los Ángeles con la migración ilegal en la agenda.
«El mensaje es muy claro, sobre todo a los mandatarios (…) mujeres y niños migrantes no pueden ser tomadas como moneda de cambio de intereses políticos e ideológicos», afirmó el dirigente.
En la incertidumbre
Sin embargo, entre los viajeros corría la versión de que los agentes mexicanos no respetan el salvoconducto que entregan las propias autoridades migratorias.
«Quedamos en el desconcierto. Nos dicen que ese papel no tiene validez, ahora que sí tiene validez», comentó Darwin Terán, venezolano que viaja con su familia.
García Villagrán emplazó a las autoridades migratorias a que especifiquen que ese permiso es «válido en todo el territorio nacional por los días que se están marcando».
Los migrantes, mayoritariamente venezolanos, muchos con familias completas, hicieron un campamento improvisado en Huixtla tras 40 km de recorrido desde Tapachula, fronteriza con Guatemala, de donde salieron el pasado lunes.
Esa ciudad del sur de México se ha convertido en un cuello de botella para decenas de miles de indocumentados que ingresan desde Centroamérica, pues el INM se ha visto rebasado para entregarles visas temporales.
Desde allí salieron el lunes unas 11.000 personas, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (ombudsman).
«No es posible que el gobierno mexicano nos tenga presos en Tapachula… y aparte perseguidos y sacados de los hoteles», denunció Rubén Herrera, otro venezolano de 40 años.
Los migrantes venezolanos viajan esperando recibir un trato especial de Estados Unidos, que desconoce la presidencia de Nicolás Maduro, aunque algunas medidas que ha anunciado Washington solo benefician a quienes ya se encuentran en territorio estadounidense.
Según la agencia de la ONU para los refugiados, más de seis millones de venezolanos han salido de su país, sumido en una profunda crisis económica y política.
Las caravanas de migrantes que recorrieron México en 2018 y 2019 provocaron fuertes tensiones con Estados Unidos, entonces gobernado por el republicano Donald Trump.
Desde entonces, México ha reforzado sus controles en la frontera sur y en 2021 fueron detenidos 307.679 migrantes.
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