«No puede haber un canje de democracia por petróleo», alertaron el jueves en Nueva York líderes del opositor Movimiento de Mujeres por la Democracia en Venezuela, ante la crisis mundial, en particular energética, que ha generado la invasión rusa de Ucrania.
En el contexto de una campaña para visibilizar la situación en Venezuela que las ha llevado por varios países europeos y Canadá y que este viernes concluyen en Nueva York donde se reunieron con representantes del sistema de Naciones Unidas, el movimiento pide a la comunidad internacional que «acompañe el proceso de democratización de Venezuela».
«La comunidad internacional tiene un foco (…) en la situación de Rusia y Ucrania», pero no puede aceptar que haya un «canje de democracia por petróleo», dijo a la AFP Isadora Zubillaga, vicecanciller del gobierno paralelo del opositor Juan Guaidó, acompañada por Cristina Wollmer, directora de la onegé SOS Orinoco, y Mariela Magallanes, diputada y miembro de la Plataforma de Unidad Nacional Venezolana en las negociaciones de paz de Ciudad de México.
Estados Unidos anunció a mediados de mayo que iba a flexibilizar algunas de las sanciones vinculadas al embargo de crudo venezolano que rige desde 2019. En marzo, una delegación de alto nivel estadounidense viajó a Caracas tras la decisión de Washington de prohibir la importación de petróleo ruso por el conflicto de Ucrania.
Tras el fracaso para desalojar a Nicolás Maduro del gobierno con la apuesta de una parte de la comunidad internacional de reconocer a principios de 2019 a Guaidó como presidente encargado de Venezuela, este colectivo de mujeres pretende «ayudar a salir de la crisis» a su país y «tender puentes para que las mujeres tengan un puesto en el proceso de la toma de decisiones».
«La crisis no se arregló»
Asismismo, ante la «matriz de opinión» de que «hay una recuperación» en Venezuela y que la «gente está contenta», Mariela Magallanes alerta de que la crisis «no se arregló» e insta a las mujeres a que «sigan impulsando y generando mecanismos de confianza» para superarla.
En este sentido, este colectivo de mujeres tienen un enfoque «transversal» que se centra en asuntos como el medio ambiente o la situación humanitaria.
En un país donde «97%» de la población vive en situación de pobreza, las mujeres son las principales víctimas del desempleo y subempleo, las violaciones de los derechos humanos, la prostitución o el deterioro del medio ambiente, en particular en zonas indígenas, alertan.
En este sentido, Cristina Wollmer subraya el trabajo realizado desde 2018 cuando «destapó la olla» del arco minero, que «rompió el cerco que tenía el chavismo sobre temas ambientales y temas indígenas».
Sobre todo, una «minería caótica, criminal» -la «peor de todo el continente»- , contamina el agua y los alimentos «por el uso rampante del mercurio» en el sur del Orinoco. La «guerrilla colombiana cada vez más está controlando esas minas porque se han vuelto los socios del régimen de Maduro».
La deforestación en el norte para poder cocinar con leña en un país con las «mayores reservas de petróleo del mundo» es una «vuelta al siglo XIX», agrega.
«Tenemos que tener la madurez política y ciudadana de entender qué podemos hacer y que pasos dar para romper la inercia que nos ha polarizado», concluye Magallanes, que recuerda que el movimiento de mujeres «va más allá de la política y sobre todo involucra a la sociedad civil».
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