Terror
Cada día es más frecuente padecer ese episodio inexplicable y aterrador conocido como un ataque de pánico. Para quienes lo hemos padecido, sabemos la sensación de misterioso terror, depresión y miedo que significa. Mi primera experiencia fue a los diecisiete años, de ahí en adelante ha sido intermitente, a veces complicado, otras veces mucho menos. He escuchado a alguna persona decir que no le desea un ataque de pánico ni a su peor enemigo.
No comparto tal criterio, deseo con ahínco que a los malandros chavistas les caiga la maldición del pánico y se desvanezcan sin remedio. A todos sin excepción.
Dime si eres o has sido chavista y te diré quién eres.
Colombia
Las elecciones de Colombia son un episodio de pánico continental y mundial. Si Petro ganase, el proyecto criminal encabezado por el chavismo daría un paso definitivo en su aspiración de dominación del continente. El otrora aliado de Estados Unidos en la región pasaría a formar parte del conglomerado terrorista del mundo. No quiero ni imaginar el caos, la desventura y el horror que padeceremos. La ansiedad se enreda al pánico y comienza la taquicardia.
Perú, Chile, Colombia y posiblemente Brasil, se unirían a Argentina, Venezuela, Bolivia, México, Nicaragua y Cuba. Pavor del bueno.
Sálvese quien pueda.
Texas
La masacre cometida por el hispano Salvador Ramos en la escuela primaria de Texas vuelve abrir el debate en Estados Unidos sobre el acceso a armas de guerra que tiene cualquier ciudadano –por más demente que esté– en aquel excepcional país. Los que adversamos tal posibilidad, es decir, la compra de este tipo de armamento (o de cualquier tipo) tan fácil y poco regulada, no salimos de nuestra indignación y repudio. Hay pánico, los hijos de América peligran.
Que sea más difícil comprar una cerveza que una metralleta en la nación más poderosa del mundo es un signo irrebatible de su decadencia.
Comienza el sudor frío y la asfixia, hay ansiedad.
Venezuela
Los inefables firmantes que pidieron el cese de las sanciones a Maduro, Cabello, Moreno y los sobrinos de Cilia Flores, lograron su primer objetivo: liberar al hipercorrupto Carlos Erik Malpica Flores, uno de los hombres que más fortuna ilegal ha amasado con el chavismo. El que la administración Biden le levante las sanciones no sólo muestra su debilidad (la del presidente), también enciende las alambras de lo extraviados que están respecto a la seguridad americana.
Otro episodio de pánico que los venezolanos entendemos muy bien, pero que quienes tenemos doble nacionalidad (americana y venezolana) padecemos doblemente.
Hay claustrofobia, no sabemos hacia dónde correr.
Rusia
La insensata y genocida guerra de Putin contra Ucrania muestra lo locos que podemos estar los humanos. El dictador ruso es una versión potenciada de Salvador Ramos, el asesino de Texas. Hay Putines por todas partes. En Venezuela, Colombia, Texas, Nicaragua y ostensiblemente en Rusia. ¡Qué pánico! En lo que menos piensas, te aparece un Putin con una metralleta y termina asesinando a todos sin chistar. Están por todas partes: Ramos, Petro, Chávez, Maduro, Ortega, etc.
Es el mundo, es la mente humana. No aprendimos del Holocausto ni de Hitler, los llevamos dentro, de ahí el pánico, de ahí la ansiedad. Estamos locos si no los enfrentamos.
Tenemos que derrotarlos, no hay opción.
Posdata sin demencia
Los que hemos superado un ataque de pánico y hemos vivido esa agonía debemos de ser más diligentes que nadie en nuestra lucha contra la crueldad y la demencia política. Lo que sufrimos nos da una fortaleza excepcional para enfrentarlos. Un voto en Colombia puede ser una terapéutica diferencia. Un voto en Colombia y un disparo en Rusia. En Rusia y en alguna otra parte.
Tres o cuatro acciones liberarían el pánico a millones.
@tovarr
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