En aquel necio afán de tomar decisiones equivocadas, erró sin remedio y en profundidad cuando se negó a renovar la licencia de RCTV. Ignorante, de poco pensar, olvidó, más allá de brujerías, ensalmos y sermones retorcidos del fracasado Fidel Castro, que una telenovela, Por estas calles no produjo el golpe de Estado en febrero de 1992 sin embargo, afloró quejas, asomó desencantos, molestias y desilusiones de millones de venezolanos a quienes la democracia y sus partidos llevaban tiempo decepcionando y peor, traicionando. Desconoció Chávez, autoconvencido de que tenían razón los castristas que habían hundido en congoja y miseria a uno de los países más importantes e interesantes de América, la Cuba anterior a ellos, no las denuncias y quejas de venezolanos racionales -no los llamados “intelectuales” que sólo sabían criticar en abstracto con palabras pomposas- en los medios.
De gobernar sólo conocía errores, injustica y equivocación de interpretación e incompetencias de ejecución, permitió se acabase la tradición de aquél programa que, entre bondades y ordinarieces, hacía reír mostrando cada semana sus propias necedades; aquella Radio Rochela, programa de humor con parodias sobre situaciones cotidianas, políticos, artistas y protagonistas de telenovelas, que se hizo tradición, dio apertura a personajes de antología y florilegio que, en más o en menos, iban desgastando a Venezuela. Con ironías y chistes una revolución se entiende, sin ellas sólo se queda en la programación insulsa, censurada de la televisión y radio.
Al estimular y permitir el cierre de RCTV, cerró las puertas de expresión a sí mismo y, de paso, le dio razón a opositores persistentes e inteligentes, aunque no siempre acertados. Sin el humor habitualmente chabacano pero bien orientado. Radio Rochela, programa humorístico producido y transmitido por Radio Caracas Televisión con la mayor audiencia, y en múltiples ocasiones la situación político-social del país era inspiración del libreto, ni siquiera escaparon quienes ocuparon la presidencia de la República. Por ejemplo imitaron Cayito Aponte a Carlos Andrés Pérez, César -Bólido- Granados a Luis Herrera Campins y años antes a Rómulo Betancourt, Juan Ernesto -Pepeto- López a Rafael Caldera, Ricardo Gruber a Jaime Lusinchi.
La opción que presentó el régimen fue un grupo de artistas queridos con caras largas, llanto fácil y solidaridad popular que siempre obtienen las víctimas. Programas aburridos, toscamente sumisos, sin gracia auténtica ni genuina que haciendo propaganda al chavismo, lo dejaban con el culo al aire. Es terrible, aterrador hacer del gobierno un aburrimiento nada original.
RCTV y Radio Rochela, –considerado como el programa más longevo de la historia por el Récord Guinnes, fue transmitido semanalmente por 51 años consecutivos-, taponaron sus puertas una medianoche, se fueron para no volver echados al recuerdo por un régimen repleto de tosquedades que, por mucho poder que tenga, sólo tiene un destino cierto, certero, la extinción, tarde más o tarde menos. El humor deja indefenso y atemoriza al poder porque utiliza el ingenio para desnudarlo, evidenciar la arbitrariedad, inconsistencia y contradicciones.
Y cuando este régimen termine de desmoronarse, no tendremos una Radio Rochela para abrirnos caminos riéndonos de nosotros mismos, ni una RCTV para soñar que podemos soñar.
@ArmandoMartini
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