En los próximos días volverán a México los representantes del régimen de Nicolás Maduro y los de la Plataforma Unitaria que integran el interinato para retomar las negociaciones suspendidas por el heredero de Chávez en octubre pasado, cuando Alex Saab ―señalado, junto con Álvaro Pulido, como el gran operador financiero de la empresa criminal transnacional instalada en Miraflores, así como informante de la DEA por casi un año en 2018― fue extraditado a Estados Unidos.
Cruzan la línea roja
El jefe de la delegación madurista, Jorge Rodríguez, había trazado una línea roja para regresar a la mesa de diálogo: la incorporación de Saab al equipo negociador. Seis meses después, el exinformante de la DEA deja de ser una condición sine qua non para regresar a México. La red de empresas de Saab para blanquear los capitales de los negocios ilícitos de Maduro y compañía ha sido reemplazada por otros operadores financieros en Rusia, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, China e Irán.
Lo que pueda decir el empresario colombiano ha dejado de ser una amenaza para la estabilidad política del régimen venezolano. Mas sí se ha vuelto una ficha en la negociación con la administración de Joe Biden. Mientras pide su liberación insistentemente, sabiendo que es muy difícil obtenerla por la independencia de los poderes en Estados Unidos, consigue Maduro ampliar y fortalecer su posición en la negociación. Por ejemplo, podría solicitar el retiro de la sanción que tiene Carlos Erik Malpica Flores desde 2017, el sobrino favorito de la primera combatiente, Cilia Flores. Y la suspensión de la sanción económica a la petrolera estatal Pdvsa.
Mecanismo para ganar tiempo
Maduro nunca ha creído ―y nada indica que vaya a cambiar de opinión― que el diálogo es la vía para resolver la crisis política de Venezuela, que se centra en la restauración de la democracia. Siempre lo ha visto como el mecanismo para ganar tiempo en el poder y dividir a la oposición. Su razón de ser es seguir atornillado a la presidencia de Venezuela.
Cada año que el sucesor de Chávez pasa en el poder, fortalece su posición dentro de la estructura criminal integrada por varios jefes que controlan los diversos negocios: narcotráfico, contrabando de minerales (oro, coltán, diamantes, etc.), trata de blancas, venta de petróleo y productos refinados, entre otros.
La Plataforma Unitaria busca en México superar la crisis política venezolana por medio de la convivencia democrática.
Gerardo Blyde, jefe de la delegación del interinato, dijo en un encuentro con dirigentes del Frente Amplio, el pasado viernes en la Universidad Católica Andrés Bello, que la negociación de fondo que deben producir es un pacto de convivencia democrática en el cual se reconozcan todos. Es decir, cohabitar con Maduro y la empresa criminal transnacional. Porque del memorándum de entendimiento firmado por las partes en agosto del año pasado y convertido en ley por la Asamblea Nacional de Maduro, lo que le interesa al régimen de facto es el levantamiento de las sanciones económicas a Pdvsa.
La necesidad de divisas
El heredero de Chávez necesita de nuevo las divisas de las exportaciones de petróleo colocadas en los países democráticos por la indisponibilidad desde marzo de la totalidad de los fondos de Pdvsa, el Ministerio de la Defensa, Minerven, el BCV y miembros de la empresa criminal que fueron depositados en los bancos rusos.
Maduro busca que la administración de Biden otorgue la licencia para perforar, vender y transportar petróleo venezolano a las empresas extranjeras socias de la estatal Petróleos de Venezuela: las europeas Repsol y Eni, la estadounidense Chevron, y a las empresas de servicios Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford International.
Hasta ahora, Maduro sigue deshojando la margarita. Los lobbies que han hecho las petroleras y los aliados del régimen no han logrado conseguir la nueva licencia que permitiría expandir las operaciones en Venezuela. El argumento para convencer a la administración de Biden es que el exsindicalista del Metro de Caracas no recibirá dólares porque las exportaciones de crudo serían para pagar la deuda pendiente de Pdvsa con sus socias extranjeras.
Falsos positivos
Sin embargo, el Informe Anual de Chevron 2021 señala que el “préstamo a largo plazo pendiente a Petroboscán de 560 millones de dólares ha sido totalmente saneado a finales de 2021”. Además, reporta que los ingresos de las afiliadas de capital mejoraron el año pasado, “principalmente debido a la pérdida de valor de Petropiar y Petroboscán en Venezuela en 2020”. Es decir, que las pérdidas de 1.396 millones de dólares y 1.112 millones de dólares, respectivamente, fueron cero en el balance del ejercicio correspondiente a 2021.
Por lo tanto, el argumento utilizado en Washington de que Maduro y compañía no recibirán ingresos por las exportaciones realizadas por Chevron porque serán usadas para pagar deuda no es cierto.
En un cálculo rápido, los ingresos netos para el régimen madurista estarían en 26 millones de dólares diarios, con una exportación promedio de 500.000 b/d, enviando los volúmenes actuales a Cuba y China para el pago de la deuda del Fondo Chino.
El otro argumento es el de vetar la importación del petróleo ruso en seis meses por parte de la Unión Europea, para dejar de financiar la guerra de Putin contra Ucrania. En este sentido, la española Repsol y la italiana Eni tendrían la oportunidad de aumentar sus producciones de crudo en Venezuela. Un escenario que requeriría el cambio de la Ley de Hidrocarburos para que las petroleras extranjeras socias tengan mayoría del capital accionario de las empresas mixtas.
No es el momento de volver a México. Y menos para que el régimen de facto obtenga del gobierno de Biden el otorgamiento de las licencias a Chevron, Repsol y Eni para la explotación y comercialización de hidrocarburos en Venezuela.
Está claro que el bienestar de los venezolanos nunca ha estado en la lista de prioridades del equipo que lidera el psiquiatra presidente de la Asamblea Nacional. Su misión siempre ha sido otra y nunca lo ocultaron. Por esa razón es imperativo que no se le sirva en bandeja .de plata esta oportunidad para lograr sus objetivos.
El regreso a la mesa de negociación en este momento solo favorecerá la permanencia de Maduro en el poder más allá de 2024. ¿Es eso lo que queremos?
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