Los estudios de la ciencia sobre los efectos de los teléfonos inteligentes están lejos de resolverse. El cáncer cerebral, el daño a los nervios y varios tumores se han promocionado como posibles consecuencias negativas del uso regular de teléfonos móviles.
Aunque no se han encontrado pruebas sólidas que demuestren que sea peligroso, esto no significa que no haya motivos de preocupación.
¿Qué hay de la radiación?
Una gran parte de la preocupación sobre los riesgos de salud y seguridad de los teléfonos móviles se centra en la radiación que emiten. Los teléfonos móviles liberan energía de radiofrecuencia u ondas de radio que pueden ser absorbidas por los tejidos corporales. En el pasado, los estudios han relacionado el uso excesivo de teléfonos móviles con ciertos tumores cerebrales.
Martin Röösli, jefe de la Unidad de Exposiciones y Salud Ambientales del Instituto Suizo de Salud Tropical y Salud Pública, el tipo de radiación emitida por un teléfono móvil no es motivo de alarma. Es una radiación de radiofrecuencia de energía muy baja, la misma que se encuentra en las señales de televisión y radio. «Es una radiación no ionizante, por lo que no es radioactiva ni radiográfica», dijo Röösli. «Ningún daño directo al ADN puede ocurrir con este tipo de radiación. Es imposible», agregó.
En cuanto al vínculo entre este tipo de radiación y el cáncer, Röösli dice que «no ve esas relaciones». A menudo estos estudios son «retrospectivos» y se basan en el uso excesivo que hicieron las personas con tumores en el pasado del celular”, dijo Röösli.
«No hemos visto un aumento en las tasas de cáncer en las últimas dos décadas, lo que sin duda se esperaría si hubiera un riesgo importante en el uso de teléfonos móviles», agregó.
De la misma manera, Frank de Vocht, lector de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Bristol, dijo que es poco probable que los peligros de los teléfonos celulares simplemente hayan pasado desapercibidos. «Si el uso de teléfonos móviles aumentara el riesgo de algo significativamente como cáncer, esto se hubiera recogido mucho más claramente con los métodos científicos que tenemos ahora como, por ejemplo, los riesgos que implica fumar tabaco en el cáncer de pulmón son datos simples de recoger».
Hay más por conocer
Esto no significa que la radiación del teléfono móvil no tenga ningún efecto en el cerebro en absoluto. Investigaciones previas encontraron evidencia que puede cambiar nuestras ondas cerebrales. Y ahora, un nuevo estudio en coautoría de Röösli ha encontrado un vínculo entre el uso del teléfono móvil y los efectos adversos en la retención de memoria de los jóvenes.
Los investigadores suizos estudiaron a 700 adolescentes de entre 12 y 17 años; hicieron un seguimiento de sus hábitos telefónicos además de completar pruebas de memoria. En el transcurso de un año, los participantes tuvieron que completar un cuestionario sobre sus hábitos de teléfono móvil, así como responder preguntas sobre su salud física y psicológica.
Luego completaron una serie de pruebas cognitivas computarizadas. Röösli dijo que una característica única del estudio era el uso de datos operadores de teléfonos móviles. Eso significaba que, para cada llamada hecha por los participantes, los investigadores «sabían en qué red se llevó a cabo y cuánto duró».
El estudio, publicado en Environmental Health Perspectives, descubrió que un año de exposición a la radiación de los teléfonos móviles podría tener un efecto negativo en el desarrollo del rendimiento de la memoria en regiones cerebrales específicas en adolescentes. Considerando que ‘exposición’ se refiere casi exclusivamente a llamadas telefónicas.
«El 80% de la radiación absorbida proviene de sostener el teléfono en la cabeza», señaló Röösli. Curiosamente, descubrieron que la función de memoria del cerebro era más vulnerable al impacto negativo de la radiación cuando el teléfono estaba sujeto al lado derecho de la cabeza. Ahí es donde se encuentran las áreas del cerebro relacionadas con la memoria.
«Básicamente, lo que vimos fue que cuanto mayor era la absorción de radiación (por el cerebro), más probable era que el desarrollo de la memoria en un año no fuera tan bueno como el de aquellos que no absorbieron tanta radiación», dijo Röösli. Los investigadores también enfatizaron que es necesario realizar más investigaciones para descartar otros factores, incluida la pubertad, que podrían afectar el uso del teléfono móvil y la cognición.
En cuanto a otros usos de teléfonos inteligentes (enviar mensajes de texto, tomar fotos, usar aplicaciones), esto implicó «casi ninguna exposición (a la radiación) en el cerebro».
¿Deberíamos cambiar nuestro comportamiento?
A pesar de los efectos negativos que notaron, Röösli los describió como «muy sutiles». Pero sí está preocupado, el científico señala que el efecto de la radiación «se puede minimizar fácilmente» tomando llamadas en el lado izquierdo de la cabeza, o usando un altavoz o auriculares, «especialmente cuando la calidad de la red es baja».
«Este estudio muestra que, aunque probablemente haya un efecto, este es relativamente pequeño», indicó De Vocht. »En mi opinión, la lección más importante de todos estos estudios es que el uso de teléfonos móviles no es extremadamente peligroso, a pesar de lo que algunas personas puedan decir».
Lo que preocupa a Röösli y De Vocht no son los posibles efectos biológicos del uso del teléfono móvil, sino los cambios de comportamiento que se observan en los usuarios de teléfonos móviles. Según ellos, cualquier impacto perceptible de la radiación del teléfono móvil es mucho menos pertinente que aquellos que cambian la forma en que las personas se comportan.
«Hay evidencia convincente de que lo que se asemeja a una ‘adicción a los teléfonos móviles’ afecta negativamente la interacción social, la salud mental y el bienestar», explicó De Vocht.
En 2015, Röösli fue co-autor de un estudio que encontró que los adolescentes que usan mucho sus teléfonos, especialmente después de «apagar la luz», han interrumpido los patrones de sueño y están «mucho más cansados». Es este tipo de investigación la que se cree que es «mucho más relevante desde una perspectiva de salud pública» cuando se consideran los riesgos para la salud del uso del teléfono móvil.
«Eso no tiene nada que ver con la radiación, se trata de comportamiento». En última instancia, Röösli dijo que, si la radiación está teniendo un efecto en los usuarios de teléfonos móviles, «no es lo más importante, al menos en este punto».
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