La lluvia de estrellas de las eta acuáridas se puede ver todos los años entre el 19 de abril y el 28 de mayo, pero de todos estos días, el mejor momento para observarlas será este viernes, después de la medianoche, cuando la luna se oculte y deje paso al espectáculo celeste.
Esta lluvia de estrellas se verá mejor en el hemisferio sur y desde lugares ubicados en el trópico, como las islas Canarias, aunque también pueden llegar a verse en el hemisferio norte.
Las eta acuaridas proceden del cometa Halley, como la lluvia de meteroros de las oriónidas, que tiene lugar en octubre.
Ambas se producen todos los años cuando la Tierra atraviesa un anillo poblado con los fragmentos desprendidos del cometa. En su largo viaje, el cometa deja pequeñas partículas metálicas que traspasan la atmósfera y se desintegran, convirtiéndose en las estrellas fugaces.
El cometa Halley, descubierto por Edmond Halley (1656-1742) es, sin duda, uno de los objetos celestes más populares de la historia. Gracias a su órbita alrededor del Sol, cada 76 años se puede ver a simple vista.
La última vez fue en 1986 y la próxima será en 2061, cuando este viejo conocido de la historia de la astronomía volverá a visitar la tierra.
Las eta acuáridas
Los meteoros de las eta acuáridas tienen una tasa de actividad de entre 40 y 85 meteoros por hora y una velocidad bastante alta, unos 66 kilómetros por segundo, según datos del Observatorio Astronómico Nacional (OAN).
Desde la latitud de la tierra, 40º norte, la lluvia de meteoros parece tener un único centro de origen, un punto del que parecen surgir las estrellas fugaces y que se denomina «radiante».
La localización de ese radiante se utiliza para nombrar a la lluvia de estrellas, de modo que las eta acuáridas tienen su radiante en la estrella eta de la constelación de Acuario.
Este año será un buen año para la observación de las eta acuáridas, puesto que el creciente de Luna permitirá ver la lluvia de meteoros.
Para ello, hay que buscar un lugar alejado de obstáculos que dificulten la vista, como edificios, árboles o montañas, y que esté alejado de la contaminación lumínica. No hace falta utilizar instrumentos ópticos.
Aunque las eta acuáridas parecen venir de la constelación de Acuario, se pueden ver en cualquier parte del cielo.
Conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la Luna si la observación se realiza cuando esta esté presente. «Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad», aconseja el OAN.
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