Antes de las guerrillas del Vietcong en los tiempos de la Guerra Fría, los soldados japoneses fueron los expertos en adaptarse a la selva nublada y vencer a un Imperio: el británico. Tal hazaña se daría cuando invadieron y ocuparon Birmania (10 de diciembre de 1941 al 12 de mayo de 1942), llegando a la frontera con la India. Campaña que realizaron al mismo tiempo que se expandían por todo el sureste asiático, aprovechando el dominio del mar y el cielo que le otorgó el exitoso ataque a Pearl Harbor en la Segunda Guerra Mundial. “La joya” de los dominios ingleses fue amenazada con todo lo que esto significaba en recursos para los Aliados, y sería cerrada la carretera de Birmania de más de mil kilómetros de extensión para abastecer de armas al ejército chino. El mito de la invencibilidad japonesa crecía y con ella los planes para llegar mucho más lejos.
Las terribles condiciones climáticas y geográficas (es la zona del planeta con mayores precipitaciones debido a los monzones: lluvias casi permanentes desde mayo a octubre con temperaturas cercanas a los 40 grados) que debieron padecer los ejércitos, se intentan reconstruir en la única película que conozco de la derrota británica: Yesterday’s enemy (Val Guest, 1959). Aunque se hace evidente que es una reconstrucción en un estudio por lo que anhelamos una nueva obra que sea realista, pero el guion es perfecto porque es la adaptación de un “teleplay” homónimo de la BBC escrito por Peter R. Newman (el cual, por cierto, escribió una de las tantas temporadas sobre Doctor Who). La trama muestra la incapacidad del ejército británico para adaptarse a ese otro actor que es la “jungla” a diferencia del japonés que se apoya en ella para vencer a su enemigo. Pero lo fundamental es cómo en medio de la desesperación ante el acoso y el avance indetenible nipón, el capitán británico comete crímenes de guerra para después sufrir el mismo trato cuando es capturado. El oficial japonés le dice: “Esta es una guerra total y ustedes que oprimen a los pueblos asiáticos nunca respetan nada, y cuando son vencidos piden que se les apliquen las convenciones”.
El resto de la cinematografía sobre la campaña birmana se centra en dos temas: la reconquista del territorio desde 1944 con especial énfasis en la acción de los guerrilleros (que aprenden a luchar en la selva): los famosísimos “Chinditas” del general inglés nacido en la India: Orde Wingate (al cual esperamos dedicar una entrada, Dios mediante, en el 80 aniversario de dichas fuerzas) pero también los estadounidenses de “Merrill’s Marauders”; y el sufrimiento de los prisioneros aliados en los campos de trabajo del tren de Birmania-Tailandia (el filme más conocido es El puente sobre el río Kwai de David Lean en 1957). Sin dejar de nombrar la antibélica japonesa: El arpa birmana (KonIchikawa, 1956) que al igual que las otras trata del final de la guerra en 1945.
La invasión siguió las tácticas y estrategias que usaron en el resto de la región y que hemos explicado desde principio de año en nuestra columna al referirnos al Frente del Pacífico: rápidas ofensivas que garantizan antes que nada el control del aire con la destrucción y toma de los aeródromos (más la hegemonía del caza Zero), y el dominio del mar quebrando la logística del enemigo. Esta última se logró con la paralización de la armada estadounidense el 7 de diciembre de 1941 y los golpes dados a la Royal Navy y las marinas australiana y holandesa. A la primera con el hundimiento de los acorazados Prince of Wales y el Repulse el 10 de diciembre, y la campaña en el océano Índico por la escuadra del almirante Chuichi Nagumo con sus seis portaviones (“Operación C” del 31 de marzo al 10 de abril de 1942) que hizo huir a los portaviones británicos (HMS Indomitable, HMS Formidable, HMS Hermes; este último terminó hundido) y el resto de la flota, dejando sin apoyo a sus fuerzas en tierra especialmente en Birmania. Hay que agregar el 19 de febrero de 1942 cuando fue atacado el puerto de Australia: Darwin, y con la Batalla del Mar de Java el 27 de febrero de 1942. Todas ellas son derrotas aliadas que establecieron el dominio de la Armada Imperial del Sol Naciente.
El 10 de diciembre comenzó la invasión a Birmania con la destrucción de los aeródromos en torno a la capital Rangún y la toma de la pista de Victoria Point al Sur el día 16. La capital fue bombardeada en torno a Navidad y en enero de 1942 los japoneses (comandados por el general Shojiro Lida) avanzaron por los valles centrales siguiendo el curso de los ríos de este país montañoso y selvático de sur a norte buscando la toma de los principales caminos y ciudades (los tailandeses también la invadieron cooperando con el Japón). El teniente general del US Army: Joseph Stilwell con las tropas chinas protegía la carretera de Birmania al norte y el teniente general Donald Kenneth McLeod era el comandante en jefe de Birmania con tropas de la Commonwealth provenientes la mayoría de la India. Este último fue reemplazado por el teniente general Harold Alexander que llegó el 3 de marzo con refuerzos, pero ya la capital estaba casi rodeada y se decidió quemarlo todo antes de huir. El control aéreo se lograría en dicho mes y ante las grandes bajas de los cazas Aliados estos huyeron a la India, el 29 de abril Mandalay era abandonada y la carretera que unía la colonia con China era cortada. El 2 de agosto los nipones establecieron un gobierno colaboracionista en Birmania presidido por el doctor Ba Maw (quien había estudiado en Europa) y luchaba por la independencia desde la década de los treinta, pero este tema lo desarrollaremos en otra entrega. La semana que viene se cumple el 80 aniversario de la que es considerada la primera batalla de portaviones (la del Mar del Coral) y será nuestro tema a analizar.
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