No hay duda de que es menos atractivo enviarle a un colega un emoji de guiño a través de mensajes que intercambiar una mirada tímida junto a la máquina de café.
Esas interacciones pasajeras que alguna vez encendieron los romances en la oficina se volvieron imposibles durante la pandemia, cuando muchos se fueron a trabajar a casa.
A pesar de ello, los trabajadores han encontrado una manera de seguir coqueteando con colegas, un hecho que sugiere la inevitabilidad del romance en la oficina o los sitios de trabajo.
Datos de febrero de 2022 de la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos (SHRM) de EE.UU. sugieren que el romance en el entorno laboral puede haber aumentado incluso trabajando desde casa.
Un tercio de los 550 encuestados respondieron que comenzaron o mantuvieron una relación con un colega durante la pandemia, un aumento del 6% desde los días previos a la crisis sanitaria global.
El lugar de trabajo es tierra fértil para el amor y el romance pasajero, aunque muchas empresas fruncen el ceño ante el emparejamiento de colegas y lo ven como una pesadilla de recursos humanos.
Los expertos dicen que hay razones específicas por las que los trabajadores simplemente no pueden dejar de involucrarse con sus colegas, incluso mientras están aislados durante una crisis de salud global.
Algo tan viejo como el tiempo
A pesar de que se considera tabú, el 75% de los que respondieron a la encuesta de la SHRM dijeron que les parecía bien que sus colegas salieran entre sí. Después de todo, la mitad dijo que les había gustado un colega en algún momento.
Y aunque la confraternización es un dolor de cabeza para muchas empresas, el romance entre colegas ha existido durante décadas, si no es que siglos.
«Incluso remontándonos a la era industrial, ya había cierta discusión sobre la atracción de las personas entre sí en el lugar de trabajo», dice Amy Nicole Baker, profesora de la Universidad de New Haven, EE.UU., que estudia estos fenómenos y la psicología organizacional.
Ya en la década de 1800 había interacciones románticas en los primeros días del trabajo administrativo, con mujeres y hombres en las oficinas involucrados en «comportamientos que no tenían nombre», según los críticos de la época.
Pero muchas parejas se conocen en el trabajo, y no necesariamente termina en escándalo (por el contrario, podría conducir a un final de cuento de hadas, como los Obama, que se conocieron en una oficina de abogados de Chicago cuando tenían unos 20 años).
Los datos de 2017 muestran que una de cada 10 parejas heterosexuales en EE.UU. dicen que se conocieron en el trabajo.
Teniendo en cuenta que algunos datos muestran que las personas entre las edades de 20 y 50 años pasan casi cuatro veces más tiempo con colegas que con amigos, esto parece estar destinado a suceder.
«No es sorprendente que tanta gente se fije en las personas del trabajo», ya que trabajar ha estado «tomando cada vez más y más de nuestro tiempo» a lo largo de los años, dice Vanessa Bohns, profesora de comportamiento organizacional en la Universidad de Cornell, EE.UU., quien estudia la dinámica del romance entre colegas.
Si bien los métodos más comunes para encontrar pareja fluctúan (más personas se encuentran vía internet, por ejemplo, y menos personas a través de amigos de la familia), aquellos que encuentran el amor en el trabajo conforman «una constante» en las estadísticas, dice Baker.
Esa constante ha durado hasta la pandemia, una época en la que relacionarse con colegas en realidad puede parecer menos riesgoso, ya que estás fuera del ojo vigilante de tu jefe o compañeros de equipo.
Algunos colegas incluso trabajan en secreto desde las casas de otros a medida que se adaptan al trabajo remoto.
«Mientras las personas interactúen en un entorno de trabajo compartido, se verá que se produce la mecánica básica de la atracción humana», dice Baker, sea el entorno físico o virtual.
Y la psicología detrás de esa mecánica sigue empujando inevitablemente a los colegas hacia algo más, incluso durante una pandemia.
Intimidad y familiaridad
El lugar de trabajo es un sitio privilegiado para que se desarrollen dos impulsores clave de la atracción, dice Amie Gordon, profesora de psicología en la Universidad de Michigan, EE.UU., que estudia la psicología de las relaciones.
Pasar tanto tiempo con alguien «muy probablemente podría allanar el camino para el romance, debido a todos los factores que sabemos que contribuyen al deseo: la intimidad y la familiaridad», dice.
Primero, cuanto más vemos algo (o a alguien), más expuestos estamos a que nos guste. Este rasgo de familiaridad es un sesgo psicológico llamado efecto de mera exposición: «Solo ver a alguien repetidamente» puede generar atracción, dice Gordon.
Del mismo modo, la investigación ha demostrado que estar en la proximidad de alguien durante mucho tiempo puede ayudar a estimular una preferencia por esa persona; cuanto más a menudo vemos a alguien físicamente y cuantas más interacciones tenemos con ellos, más rápido se construye la atracción interpersonal.
Ese sesgo podría incluso aplicarse a los jefes que favorecen a los empleados que pasan más tiempo con ellos.
Pero este sesgo no se limita a la proximidad física.
«También es una proximidad emocional y una proximidad intelectual», dice Baker. Ya sea por correo electrónico o Zoom, «todavía interactúan entre ellos», señala.
Esta exposición e interacción constantes genera preferencia, independientemente de la ubicación física, lo que puede explicar por qué el romance en la oficina ha sobrevivido en la era del trabajo remoto.
Otro factor que trasciende una oficina física es la preferencia de las personas por aquellos similares a ellos, lo que podría extenderse al trabajo, considerando que los colegas eligieron la misma carrera y empresa.
«Si ambos son abogados, o si ambos tienen la misma formación, o si ambos piensan sobre el mundo de la misma manera, esa similitud también fomentará la simpatía y la comprensión», dice Baker.
Es inevitable, ¿ahora qué?
Aunque el romance en la oficina es prácticamente inevitable, y ampliamente aceptado, sigue siendo complicado.
En primer lugar, puede aumentar el riesgo de acoso sexual, entornos de trabajo hostiles, así como crear conflictos de intereses.
Más comúnmente, un romance en la oficina también puede hacer que el resto del equipo se sienta incómodo y afecta el desempeño.
«Una vez que alguien en el equipo tiene una relación, de modo que no es solo un compañero de trabajo, eso cambia la norma de una manera que es incómoda», apunta Bohns. «Ya no sabes lo que es apropiado».
Sin embargo, dado que el romance en la oficina no va a desaparecer, algunos expertos dicen que las empresas inteligentes permitirán que los empleados tengan citas, mientras se aseguran de que no se crucen las líneas profesionales.
«Administrarlo, en lugar de fingir que no existe, o que no debería existir, es el mejor enfoque», dice Johnny C Taylor Jr, director ejecutivo de SHRM.
Si tú estás iniciando un romance de oficina, los expertos instan a que pienses en tus motivos y sopeses los pros y los contras.
Si estás involucrado con un jefe o un subordinado, instan a revelar inmediatamente la relación a Recursos Humanos y solicitar una reasignación de supervisor.
Pero si estás saliendo con un compañero, una situación que, según Baker, la mayoría de la gente considera menos riesgosa o problemática que salir con alguien con un nivel de poder diferente, depende de ti decírselo a alguien más allá de Recursos Humanos.
Hay que saber que el resto del equipo «lo va a resolver», dice Taylor.
Baker siente que más temprano que tarde debería ser ese el enfoque; cuanto más espere alguien para revelar una relación, más comenzarán los demás a «sentir que algo estaba ocultando» y «reaccionarán negativamente».
A pesar de estas reglas y situaciones potencialmente precarias, los romances en la oficina seguirán existiendo, y con todos los factores psicológicos involucrados, es difícil culpar a los colegas por enamorarse el uno del otro.
Aun así, es importante que los empleados sean conscientes de las implicaciones, más allá de lo relajado que sea el equipo o de lo triviales que puedan parecer las consecuencias.
Después de todo, no todos los romances de oficina terminan en un «felices por siempre», y no es divertido ver la cara de tu ex en la llamada de Zoom de todos los días.
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