Al leer la carta que 25 venezolanos le dirigieron al presidente de USA, Joseph Biden, no pude menos que recordar el poema de Alfred Tennyson sobre la carga de la brigada ligera. Si la hubiera leído, Tennyson hubiese quizás comenzado así su poema:
Con su carta a Joseph Biden
cabalgan los 25
por el valle de la entrega
La Venezuela invertebrada ha estado ejecutando un lento pero sostenido espectáculo de “striptease”, mediante el cual sus miembros ya se presentan en plena desnudez ética. Ha sido un espectáculo progresivo que los ha llevado a colaborar abiertamente con el régimen de Nicolás Maduro, el heredero de Hugo Chávez, los dos venezolanos responsables máximos del derrumbe económico, social y espiritual que ha sufrido Venezuela en el siglo XXI.
El caso venezolano, ampliamente documentado, desafía toda imaginación y no es necesario describirlo de nuevo en detalle. Venezuela está situada hoy entre los diez peores países del planeta en todos los índices sociales, financieros y de gobernanza, después de haber estado entre los buenos o hasta dentro de los mejores del siglo XX. Esta dramática involución ha sido, fundamentalmente, una tragedia moral, la cual ha generado hambre, enfermedad, persecución, tortura, prisión y muerte para la disidencia, además de la afiliación del régimen con los peores regímenes forajidos del planeta. No vacilo en decirlo, no podrá haber perdón para estos criminales y rechazo vigorosamente todo intento por parte de compatriotas o extranjeros de coexistir con ellos.
Por ello no podemos considerar la iniciativa de los 25 con la tolerancia de algunos distinguidos venezolanos como Ramón Guillermo Aveledo, Elías Pino Iturrieta, Rafael Arraiz Luca y otros, quienes la ven como “respetable” o “conteniendo planteamientos razonables”. Más allá del contenido de la carta, por lo demás pretenciosa e inexacta, al sugerir que ellos representan el sentir del 75% de los venezolanos, lo importante de considerar es que este pedimento, de ser aceptado, llevaría a consolidar la permanencia del régimen criminal en el poder.
La tendencia de un grupo de venezolanos formadores de opinión a coexistir pacíficamente con el régimen criminal de Maduro ha ido incrementándose en los últimos meses y tiene todas las características de una campaña organizada. Ya existen grupos orientados a promoverla, como es el caso del llamado FORO CÍVICO y de los firmantes de la carta que comentamos. Ya hablan en grupo, después de varios meses de amagos, sugerencias, indicaciones y de ambiguos matices de opinión expresados a título individual, las cuales han desembocado en la carta que comentamos y en reuniones de acercamiento del grupo con los Maduro y los Rodríguez, ver:
http://caracasciudadplural.blogspot.com/2022/04/representantes-del-foro-civico-en.html.
Los 25 venezolanos firmantes de la carta se autodefinen, sin mucho pudor, como: “líderes cívicos, académicos y reconocidos economistas de Venezuela: defensores de la democracia”. Ellos son: Alejandro Sucre, Alfredo Padilla, Andrés Rojas, Blanca Vera Azaf, Feliciano Reyna Francisco Rodríguez, Jorge Botti, Jorge Makriniotis, José Guerra, José Antonio Gil Yepes, José Manuel Puente, Juan Ernesto Aguilera, Leida Marcela León , Luis Vicente León, Luis Oliveros, Manuel Sutherland, Marianela Herrera, Mariela Ramírez, Michael Penfold, Pablo Zambrano, Rafael Quiroz, Reinaldo Quintero, Tamara Herrera, Víctor Álvarez, Alfredo Padilla y Ricardo Cusano.
La carta es la siguiente:
Carta Abierta al Presidente Biden y los Representantes del Gobierno de Estados Unidos, de Representantes del Sector Privado y Sociedad Civil Venezolana
Los suscritos líderes cívicos, académicos y reconocidos economistas de Venezuela:
defensores de la democracia– dirigirse respetuosamente al Presidente de los Estados Unidos y representantes del gobierno de los Estados Unidos involucrados en la política de los Estados Unidos hacia Venezuela.
Hacemos un llamado al gobierno de los Estados Unidos para que continúe promoviendo acciones sustantivas y negociaciones productivas para resolver la crisis venezolana, e instamos al gobierno de Venezuela, los partidos políticos de oposición y la Plataforma de la Oposición Unida, para reanudar las negociaciones sin demora. No hay más tiempo que perder.
Seamos realistas: la política de máxima presión y las sanciones económicas contra Venezuela no lograron sus objetivos.
Si bien las sanciones no son la raíz de la emergencia humanitaria de Venezuela, han exacerbado gravemente las condiciones para el venezolano promedio. La mayoría de las personas viven en la pobreza, con inseguridad alimentaria y expuestas a graves carencias de salud. La electricidad, el saneamiento y la calidad del agua se encuentran en un estado desesperado. Resolver la crisis humanitaria, con la urgencia que requiere, debe estar al frente y al centro durante las negociaciones.
Sugerimos que las negociaciones políticas, institucionales y económicas se basen en éxitos incrementales, generando confianza y buena voluntad hacia nuevos acuerdos. Ellos deben seguir lo que es posible y factible, y no tomar posiciones extremas que harán llegar a un acuerdo una tarea imposible.
El 75% de los venezolanos rechaza enérgicamente las sanciones sectoriales y solo el 10% quisiera que continuaran. Claramente, estas sanciones no han beneficiado al pueblo venezolano.
Hacemos un llamado al gobierno de los EE. UU. para que negocie por el mejor interés del pueblo venezolano y supere las presiones políticas internas, que lamentablemente han obstaculizado el proceso.
En Venezuela, hemos instado a Nicolás Maduro a aceptar reformas políticas y electorales significativas y continuar con la liberación de presos políticos. El gobierno debe reconocer que los acuerdos no pueden limitarse al ámbito económico. A la oposición venezolana le hemos planteado la necesidad de unificarse en torno a principios básicos y realistas que sustenten posibles acuerdos. Hemos alentado a la oposición a no ser rehén de posiciones extremas que solo prolongan el doloroso statu quo.
Llamamos a acuerdos que permitan el regreso de las petroleras occidentales y otras empresas privadas para regenerar el sector petrolero venezolano. Esto creará puestos de trabajo y promoverá el desarrollo local. El gobierno venezolano debe permitir que estas empresas administren sus proyectos y sus contratistas, así como los ingresos por exportaciones, mientras reciben las regalías e impuestos correspondientes. Las empresas aportarán tecnología y capital muy necesarios para el sector.
Además, cualquier acuerdo del sector petrolero debe apoyar la ayuda humanitaria, incluida la asignación de fondos de inversión social obligatorios por contrato, para habilitar medicamentos, alimentos, combustible y otros bienes y servicios que son esenciales para garantizar los derechos de las personas a la salud, la educación, la alimentación y la calidad de vida. , a través de mecanismos libres de corrupción acordados por el Gobierno y la Oposición.
Con el regreso de las empresas occidentales, la producción petrolera venezolana puede aumentar significativamente en unos meses y aún más el próximo año. El petróleo venezolano, que hasta ahora se ha vendido exclusivamente a China con importantes descuentos, debe estar disponible para los mercados estadounidenses y mundiales para contrarrestar el efecto de la guerra de Rusia contra Ucrania. Venezuela puede contribuir nuevamente a la seguridad energética del mundo libre y potencialmente ayudar a moderar los precios de los combustibles.
Venezuela está en el hemisferio occidental. Los acuerdos razonables pueden ayudar a lograr la seguridad energética para Occidente.
Hacemos un llamado a otros líderes y partes interesadas, en Venezuela y en otros lugares, para que respalden públicamente esta carta.
Poner fin a la crisis en Venezuela y ayudar a reconstruir el futuro del país, bajo el estado de derecho, la libertad económica y la protección de los derechos humanos, es nuestra responsabilidad compartida y nuestro beneficio colectivo”.
No creemos fructífero comentar en detalle el contenido de esta carta, porque lo esencial es que coloca al régimen criminal en un plano moral igual al de los venezolanos que han sido sus víctimas. Y ello representa una entrega, una derrota inaceptable de lo que debe ser una actitud de irreductible rechazo al régimen. Tanto la carta, como la reunión del llamado Foro Cívico (es más o menos el mismo grupo) con Maduro en Miraflores, pretenden establecer que el problema venezolano se deriva de “una pugna entre el gobierno y la oposición”, por lo cual esta “pugna” debe terminar para dar paso a una negociación, a un diálogo, a un acomodo. Esta es una apreciación totalmente equivocada y conduce a una actitud de sumisión que debe ser rechazada por todos los venezolanos dignos.
Par decirlo de manera amable, pienso que este grupo de los 25 y del Foro Cívico está espiritualmente confundido sobre la manera como debemos actuar frente a la dictadura. Esa confusión ayuda a la dictadura a mantenerse en el poder, acentuando el proceso de disolución de la nación venezolana. Una población con índices estadísticos intolerables de enfermedad, empobrecimiento y desnutrición no se reconoce en esta carta de los 25, en la cual el grupo le dice al régimen que la estrategia deseable a seguir es aceptar la sumisión, a fin de ir logrando, de manera incremental y con paciencia, los cambios deseados hacia la democracia y la libertad. La carta de los 25 y la postura del Foro Cívico usan como su lema una cita de Pedro Nikken sobre la negociación como “el único camino” para justificar su intento de transacción con la dictadura asesina y destructora.
No importa que algunos de los firmantes lo crean de buena fe o que otros estén animados por la intención de participar en el botín que es hoy Venezuela. El resultado es el mismo, funesto para la Venezuela que desea recuperar su dignidad.
Artículo publicado en La Patilla
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