Todos los seres vivos se comunican, o nos comunicamos. Cada especie tiene sus propias maneras de hacerlo, pues poseen su forma de expresarse y de comunicarse; de entender y hacerse entender. ¿Cómo lo hacen? con un lenguaje que tal vez no es entendible para las demás. En épocas primitivas el hombre lo hizo mediante la mímica y los gestos, después por el mágico sonido de la voz y más tarde por los signos gráficos.
Afortunadamente, los seres humanos dotados como lo estamos de grandes facultades intelectuales, tenemos el poder de la inventiva. Así hemos llegado a establecer estas dos formas de comunicación: la oral y la escrita, ambas se hacen con la palabra, que es su materia prima y a la que técnicamente se le denomina “signo lingüístico”. Si no se hubiese inventado la escritura no tendríamos como leer la historia, la Biblia, la filosofía, como tampoco contaríamos con obras literarias ni con textos de ciencias. Igualmente, se haría casi imposible la comunicación interpersonal a distancia.
El uso de la palabra, o de las palabras, no es tan libremente autónomo. Requieren de una disciplina para su mejor y adecuado manejo en la expresión y en la comunicación. Esa disciplina la constituyen los idiomas y cada uno de ellos tiene su gramática, conjunto de normas que orientan el uso de los vocablos en las oraciones. Pues, las palabras deben ser significativas, bien empleadas y agradables, que se combinen armoniosamente para hacer placentero leerlas, pronunciarlas y también escucharlas. En el caso del castellano, la primera gramática fue obra de Elio Antonio Nebrija, con la cual se reforzó el idioma nacional de España.
En Venezuela y en Hispanoamérica contamos con el bello idioma castellano, derivado del latín. Nos llegó luego de un largo camino que lo inició en Roma. De allí tomó rumbo a la península Ibérica, donde primero fue un dialecto hablado en el reino de Castilla y tiempos después se encumbró cuando pasó a ser el idioma oficial de España, gracias a una ordenanza dictada por Alfonso X, El Sabio, y luego se vino a estas privilegiadas tierras. Muy bienvenido.
Hablar y escribir son, naturalmente, las dos más importantes formas de información, de expresión y de comunicación humana. Así, con la palabra se hace el periodismo radial y televisivo, llamado a cumplir la función social de informar y opinar, ajustándose naturalmente a la ética propia de esa profesión. Igualmente, las personas no podemos guardar silencio, basta con un simple saludo para iniciar una conversación, imprescindible fórmula de entendimiento y comunicación social. Los afanes del hombre de descubrir e inventar lo han llevado al asombroso mundo de la comunicación satelital en sus diversas y variadas formas que conllevan a la información “instantánea” en la ocurrencia de los hechos.
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