Los analistas financieros internacionales creen que el default de la Rusia de Putin es prácticamente inevitable. Se debe a las medidas financieras que Occidente ha tomado como consecuencia de la invasión de Ucrania. Como habíamos dicho anteriormente solo con estas medidas y otras de carácter social y personal contra los oligarcas y empresas rusas fuera de su país aseguran la derrota de la invasión y su consiguiente guerra con Ucrania. Pero estas acciones no evitan que Ucrania no pierda la guerra, por ello hay que conseguir no solo la derrota de Rusia, sino que lo haga totalmente en todos los conceptos y que Ucrania gane en el campo de batalla. Eso puede y debe ocurrir. Lamentablemente la Comisión Europea, institución de la Unión Europea que ostenta el poder ejecutivo y decisorio, así como la iniciativa legislativa, está dilatando la decisión y ejecución del corte del gas e hidrocarburos rusos, innecesariamente y de forma muy perjudicial para el pueblo ucraniano y para el resto del mundo, especialmente para los europeos. Según informa Andrea Rizzi en el diario El País el pasado 5 de abril, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, le dijo acaloradamente a un congresista republicano: “¿Ha considerado usted que Rusia no ha logrado someter a Ucrania por lo que nosotros hemos hecho, ha pensado en algún momento en ello? Así es, pero han sido la reacción del pueblo ucraniano y su valentía junto con las presiones financieras, sociales, hasta deportivas y la capacidad de comunicación y empatía del presidente Zelenski las que, a pesar del escaso apoyo en armas de Occidente, han revelado que Ucrania puede ganar la guerra. Ahora de forma evidente y clara. También ha sido muy efectivo, como hemos mencionado anteriormente, el uso de la inteligencia, de los drones, misiles y aviones no tripulados, así como los sistemas de información y satelitales.
Desde el principio en mis escritos he manifestado la posibilidad real de la victoria de Ucrania en la defensa armada de su territorio siempre que contase con el apoyo de inteligencia, logístico y el armamento adecuado facilitado por Occidente. El día a día lo ha demostrado por lo que para Occidente es más una obligación que una decisión el aumentar fuertemente el apoyo a Ucrania, sobre todo en armamento y logística.
La realidad precipita y demuestra la evidencia de la previsible victoria por la expulsión total de los ejércitos rusos fuera del territorio ucraniano. No voy a repetir los vergonzosos discursos de muchos de los dirigentes, analistas e intelectuales de Occidente limitando la entrega de armas y apelando a una rápida negociación que podemos llegar a denominar entreguistas de Ucrania hacia Rusia cuando los invasores todavía tienen las pistolas, los tanques, aviones y todo el armamento de 200.000 soldados apuntando a Ucrania, sus ciudades y ciudadanos. Una negociación rápida solo beneficia a Putin. Occidente no puede mirar a otro lado, Putin está contra las cuerdas, una vez más no podemos ser cortoplacistas y dejar que los problemas perduren en el tiempo dañando a miles de millones de ciudadanos. Igual que no se puede pedir cuando un hombre está violando a una mujer que negocien entre ellos. Con la presión de la fuerza y las armas no se puede negociar nunca, a no ser que se quiera favorecer al violador, al asesino, al criminal o al invasor como es en este caso.
Pase lo que pase solo se puede negociar la retirada de los rusos de toda Ucrania incluyendo la región de Donbás y la península de Crimea. Rusia debe pagar por todos los destrozos y daños realizados durante la invasión, incluyendo las indemnizaciones de las víctimas ucranianas. Putin y otros dirigentes rusos deben ser procesados y previsiblemente condenados por los crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional. Por otra parte, todas las medidas en relación con la presión mundial contra Rusia por la invasión deben mantenerse durante largo tiempo como castigo y nunca antes del cumplimiento de todo lo anterior mencionado. Europa tiene la obligación moral de incorporar a Ucrania a la Unión Europea lo antes posible, aparte de, como hemos dicho antes, prescindir inmediatamente de la compra de gas y carburantes a Rusia.
No quiero ni espero ninguna traición de los máximos dirigentes de Occidente refiriéndome a Estados Unidos y la Unión Europea. También espero y prácticamente estoy seguro de que Zelenski sepa resistir hasta el final y no llegue a un acuerdo con Rusia lesivo para Ucrania y para el resto del mundo. Ayer hemos tenido la buena noticia, en el día 46 de la guerra, de que Macron ha superado electoralmente a Marine Le Pen con 27,6% frente a 23,4%. Es previsible la victoria de Macron en segunda vuelta, aunque no es totalmente segura a pesar de que Mélenchon ha pedido que en ningún caso se vote por la derecha radical y la mayoría de pequeños partidos de izquierdas y centro van a pedir el voto por Macron. Le Pen, como otros dirigentes europeos, Matteo Salvini en Italia, Viktor Orbán en Hungría y otros de derecha radical son muy conservadores, rancios, poco modernos y reacios a los nuevos avances democráticos como la libertad de comportamiento sexual, aceptación de otras culturas, discursos radicales frente a inmigrantes y una visión poco moderna de la lucha por la mayor igualdad de género. Aunque sea de una manera menos perfecta que otras están dentro del rango democrático, tienen comportamientos democráticos y un mínimo de cumplimiento de la pirámide de la libertad. No es el caso de los líderes de países que hemos denominado como autocráticos, dictatoriales, tramposos y gamberros. Digamos que están cerca del límite de lo legalmente aceptable, igual de los que se sitúan en la izquierda radical. Putin y todos sus amigos están claramente fuera del rango democrático y de la pirámide de la libertad.
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