Definirlo en forma didáctica para inmediatos efectos mediáticos que requieren los millennials de todas las edades es muy difícil, pero el intento, inicial y precario, resulta urgente, como sea, por la criminalidad putinista de su guerra bestial mostrada en vivo. En el mundo ciber aún libre ya no valen pretextos como aquel “no sabíamos” o silenciarla mirando para otros lados.
Para resumir en este privilegiado breve espacio se requiere utilizar chocantes neologismos que concretan evidencias y conceptos.
1.- El milenario zariato ruso se sustentó en la fusión del poder clerical ortodoxo, sus intocables dinastías monárquicas, el conquistador imperialismo militarizado y las derivadas burocracias hoy presentes en oligarquía del capitalismo estatal federativo ruso dirigido por Vladimir Putin.
2.- Esa tradición de autoritarismo sanguinario pasó a la revolución sovietista, Lenin transfirió los latifundios zaristas al Estado comunista de partido político único, nuevo dios; el campesino pasó a obrero miembro militante al igual que toda la sociedad obediente y ese sistema pasó al estalinismo con sus purgas eliminatorias de los sobrantes innecesarios. Combatió al nazismo en la acción bélica unido “por ahora” a democracias occidentales, pero mientras tanto absorbió a través de espionaje otros modelos de eliminación poblacional. Uno de sus protagonistas en esa tarea complementaria fue el agente Putin.
3.- Así los guetos, campos de concentración y exterminio de adversarios y demás seres desechables pasaron al más discreto fuego lento siberiano del campo de trabajos forzados, pestes y hambruna programada que liberaron a la expansiva imperial roja Madre Rusia de los prescindible. Un recurso también genocida llamado gulag.
4.- Hoy la izquierda populista latinoamericana copia al pie de la historia muchas de esas prácticas y las ejerce a la vista sin necesidad de anteojos en la Cuba castrista con sucursal en Cubazuela, donde ambas propician el putinismo tropicalizado con crueles leyes usurpadoras de la las democracias, matanzas, masacres, emigración y expulsión de los rebeldes y molestos de sus territorios para repoblar su Estado delincuencial con sumisos mendigos, empleados públicos esclavizados junto a los adaptables que, resignados o interesados, aceptan elecciones fraudulentas a mediano y extensos plazos bajo absoluto control de la cúpula militar narcomercializada.
Es el putinismo revolucionario, antillano, caribeño, proyectado hacia las Américas que destruye instituciones, personas y propiedades privadas y públicas o las roba en continuo saqueo.
5.- Cuidado si el trumpismo conspirador se inspiró y lo copió parcialmente hipnotizando a masas nada o mal educadas y ahora por petróleo y sin muchas distinciones partidistas bastante por encima de la mesa.
Es la muy amoral real politik presente en muchos sistemas políticos aunque no con el violento proceder aniquilador maoísta, estaliniano y nazista que se fusiona en el putinismo. La tardanza en reaccionar frente a totalitarismos es una forma de autodestrucción, por ignorancia o por diplomáticas tolerancias a convenir para evitar, se afirma, una tercera guerra mundial como si esta ya no hubiera comenzado a la moda, acabando con la civilización primaria de la convivencia legalizada, a fuerza de repetidas mentiras y misiles cortos o de alcance sin límites.
La guerra de Putin acelera la debilidad, cambios o anulación del actual imperialismo ruso, pero queda el habilidoso chino, un putinismo de larga y oriental paciencia invasiva capaz de neutralizar hasta el logro del servilismo global mediante un diestro dominio tecnológico.
El sálvese quien pueda va mucho más allá del refranero.
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