Llegó el momento de los cambios. Maduro dice ganar la guerra económica, ofrece medidas que no tienen futuro, que superan su capacidad de resolución, no convida a nadie en su apoyo y busca culpables fuera de su círculo más cercano, él y su entorno son los responsable de todas las penurias del pueblo venezolano.
Dudo que Maduro tenga los atributos suficientes que se esperan de un buen presidente, y pueda resolver la situación económica que creó. El mandatario pierde la autoridad por ausencia de consenso a su alrededor. La legitimidad es la fuerza bruta, la coacción no es apoyo, todo es a juro, nada es por las buenas. Un gobierno es débil si tiene que recurrir a las armas para mantenerse gobernando. Lo juzgamos por sus incontables fracasos, por eso no hay confianza en estas nuevas medidas. Ese autobús va hacia el desastre.
Este es un momento peligroso, las reformas propuestas dejan en evidencia a Maduro: jugaron con la maquinita de producir dinero y provocaron la inflación galopante que vivimos, que los sufrimientos vividos hasta ahora no fueron útiles, no eran la lucha efectiva frente a la guerra económica, que el gobierno nos oprime, y que siempre ha sido un déspota, y lo peor es que no van a cambiar ni a mejorar nada. El aumento de sueldo, del cual ofrecieron un subsidio, será la trampa que alimentará la corrupción; solo los más cercanos recibirán la subvención de empleo o el de la gasolina. El carnet de la patria es desigualdad, el salario impuesto es desproporcionado, y todo conspira en contra de la libertad, o como dijo Tocqueville: la igualdad es la causa; la libertad el efecto.
El gobernante está tan desconectado de la realidad que se atreve a decir que sus anuncios son la solución. No comprenden que la desintegración social que están provocando no les servirá de apoyo, el pueblo que los respalda es una masa informe de necesidades. En el supuesto negado de algo bueno en las medidas, la burocracia se encargará de anularlo, no habrá surtidores con controles de gasolina dentro del lapso ofrecido, tampoco censo de vehículos, menos comida y empresas tomadas, gracias a sus políticas, de las que ellos son responsables.
Por otra parte, el apocalipsis socialista en el que nos ha metido el gobierno es el esperado. George Kennan en su Telegrama largo, al definir a la Unión Soviética dijo que se desplomaría a consecuencia de las tensiones internas, que sufriría una crisis económica, que los comunistas no saben gobernar sin dictadura y represión; cualquier parecido me avisan. El diplomático norteamericano planteó la política de contención contra el comunismo. Evitar la expansión del sistema soviético fue el objetivo, la solución se dejó a las inconsistencias del modelo comunista. La comunidad internacional no aprecia al gobierno de Venezuela, no hay foro en el que sea aceptado, no hay créditos ni apoyos, pura contención. Se deja que el socialismo del siglo XXI hierva en su propia salsa; que haga evidente su incapacidad de lograr el bienestar de la sociedad, los errores económicos son su fracaso político. La justificación de la existencia de todo Estado es el bien común, a falta de satisfacción de las necesidades públicas el PSUV es innecesario. El problema es que esa forma de actuar carece de iniciativa, no se puede dejar al tiempo la resolución de las penurias de los que padecemos la mala administración chavista, ya que no es una catástrofe natural que debamos soportar.
La política de contención tiene otra manifestación, y es la obstrucción de las fronteras de nuestros vecinos, casi que impiden que los venezolanos puedan salir y no tengan más remedio que protestar dentro del país. Chile restringió el ingreso al exigir la Visa Democrática; sobre la marcha cambió los requisitos, fue aumentando las exigencias, que son difíciles de cumplir con nuestra burocracia, como tener un pasaporte con año y medio de antelación a su vencimiento; requisito insalvable, la alternativa es obtener otro alegando que lo ha perdido y tramitar uno nuevo, con la circunstancia de que es imposible obtenerlo sin pagar altas cantidades en dólares, y sin la seguridad de que alcanzará el cometido. Ecuador ahora exige pasaporte. Perú y Brasil limitan el acceso. Colombia, que sabe que los inmigrantes están en buena medida de paso por su territorio, no puede contener la oleada de gente que le huye al genocidio chavista. Argentina otorga las citas a partir de 4 meses de solicitada. El gobierno de los Estados Unidos de América niega 98% de las solicitudes de visa, y si las aprueba es por un solo año. Irse pasa por una previsión de los detalles que tomará tiempo.
Estamos cansados de tanta tensión y enfrentamiento, pero debemos dejar que el gobierno caiga en el limbo, en el vacío que ha cavado alrededor de su legitimidad, pues lo que está en juego es la supervivencia del Estado.
Esperemos que Estados Unidos cumpla con la palabra de Kennedy en su toma de posesión: “Que todas las naciones –nos quieran bien o mal– sepan que pagaremos cualquier precio, soportaremos cualquier carga, afrontaremos cualquier dificultad, apoyaremos a cualquier amigo, nos opondremos a cualquier enemigo, con tal de asegurar la supervivencia y el triunfo de la libertad”.
Así que ya saben.
@rangelrachadell
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional