Colombia se acordó muy tarde de ganar en el clasificatorio a Qatar y quedó fuera del Mundial por primera vez desde Suráfrica-2010. En el camino quedaron dos técnicos de renombre, pero para la afición y la prensa el fracaso tiene nombre: la cuestionada cúpula del fútbol cafetero.
A pesar de contar con una nómina de jugadores destacados en Europa, ni el portugués Carlos Queiroz ni el local Reinaldo Rueda supieron llevar a Colombia al nivel que tuvo en el Mundial bajo la batuta del argentino José Pékerman. El técnico guió a Colombia a cuartos de final en el Mundial de Brasil-2014 y a octavos en Rusia-2018.
«Señores (directivos), ustedes no renovaron a Pékerman, ustedes trajeron a Queiroz, ustedes echaron a Queiroz y trajeron a Rueda», reclamó el analista deportivo Steven Arce durante su programa en Caracol Radio.
A los cambios fallidos, se suma un escándalo por la reventa de boletas en la eliminatoria pasada. El presidente de la federación, Ramón Jesurún, y otros siete dirigentes recibieron sanciones con multas equivalentes a 4,9 millones de dólares por autoridades colombianas, y están siendo investigados por la Fiscalía.
Los cafeteros rompieron una sequía goleadora de siete partidos para ganar a Bolivia (3-0) y a Venezuela (1-0) en las dos últimas fechas del premundial. Sin embargo, dependían de resultados ajenos que no se dieron y perdieron el cupo del repechaje con Perú por una diferencia de un punto.
«Los jugadores y los dos técnicos son responsables del fracaso, pero el desastre dirigencial tiene que dejar de ignorarse», anotó el periodista Alejandro Pino en un tuit.
En un irónico obituario El Tiempo, el periódico de mayor circulación del país, dio cuenta de la eliminación señalando a jugadores, entrenadores y directivos por igual. «Favor no enviar flores», remató el diario dirigiéndose a los aficionados.
Fin de una era
Sobre los hombros del desprestigiado Jesurún -que asumió en 2015 tras renuncia de su antecesor, Luis Bedoya, vinculado al escándalo del FIFAgate- cae también el peso de renovar una generación que se acerca al ocaso.
Para jugadores como Radamel Falcao García (36 años), Juan Cuadrado (33), James Rodríguez (30), David Ospina (33) y Juan Quintero (29) -protagonistas de las campañas mundialistas de 2014 y 2018- la posibilidad de jugar la cita de 2026 parece distante.
«Después de años de una buena generación, hoy termina una generación en donde tuvimos la oportunidad, no solamente de ir al Mundial, sino de devolverle protagonismo escénico a una selección que estuvo durante mucho tiempo en los primeros lugares del ranking FIFA», se lamentó Arce.
Wilmar Barrios (28), Yerry Mina (27), Davinson Sánchez (25) y Luis Díaz (25) recibieron la llamada para liderar la nueva camada. Pero hasta ahora solo Díaz, fichado este año por el Liverpool, da señales de estar a la altura.
«No es justo»
Rueda asumió el mando tras la cuarta fecha del clasificatorio y recibió de Queiroz una pobre herencia: 33% de rendimiento y un equipo goleado por Uruguay y Ecuador. Pero la ilusión que trajo su llegada al banquillo fue un espejismo.
Tras golear a Chile y arañar un punto de visitante ante Argentina en los dos primeros juegos, el equipo rodó cuesta abajo en una racha de casi 700 minutos sin anotar.
«Nuestro contrato estaba sujeto a la clasificación al Mundial y no se logró. Es una evaluación que tendrán que hacer los directivos», contestó el DT al ser cuestionado sobre su continuidad.
Entre los jugadores causó especial dolor perder el cupo del repechaje con un equipo que, sobre el papel, tenía una nómina inferior a la cafetera.
«Nos quedamos afuera de una copa del mundo. Con los jugadores que tenemos creo que no es algo justo», soltó James Rodríguez tras ser superado por Perú en la tabla.
Pero la crítica discrepa. «El fútbol no es de justicia, es de decisiones, proyecto, estructura, planificación y ejecución. No fuimos ejemplo de nada de eso», sentenció Arce.
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