Sekou Salaam conoce demasiado bien los riesgos de vivir en las calles de Nueva York. En sus seis meses de indigente, asegura que le han golpeado con una barra de metal y le han amenazado varias veces con cuchillos.
«Ahí afuera es duro. Te pueden herir, te pueden matar», dice a la AFP este hombre de 55 años de edad, tras comer gratuitamente en la Misión Bowery, un centro que ayuda a los neoyorquinos más necesitados en el sur de Manhattan.
Los peligros que enfrentan los sin techo en el país quedaron patentes hace unas semanas cuando un hombre mató a dos personas que dormían en la calle e hirió o otras tres en Nueva York y Washington.
Según las ONG que defienden sus derechos, los ataques a indigentes han aumentado, al igual que los problemas mentales agravados por la pandemia de covid-19, las adicciones y los asesinatos con armas diversas.
También acusan a los políticos de empeorar el problema con políticas que estigmatizan a las personas sin techo.
Los recientes disparos contra personas que dormían en la calle no ha hecho más que agravar el miedo de unos 50.000 indigentes esparcidos por Nueva York.
«Pensé: tendré que tener cuidado dónde me pongo. Pero no te puedes proteger mientras duermes», dice Salaam, que a menudo se refugia en las terrazas de restaurantes que han proliferado durante la pandemia.
«Si la gente te puede robar, también te puede matar», añadió.
Arnie Medero, de 39 años e indigente desde hace cinco, dice que nunca duerme en el mismo sitio y echa pedazos de vidrio a su alrededor para oír si alguien se acerca.
«Siempre estoy en alerta. Mi ángel de la guarda siempre está despierto», asegura a la AFP.
Problemas mentales
Según datos oficiales de la ciudad, el número de vagabundos asesinados en la ciudad de Nueva York se triplicó entre 2018 y 2021, pasando de 7 a 22.
Aunque no hay estadísticas nacionales, ya que la mayoría de los departamentos de Policía no tienen en cuenta la situación en lo que respecta a la vivienda, la Coalición Nacional para Indigentes cree que han aumentado los ataques en todo el país.
«Sin duda que la violencia está aumentado», señala a la AFP el director ejecutivo de la entidad, Donald Whitehead.
El 15 de marzo, la Policía de Washington acusó a Gerald Brevard III, de 30 años, de homicidio en primer grado por las muertes a tiros de Nueva York y Washington. Tiene un pasado criminal y un historial de enfermedades mentales.
Salaam, adicto al crack, está sin techo después de haber pasado dos meses en la cárcel de Rikers acusado de robo. Asegura que ha visto violencia entre los propios vagabundos y de gente corriente hacia los indigentes.
Tanto él como Medero aseguran que vivir en las calles es cada vez más difícil.
«Hay gente sin trabajo, gente que no dona a la caridad tanto como solía, gente que está sufriendo psicosis», dice Medero, que gradualmente se convirtió en un sin techo tras «abandonarse» a raíz de una ruptura.
La Coalición para Indigentes asegura que la ‘Gran Manzana’ tiene hoy el mayor número de sin techo desde la Gran Depresión de 1929.
En enero, se contabilizaron 48.500 personas durmiendo en el sistema de albergues de la ciudad, 15% más que hace una década.
Salaam y Medero prefieren dormir en la calle debido al hacinamiento y a la violencia que hay en los albergues. Se pueden asear en centros privados como la Misión Bowery.
Expulsión del metro
Jovada Senhouse, de 56 años, vivió en varios albergues durante cinco años. Asegura que solía haber docenas de mujeres que compartían el baño.
«No hay privacidad. Hay peleas y discusiones. Es como si estuvieras en la cárcel», explica Senhouse a la AFP.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, recientemente decretó la expulsión de los indigentes de las estaciones de metro, en las que suelen cobijarse en particular durante los fríos meses del invierno local.
Los detractores aseguran que dicha política hace más peligrosa la vida para los sin techo.
«Ante la falta de vivienda y la situación de los albergues, muchos indigentes neoyorquinos prefieren dormir en el metro porque se sienten más seguros», dice la directora de política de la Coalición para Indigentes Jacquelyn Simone.
Para Seth Pollack, de la ONG Housing Works, este tipo de decisiones también contribuye a que la sociedad perciba a los indigentes como criminales.
«Cuando (Adams) habla de indigentes como un inconveniente para la gente que tiene vivienda, eso deshumaniza a la gente que más sufre hoy», asegura a la AFP.
La oficina del alcalde no respondió a la solicitud de comentarios.
Para las ONG, la principal causa de la indigencia es la falta de vivienda asequible. En vez de consagrar dinero para los albergues, piden que se construyan viviendas privadas y permanentes.
«Las cosas deben cambiar. Deben entender que las personas sin techo son también seres humanos», expresa Senhouse.
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