En un pasillo al aire libre, bajo una serie de carpas improvisadas, decenas de personas con covid o sospechosas de tenerlo esperan acostadas en sus camillas ser admitidas en el hospital.
Días más tarde, estos pacientes -en su mayoría ancianos- lograron entrar.
La escena tuvo lugar a mediados de febrero en el Centro Médico Caritas de Hong Kong. Un mes después, los hospitales allí continúan lidiando con un número creciente de infectados en momentos en que el territorio atraviesa su peor ola de SARS-CoV-2.
En los últimos dos años, Hong Kong se erigía como un modelo en el control de la pandemia. Para fines de 2021, esta región de 7,5 millones de habitantes había registrado solo 12.650 casos y menos de 220 muertes.
Sin embargo, desde febrero, los contagios y muertes se han incrementado de forma drástica, alcanzando cerca de 700.000 casos y aldrededor de 3.500 muertes, según informa Reuters.
Este último domingo, las autoridades reportaron 32.430 nuevos casos y 248 muertes.
Y, el pasado 2 de marzo, Hong Kong superó los 50.000 casos en un día y se convirtió además en el lugar con la tasa de muerte más elevada en todo el mundo desarrollado.
La mayoría de los casos fatales se han registrado en pacientes de más de 70 años, no vacunados.
Tolerancia cero
Al igual que China continental, Hong Kong ha adoptado una estrategia de tolerancia cero con el virus, que implica la imposición de estrictas medidas de control, pese a que en otras partes del mundo, sobre todo después de la aparición de las vacunas, se ha optado por el camino de aprender a convivir con el virus.
Durante dos años, se ha mantenido en el territorio el uso de mascarillas, límites al número de participantes en reuniones públicas, un agresivo sistema de detección del virus y aisalmiento de los casos positivos y sus contactos, así como restricciones a los viajes.
Dada la escala de esta quinta ola, el gobierno ha introducido algunos cambios en sus políticas sanitarias (se itensificaron las medidas de distanciamiento social, se permitió el aislamiento en el hogar, ya que los centros gubernamentales de aislamiento están desbordados).
Pero aunque la jefa del gobierno autónomo, Carrie Lam, aseguró que Hong Kong no tenía previsto imponer un confinamiento durante las pruebas de covid obligatorias que originalmente se planificaron para marzo pero luego fueron pospuestas, la sola idea generó ansiedad en la población.
¿Qué hay detrás del aumento marcado de los casos?
Bajos índices de vacunación
Entre los problemas claves que han empujado las cifras de contagios y muertos en Hong Kong se encuentran la llegada de la variante ómicron, mucho más contagiosa que sus predecesoras, y el bajo índice de vacunación entre la población anciana.
Según explica Grace Tsoi, corresponsal de la BBC en Hong Kong, alrededor del 76,2% de las personas mayores de 11 años están completamente vacunadas, pero menos de un tercio de las personas mayores de 80 años han recibido dos dosis.
«Hubo muy poco covid en Hong Kong todo este tiempo, por lo que muy poca gente conocía a personas que tenían covid o habían muerto a causa de la enfermedad. Automáticamente, desapareció un incentivo muy importante para la vacunación», explicó Siddharth Sridhar, virólogo de la Universidad de Hong Kong.
La reticencia a las vacunas también se arraigó en Hong Kong, en parte, debido a la poca confianza en las autoridades tras los disturbios políticos de los últimos años.
Hong Kong obtuvo el puntaje más bajo en aceptación y efectividad de la vacuna en comparación con otros cinco territorios, incluidos Singapur, Reino Unido y EE.UU., en un estudio realizado por la City University de Hong Kong en mayo pasado.
Al mismo tiempo, se vio que allí es donde está más arraigada la creencia en las teorías de la conspiración.
De un puntaje máximo de siete, los encuestados de Hong Kong alcanzaron casi cuatro cuando se les preguntó si la vacuna se estaba usando para rastrear y controlar a la población, si alteraría el ADN humano y si fue desarrollada para ganar dinero.
Durante meses, las autoridades brindaron pocos incentivos para que las personas se vacunaran, mostrando muy poca diferencia en la forma en que tratan a las personas que están vacunadas y a las que no.
Sin embargo, la semana pasada, Lam reconoció que la ciudad no había hecho demasiado por incentivar la vacunación, a pesar de la amplia disponibilidad de vacunas y clínicas para administrarlas, y urgió a las personas de todas las edades a vacunarse, sobre todo a las de la tercera edad.
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