Del realismo mágico al realismo trágico pudiera definirse la política salarial del tirano Maduro aplicada a los trabajadores venezolanos, a quienes desde la gestión del fallecido Hugo Chávez se les ilusionó con el rescate de la retroactividad de las prestaciones sociales y del menguado poder adquisitivo característico del mercado laboral en nuestro país.
Incluso en este año 2022 se cumplirá el décimo aniversario de la imposición del Decreto Ley Orgánica del Trabajo, que consagró el tan ansiado retorno de la retroactividad, para hoy no lograr ni una cosa ni la otra, solo pobreza y espejismos en nombre de una revolución bolivariana que ha empobrecido al extremo la condición de vida, de una población activa cercana a los 14 millones, hoy venida a menos por una diáspora que la ha impactado en el registro de cifras menores a los 10 millones de trabajadores.
Hoy el mandatario usurpador recurre a la cantinela de su condición “obrera” para otorgar un nuevo salario mínimo, que en nada reconoce la amarga realidad del trabajador, valiéndose de la propaganda que indica un nuevo ingreso cercano a los 40 dólares mensuales que significaría un porcentaje de aumento de 1.700%, al pasar de 2 dólares mensuales a la cantidad anunciada. Agregando el desgastado argumento del gran esfuerzo del gobierno revolucionario capaz de otorgar tan copioso aumento a pesar de las sanciones imperiales.
Pues bien, el truco consiste en anunciar la criptomoneda como garantía de pago, al establecer una relación ficticia con el bolívar ahora digital, antes fue el bolívar soberano, al que luego abandonó en el camino al no poder mantener políticas monetarias y fiscales creíbles que estabilizaran el mercado, pagando las consecuencias el raído bolsillo del trabajador. Es fundamental aclarar que el petro no es nuestra moneda nacional, utilizada arbitrariamente para establecer precios de servicios en notarías, alcaldías, aun cuando no está reconocida en nuestra carta magna.
La historia más reciente nos lo demuestra, en agosto de 2018 el salario mínimo se estableció en 1.800 bolívares, equivalente a 30 dólares o 1/2 petro, pues 1 dólar tenía el valor de 60 bolívares soberanos o 1 petro. Esta correlación fue efímera porque al finalizar 2018 la devaluación del bolívar soberano no impactó en el mismo grado el salario mínimo, que luego culminó su periplo en enero de 2022 al valor de 1 dólar a 4 millones de bolívares.
En resumen, en casi 4 años el petro fue un fantasma que jamás fue tomado en cuenta, al momento de fijar los numerosos aumentos salariales decretados en ese lapso, que en nada dotaron de poder adquisitivo a trabajadores activos, jubilados y pensionados.
Hoy el nuevo salario mínimo es de 1/2 petro equivalente a 126 bolívares digitales y 45 bolívares de cestaticket, cuya suma alcanza a 37 dólares, Entre tanto la canasta alimentaria sobrepasa los 400 dólares y la básica de bienes servicios cercana a los 800 dólares, según el Cendas, consultora especializada en la materia. Es decir, se necesitarían alrededor de 2.000 bolívares digitales y 4.000 bolívares digitales para cada una.
Podríamos afirmar que, de repetirse la experiencia con el bolívar fuerte en 2008 y luego en 2018 con el bolívar soberano, el régimen pretende crear una nueva ilusión y frustración para los trabajadores, pues la inflación se encargará del pírrico aumento, el cual ya es superado en el sector privado nacional al registrarse actualmente en encuestas del sector industrial salarios mínimos promedios de 138 dólares.
Si vamos a América Latina, los salarios mínimos varían entre 150 y 425 dólares, con la excepción de Cuba que decretó a finales de 2021 un salario de 78 dólares, Haití recientemente estableció un promedio de 150 dólares y Ecuador el más alto a 425 dólares.
Finalmente, en Venezuela, aun cuando es obligatorio para todos los sectores laborales del país, este nuevo salario mínimo es el asignado directamente a 3,5 millones de trabajadores en el sector público, a 5 millones de jubilados y pensionados del IVSS y de la pensión Amor Mayor.
Por tanto, su poco impacto origina la justificada protesta laboral nacional convocada para hoy miércoles 9 de marzo en todo el territorio nacional, con el objetivo de un salario acorde con la Constitución y los Convenios de la OIT y no en monedas ficticias que en nada han dotado de poder adquisitivo a la masa laboral del país.
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