Jesús Boadilla es el párroco de Paracaima, pueblo de Brasil fronterizo con Venezuela, y se ha convertido en una mano amiga para los migrantes venezolanos que llegan al país en busca de un mejor futuro.
Cada mañana cientos de venezolanos llegan al Café Fraterno para recibir el desayuno que les ofrece Boadilla. Con el paso del tiempo, las visitas crecieron hasta alcanzar una media de 1.600 desayunos diarios, que son repartidos con la ayuda de 20 voluntarios, reseñó El Mundo de España.
«Vienen aquí sin nada, sin nada con letras mayúsculas. Vienen sin dinero, sin domicilio, sin amigos, pero también vienen con una gran esperanza, con la esperanza de que están en la tierra prometida. Eso me entusiasma», comentó el párroco, que llegó a la frontera desde Valladolid, España.
En el comedor se reciben donaciones de alimentos de comunidades religiosas y algunas organizaciones internacionales.
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