Ni uno de los problemas que aquejan al país ha tenido solución, ni siquiera con el aumento del sueldo mínimo. Maduro puede manifestar su total respaldo a Putin, pero la verdadera guerra del gobierno chavista es contra los venezolanos, sobre todo si se atreven a expresar su posición en contra de los manejos que se hacen desde Miraflores.
Como lo dijo la madre del director de Fundaredes, Javier Tarazona, “las rejas no callan la verdad”. Y la verdad es que sigue el conflicto de las facciones de la guerrilla, la Segunda Marquetalia y el ELN, disputándose territorio venezolano por donde pasar su tráfico de drogas y otros contrabandos. Como resultado, la población de la frontera entre el Arauca y Apure sufre las consecuencias y se ve desplazada de un lugar a otro.
Pero Tarazona sigue detenido. Ya lleva ocho meses. No es el único preso político de este gobierno, hay muchos que llevan años y sin sentencia. Este drama también continúa mientras Nicolás Maduro recibe una delegación de alto nivel de Estados Unidos. Aunque no se sabe oficialmente el propósito, bueno es recordar que los reos de conciencia que mantienen en las diferentes mazmorras son maltratados y torturados.
Siguen los negocios ilícitos en el Arco Minero y la destrucción de los tesoros naturales de Venezuela, pero como se trata de algo que a un grupo de enchufados les genera mucho dinero, tampoco se hace nada para acabar con esa gigantesca red de corrupción.
Se sabe desde el principio de la invasión de Rusia a Ucrania que Maduro está del lado de Vladimir Putin, pero los venezolanos no tienen nada que ver con esa alineación. Más bien han manifestado abiertamente su solidaridad con el pueblo ucraniano y con los rusos que rechazan el proceder de su presidente.
Y los ocupantes de Miraflores poco interés muestran en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, pero están ávidos de retomar los negocios con Estados Unidos para vender petróleo, aunque no se sabe si el hambre de dólares puede más que la lealtad que Maduro le ha jurado a Rusia.
Aquí sufren en la frontera, sufren los presos políticos, sufren los ciudadanos, mientras el gobierno de Maduro se cree parte de un conflicto mundial. Como nunca ha tenido verdaderas intenciones de mejorar la situación del país, cualquier cosa le parece apropiada para distraer la atención sobre los negocios que han enriquecido a la cúpula chavista.
Una dura realidad que va en detrimento de los venezolanos, que ven cómo pasan los días sin que cambie algo a su favor.
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