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La ideología del terror

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Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Joseph Stalin. Conferencia de Yalta

El error de la llamada civilización occidental es pensar que el némesis que sucede al hermano, amigo, vecino, a la nación contigua o alguna otra, a sus semejantes, no le puede suceder al espectador, éste abandonado de sí, cree que es ajeno a esas penas. La civilización occidental está domesticada de tal forma que los falsos líderes, políticos con sus respectivos bandos y facciones, padecen del síndrome de necedad de pereza mental para desentrañar un asunto que viene siendo objeto de innumerables denuncias, a través, del arte y la ciencia, en todos los siglos.

Si bien es cierto que el globalismo, siendo un neologismo, es el instrumento por el cual un gobierno corporativo de orden mundial con carácter totalitario se apropia de las naciones, su gente y riqueza, incluyendo el material genético, bien sea para transformarlo o depreciarlo, por medio de las instituciones jurídicas y políticas de una estructura de Estado totalitario; también es cierto que este carácter de imperialismo planetario no es novedoso, sino que viene existiendo en todos los tiempos por un sistema conglomerado de mentalidades bandidas y psicópatas que escalan y son escogidos para posicionarlos en las primeras magistraturas del poder mundial.

Así pues, la humanidad actual está enfrentada a un mundo totalitario y tirano, bajo la mirada pusilánime de todos los bandos, desatado bajo un sistema global, donde la ley es para las mayorías, a sabiendas de que existe una élite que está exenta de ella. Así mismo, es de saber que tal modelo posible desata los sentimientos y mentalidades más oscuras de la psicología a raíz de ese sistema diseñado para ello.

Los gulags rusos, chinos, cubanos, venezolanos, e incluso los campos controlados en los países desarrollados no pudieran ser llevados a cabo, si el sistema no fuese diseñado para eso, sin el programa que es la ideología, pilar fundamental de ese sistema imperante a escala planetaria.

Saber que un sistema totalitario es el dispositivo que libera todo el hambre, el pillaje que además es este sistema el que granjea envidias, odios, guerras y los elementos más oscuros de la psicología entre las poblaciones.

Tal sistema deshumanizado, léase totalitario, desencadena mentalidades colmadas de los sentimientos y acciones más fieros en la tierra, generando miedo y terror generalizado en las poblaciones donde se instala. Así pues, siendo posible un sistema deshumanizado, cada día, toma más fuerza la tiranía en el modus vivendi  de las poblaciones.

Además que todo ese entramado de hostilidades contra la vida de las personas, se lleva precisamente a través de la ideología que se difunde por medio del programa de educación y sistema político, como un auténtico instrumento de adoctrinamiento y control; sistema doctrinal que viene formando las bases de las estructuras y súper estructuras de una sociedad colectivizada, controlada, convirtiéndose así, en el evangelio de las masas abyectas y embriagadas por el materialismo histórico, que socava el pensamiento libre.

De tal manera, se viene, devaluando la esencia del ser humano a un simple ejército, a una manada, más cercana al reino de las bestias, bajo pseudo silogismos filosóficos, matizado de una necedad intelectual con falso amor a la patria que honra la letra muerta e inconsistente que suprime la libertad de ser.

Se subraya, además, que tales formas del pensamiento deshumanizado, de esa cosmovisión totalitaria, global, propias del materialismo histórico, son mecanismos e instrumentos de dominación y control que esclavizan al ser humano a algo menos que al reino de las bestias.

Siendo éste pensamiento colectivista, entre otras causas, el secreto de todas los regímenes pequeños o grandes de control, infamia, injusticias, pillaje, emigrados y crímenes en la faz de la tierra. Es así, como a lo largo de la historia humana se viene elevando a bandidos, enfermos mentales, mitómanos, delirantes, dementes, psicópatas al poder de los Estados nacionales.

De manera que juzgar al verdugo o los victimarios, quienes ejecutan la guerra, los holocaustos, los campos controlados, el caos y la desolación, sin juzgar las bases políticas, filosóficas, jurídicas, su cosmovisión como mecanismo, instrucción, que permitieron y liberaron tales flagelos en las naciones con sus sofisticados sistemas, que son un acto vil, criminal, per se, es erróneo.

No obstante, época tras época se cometen tales desatinos, producto precisamente del desconocimiento de las causas que residen en los totalitarismos que en sí mismos son corporativos.

Por otro lado, se hace necesario subrayar precisamente que, sabiendo que la educación como sistema, está diseñada para generar un ejército de obedientes sujetos, abyectos, como gendarme deshumanizado de manadas salvajes, detrás de un hueso a cambio de una falsa libertad, imitación de lo más preciado del ser humano.

La supresión de las libertades es una de las principales razones por la que las naciones, léase comunidad internacional, son sometidas colocando al sujeto colectivizado de espalda al némesis y cautiverio al que someten a sus semejantes, al terror desatado en las naciones, olvidando que hoy lo que les pasa a los otros, mañana les puede pasar a usted distinguido lector.

Así que se concluye que ni plutocracias o troikas, ni globalismo, ni Hitler o Stalin, Roosevelt o Churchill, muchos menos Putin, ni tampoco hacer una apología a Trump, Xi Jinping o Biden, menos un tirano o dictador bananero; sino un sistema de garantía de respeto a la propiedad y libertad individual que haga frente al modelo totalitario que se expande vorazmente por toda la Tierra.

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