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Weber en Barinas

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Por RAFAEL MAC-QUHAE

Los tipos de dominación

En las elecciones regionales y municipales del 21 de noviembre hubo un resultado inesperado que este artículo pretende interpretar desde la perspectiva de Max Weber, aplicando dos categorías de su sociología: el poder y la dominación.

Poder significa imponer la propia voluntad sobre otros, sea de forma consentida o no. El poder se ejerce desde cualquier fundamento y contra toda resistencia. En este sentido, el poder es una relación social amorfa, que depende de circunstancias y condiciones situacionales, al final el poder se ejerce por la fuerza o la amenaza de aplicarla. En democracia el poder es instituido y su fundamento es una Constitución, ley magna, que lo limita de tal manera que se manifiesta la voluntad del Estado, no la de quienes gobiernan; la legitimad de las acciones del poder deriva de la constitución que lo cerca al establecer competencias y delimitaciones a la acción del gobierno y la administración (pública). Dominación tiene un significado más acotado, se refiere a “la probabilidad de ser obedecido” e involucra los fundamentos y los medios con los que se expresa el poder. La dominación es una forma de ejercer el poder de manera continua. Implica un grado de aceptación por quienes tienen que acatarlo. En este sentido es que tiene validez política la expresión “obedecer la ley” porque la sociedad se beneficia.

Cuando el fundamento del poder es una constitución, la dominación es racional, debe expresar la voluntad de la sociedad y la acción del Estado se parcela en competencias claramente demarcadas y establecidas, que son ejercidas por órganos que respetan y aseguran la libertad de las personas. Un elemento relevante de la dominación es la obediencia entendida como el cumplimiento de las normas, instrucciones o mandatos legítimos. En las democracias dominan las leyes y los funcionarios del Estado y los ciudadanos las obedecen porque el respeto a los demás, a todos, es el respeto a la ley. Pero hay formas de dominación política que no se fundamentan en una constitución, entonces el poder se manifiesta como una relación coercitiva que expresa la probabilidad de imponer la voluntad propia por medio de la capacidad de hacerle daño al otro. El poder se reduce a la amenaza de la violencia. La dominación es una expresión irracional del poder y termina siendo un sinónimo de opresión.

Cuando la dominación, como ejercicio del poder, se basa en una constitución, la voluntad del Estado está limitada por las leyes y la libertad ciudadana asegurada por el funcionamiento del aparato de la administración (Poderes Públicos). En este caso, cada funcionario actúa de acuerdo con el cargo que ejerce, no para imponer su voluntad, sino en resguardo del orden constitucional, este no es siempre el caso. De acuerdo con la primera forma de dominación conocida, el funcionario actúa casuísticamente, buscando complacer la voluntad del “señor” y no la ley. Weber denomina tradicional a este tipo de dominación, donde el poder está repartido entre un señor y sus servidores, dispuestos a imponer la voluntad del señor. No hay racionalidad social en esta dominación, solo lealtad o conveniencia. El poder es ejercido a partir de la costumbre y la tradición.

Otro tipo de dominación no racional es la carismática, basada en un fuerte vínculo afectivo entre un caudillo y las personas dominadas. El caudillo usa un discurso inclusivo y logra una entrega incondicional. Las personas lo siguen, lo obedecen por su magia, su heroísmo, su inteligencia o simplemente su oratoria, muchas veces irracional. Este tipo de dominación es la del profeta, como Mahoma, el guerrero, como Boves, o el demagogo, como Perón.

En el tipo dedominación carismática, un grupo de íntimos del caudillo actúa para que su voluntad se imponga sobre la resistencia de las personas. No existe un aparato administrativo como tal. En la dominación carismática la ley es sustituida por la voluntad del caudillo.

En las formas de dominación tradicional y carismática, el señor o caudillo está por encima de la ley, en este sentido son formas no racionales de ejercer el poder. El poder se convierte en racional, cuando su ejercicio está limitado por una constitución y las leyes. La dominación racional puede ser una República, una Monarquía Constitucional o una Democracia. El caso del Rey Emérito de España, Juan Carlos Borbón, es una expresión del poder racional, tal como lo entiende Weber. Para escapar a los juicios en su contra, por actos realizados durante el ejercicio de su reinado, Juan Carlos se exiló en los Emiratos Árabes para no someterse al escrutinio de los tribunales. Cuando el poder es racional, hasta los reyes están sometidos a la voluntad de la ley.

El contenido que sigue se divide en tres partes: en la primera se explican las condiciones electorales para noviembre de 2021. En la segunda se presenta una narrativa del resultado inesperado de la elección del gobernador de Barinas y en la tercera parte se adelantan algunas inferencias sobre la situación política venezolana desde la perspectiva asumida en el artículo.

Un proceso electoral en condiciones parcialmente mejores

El Consejo Nacional Electoral (CNE) convocó a elecciones regionales y municipales para el 21 de noviembre de 2021 (21N). Los factores políticos tomaron diversas posiciones ante este anuncio. El partido de gobierno (PSUV) y sus aliados se activaron para presentar candidatos a todos los cargos sometidos al escrutinio electoral. Entre las fuerzas opositoras las posiciones fueron diversas. Algunas organizaciones y grupos de opinión llamaron a la abstención por una de dos razones: 1. Concurrir era validar el régimen ilegítimo de Maduro. 2. En el país no hay condiciones para unas elecciones equitativas e imparciales. Otras organizaciones presentaron    candidatos, en algunos casos de manera unitaria, en otros no. El fundamento para participar fue la convicción democrática.

Arenas y Gómez (2013) califican al régimen político venezolano como un autoritarismo electoral, consolidado alrededor del chavismo como proyecto hegemónico. Estos autores añaden, siguiendo a Juan Linz, que el chavismo es un totalitarismo imperfecto, es decir una ambición totalitaria que no pudo ser. En estos regímenes se celebran elecciones en condiciones de competencia desigual, los funcionarios públicos apoyan a un candidato, los recursos públicos se usan en favor de ese candidato, reduciéndose al mínimo la probabilidad del triunfo opositor. Así se han celebrado las elecciones en Venezuela desde el año 2004.

Sin embargo, las elecciones del 21N se realizaron en condiciones diferentes a las anteriores. Por el desgaste del totalitarismo imperfecto, por los conflictos internos del PSUV o como resultado de las sanciones internacionales impuestas a personeros del gobierno y del partido chavista ocurrieron dos cambios relevantes en las condiciones electorales; el indulto presidencial a 110 opositores (31/08/2020), que habían sido inhabilitados para ejercer sus derechos políticos, y la designación de un nuevo CNE, en diciembre del 2020, con la inclusión de dos de los candidatos propuestos  por la oposición. Una de las primeras medidas del nuevo CNE fue la habilitación de la tarjeta de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), con la que la oposición arrasó en las elecciones parlamentarias de 2015. Estos cambios en las condiciones electorales se pueden entender como:

1. El ejercicio de competencias presidenciales del señor Maduro y legislativas de la Asamblea Nacional. 2. Como una concesión en la negociación, entre la oposición y el gobierno, adelantada en México. 3. Como un debilitamiento del autoritarismo electoral. En cualquier caso, su efecto político es el mismo: la movida requería un cambio de estrategia de parte de la oposición.

Para el 21N la oposición no logró unirse electoralmente, además de otros emprendedores políticos autónomos, se presentaron dos alianzas opositoras: la Alianza Democrática (LAD), bloque que se organizó de cara a las elecciones parlamentarias de 2020, y la Plataforma Unitaria, la que aglutinó a un importante número de organizaciones e independientes, que presentaron sus candidatos con el respaldo de la tarjeta de la MUD.

El 21 de noviembre en Barinas

La familia Chávez había gobernado Barinas por 22 años. El gobernador, Argenis Chávez, se lanzó a la reelección; la oposición presentó dos candidatos: Freddy Superlano (MUD) y Rosales Peña (LAD). La jornada electoral trascurrió sin mayores incidentes. Cerradas las mesas comenzó el conteo de los votos emitidos. El primer boletín oficial adjudicó a Chávez el triunfo. En la medida que se escrutaron más actas de mesas electorales la situación cambió. Para el día 27 no se conocía el resultado definitivo. El opositor Freddy Superlano, con las copias de las actas electorales en la mano, declaró que había obtenido más votos que Chávez. El conteo oficial de los votos no se finalizaba porque el general José Rafael Serrano Gotera, jefe regional del Plan República, se negaba a entregar tres actas electorales; finalmente las entregó en la sede del CNE en Caracas la noche del 27N.

El día 28 el TSJ acordó un amparo constitucional suspendiendo el conteo de los votos. En una segunda decisión, anuló la elección a la gobernación de Barinas, aduciendo que Freddy Superlano estaba inhabilitado para ejercer cargos públicos, a pesar de que su nombre figura entre los indultados por el decreto presidencial del 20 de agosto de 2020. Finalmente, el TSJ también ordenó la repetición de la elección del gobernador de Barinas para el 9 de enero de 2022 (9E). El rector Roberto Picón declaró a la prensa que Superlano ganó por 130 votos, señaló que al momento de postularse no hubo impedimento legítimo para que lo hiciera y tampoco lo había para que ejerciera la gobernación. La sentencia que volvió a inhabilitarlo fue posterior al acto electoral del 21N.

La democracia contra la dominación abusiva

Nadie esperaba que Barinas se convirtiera en una expresión del sentimiento democrático frente a una dominación abusiva, alejada de toda racionalidad. El primer boletín del CNE sobre el resultado de la votación fue abusivo y apresurado, no había una tendencia irreversible, ni vencedor. Entre el día 22 y el 28 de noviembre el CNE no pudo totalizar los votos válidos porque un general no entregaba tres actas de votación, imponiendo su preferencia política sobre la de los barineses; un abuso de su rango y posición. El TSJ abusó de sus competencias al anular el resultado electoral e inhabilitar ex-post a Freddy Superlano, vencedor del 21N. Adicionalmente, abusó al ordenar suspender la totalización de los votos y la celebración de una nueva elección el 9 de enero de 2022.

Las fuerzas democráticas se organizaron ante estas nuevas circunstancias. Decidieron presentar a Sergio Garrido como candidato a la Gobernación de Barinas. El PSUV presentó a Jorge Arreaza, por su cercanía a Maduro y su condición de exesposo de una hija de Hugo Chávez, el caudillo que inició el chavismo. La Gobernación de Barinas se convirtió en un símbolo de la contienda entre la democracia y el autoritarismo electoral. En apoyo al candidato Arreaza, el gobierno repartió neveras y cocinas, bolsas CLAP, mejoró el suministro de agua y electricidad, así como la conectividad de teléfonos e Internet. El discurso del candidato sorprendió a todos al reconocer el mal gobierno de la familia Chávez en el estado, pretendió identificarse con el gobierno de Maduro y alejarse de la familia Chávez, cuando su candidatura surgió por su vínculo con esa familia.  El gambito no resultó, el abuso en el uso de los recursos públicos tampoco. La fuerza de la candidatura unitaria y la organización electoral de la oposición aseguró el triunfo de la racionalidad civilizada frente a la dominación abusiva de un proyecto hegemónico de poder autoritario, fundamentado en un carisma desgastado.

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