El expresidente peruano Alberto Fujimori fue hospitalizado de emergencia este jueves tras sufrir un problema cardíaco en prisión, aseguró a la AFP su médico personal, Alejandro Aguinaga.
«Se ha descompensado a la siete de la mañana y comenzó a hacer una fibrilación auricular con una tremenda arritmia, y obligó a llevarlo al centro de salud más cercano» a la base policial donde cumple desde 2007 una sentencia de 25 años, dijo Aguinaga.
Fujimori, de 83 años de edad, ha sido «compensado (estabilizado) en el hospital de Ate». Posteriormente una ambulancia lo trasladó a la clínica Centenario, en el distrito limeño de Pueblo Libre, lugar donde acude cada vez que recae su salud.
Su vida corría peligro
Según el médico, el exmandatario (1990-2000) sufre desde 2018 una fibrilación auricular por la que fue operado en octubre. «Él es una persona de cuidado por su edad», explicó.
«Su vida corría peligro de no recibir asistencia», declaró a la AFP un allegado a la familia.
El Instituto Nacional Penitenciario informó que Fujimori «fue evacuado de emergencia por una descompensación».
La autoridad señaló que aplicó los «procedimientos regulares» en esos casos, descartaron tácitamente alguna demora en su proceder.
Cumple sentencia de 25 años de cárcel
El exmandatario cumple sentencia de 25 años de cárcel por las matanzas de Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992). Lugares donde un escuadrón de la muerte del ejército asesinó a 25 personas -un niño, entre ellas- en una supuesta operación antiterrorista cuando era mandatario.
Desde 2007, cuando llegó a Perú extraditado por Chile, ha padecido recurrentemente problemas respiratorios y neurológicos (parálisis facial) e hipertensión.
En octubre de 2021 fue internado por problemas cardíacos.
Asimismo se le hizo un cateterismo para colocar un stent, una malla para abrir venas y arterias obturadas. En ese entonces permaneció dos meses hospitalizado.
Planes para trasladarlo de prisión
La hija mayor del expresidente y líder de la oposición, Keiko Fujimori, denunció en octubre que los planes del gobierno izquierdista de Pedro Castillo de trasladar de prisión a su padre, como parte de una política de poner fin a las denominadas «cárceles doradas» influía en el deterioro de la salud de su progenitor.
Keiko Fujimori consideró «cruel y malintencionado» la pretensión del gobierno y aseguró a la AFP que cambiarlo de penal «busca atentar» contra la vida de su padre, en una «venganza de un gobierno (…)»
El gobierno anunció en febrero que mantenía en pie su plan de cambiar a Fujimori a una prisión común cuando su estado de salud lo permita.
Un tribunal peruano había declarado infundado en mayo de 2020 un recurso de la familia que pedía la excarcelación de Fujimori ante el riesgo de contraer covid-19.
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