El huevo ha sido ultrajado y sentado en el banco de los acusados por supuestamente delinquir contra la salud. Se le imputan las desgracias cardiovasculares y los problemas digestivos, pero hoy lo juzgaremos con la verdad.
El huevo es una semilla de vida. Aves y reptiles adoptaron la forma ovípara, es decir reproducirse mediante óvulos ya fecundados y depositados en el exterior, para crear más seres de la especie y al mismo tiempo poder escapar con facilidad.
Por todo lo anterior, el huevo posee los elementos esenciales para formar la vida de un nuevo ser. Estos deben estar en calidad óptima y en cantidades apropiadas. Según la FAO y otras organizaciones, el huevo posee:
- 27% Selenio
- 25% Vitamina B12
- 23% Colina
- 15% Riboflavina
- 13% Proteína
- 11% Fósforo
- 9% Vitamina D
- 9% Ácido fólico
- 8% Vitamina A
- 6% Hierro
- 4% Vitamina B6
- 4% Zinc
- 2% Vitamina E
- Y colesterol
Pero este colesterol, en su inmensa mayoría, es el no oxidado, el bueno (HDL), que tiene efectos saludables en el organismo. El por ciento de grasas saturadas del huevo es bajo, en relación con otros alimentos como el tocino. El problema está en la forma en que se come.
Si lo freímos, sus componentes grasos se saturan y se llenan de hidrógeno, por lo cual cambia su bioquímica. Además, el aceite donde lo freímos también se satura.Y, por si fuera poco, lo acompañamos de otros fritos como papas, hamburguesas industriales, chorizos, pan, mantequilla, donuts y bebidas carbonatadas y dulces.
En fin, señor juez, ¿el huevo es realmente culpable, o no es más que una estrategia de algunos para desviar la atención de otros productos que sí dañan al organismo?
Recomiendo medida al comerlo, porque todo en exceso es dañino. No consumir más de un huevo al día si sufre de tensión arterial alta. Comerlo hervido o pasado por agua. Si tiene problemas cardiovasculares, usar solo su clara, que aporta importantes aminoácidos. Tomarlo en las mañanas o en el almuerzo. En la cena, en cambio, su digestión se hace pesada, e interferirá con el sueño.
El huevo es delicioso en flanes, budines, ensaladas frías o calientes, o relleno. El que lo consume debe vigilar su colesterol dos veces al año, hacer una dieta balanceada y practicar ejercicio. Por tanto, mi defendido es inocente. Los culpables son los que lo acusan.
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