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Quiénes son los responsables

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La OTAN

LA OTAN/ Foto cortesía

Los análisis forenses y post morten en criminalística son más efectivos que en las ciencias políticas, donde siempre habrá una nueva hipótesis. En casos como el de Ucrania, aún es temprano y faltará tinta para escribir el final de esta historia, pero lo cierto es que todas las opiniones y con razón son condenatorias a la demencia imperialista del nuevo zar de la Rusia del comunismo del siglo XXI.

En la comunidad internacional existe un consenso en el apoyo al pueblo ucraniano, víctima de la terrofagia de Putin, pero lo que no hay son señalamiento de quienes, en conocimiento de lo que se avecinaba, a sabiendas de que la Rusia de Putin invadiría a Ucrania, en el último momento la dejaron sola.

Está visto y comprobado por la historia que a los comunistas hay que arrodillarlos para sentarlos en la mesa de negociaciones; si el presidente Kennedy no le da un ultimátum a Kruschev con los misiles en Cuba, no hubiera dado vuelta atrás; en Afganistán los soviéticos tuvieron que salir corriendo, solo cuando los talibanes los derrotaron después de una guerra de 10 años, entre diciembre de 1979 y abril de 1989. Pero para no ir tan lejos en Venezuela, si no hubiera sido porque el ejército venezolano no derrota la guerrilla castro comunista no se hubiera logrado la pacificación del país con la incorporación del PCV- UPA a la democracia.

En el caso de Ucrania, con toda razón la Rusia de Putin es condenable por sus violaciones del Derecho Internacional. En primera instancias las cuatro Convenciones de Ginebra y sus Protocolos que regulan el Derecho Internacional Humanitario, cuyo propósito es proteger a las víctimas de los conflictos armados en particular la cuarta convención relativa a la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra; de igual modo con el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en lo que respecta a los Crímenes de Guerra (Art. 5 y 8) definido este como aquellas infracciones graves de los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, “a saber, cualquier acto contra personas o bienes protegidos por las disposiciones del Convenio de Ginebra pertinente; así como aquellos actos cometidos contra personas que no participen directamente en las hostilidades”.

El señor Putin también es candidato seguro a una investigación preliminar por sus crímenes en Ucrania en los siguientes casos a) Cuando un Estado Parte accione ante el fiscal una solicitud de investigación; b) Cuando el Consejo de Seguridad igualmente se dirija al fiscal, lo cual está descartado por el veto seguro de Rusia o c) Cuando el fiscal actúe de oficio; lo cual queda en veremos.

Pero además ante las responsabilidades de Putin, otros responsables que han pasado por debajo de la mesa y que los medios y analistas no toman en cuenta, en nuestra opinión: Biden, quien al llegar a la Casa Blanca sacó en estampida las fuerzas estadounidenses enviando un mensaje: “I don’t want to be involved in any wars”, en Ucrania lo ratificó. Su insípido, incoloro e inodoro secretario de Estado, un ex analista de noticias de CNN y burócrata de las relaciones internacionales en el Partido Demócrata, nunca estableció una línea roja en sus negociaciones con el lobo estepario de Lavrov, quien lleva 18 años continuados al frente de la Cancillería rusa. Qué más se podía esperar.

La Unión Europea mantuvo contactos, reuniones y lo más que hicieron fueron disparar declaraciones de alcance medio, con amenazas de sanciones, sin mayor efecto que unos fuegos artificiales, pero a la hora de la verdad el gasoducto Nord Stream 2, desde Rusia hasta la costa de Alemania, les cortó la solidaridad; Italia, Alemania, Chipre y Hungría impidieron la aplicación de una carga nuclear como es el Swift al sistema financiero de Rusia; mientras el señor Borrell lo dejó muy claro, “la invasión de Ucrania por Rusia no es nuestra guerra, pero es nuestra seguridad». Otro actor que no se puede pasar liso, es la OTAN (1949), la organización durante sus 72 años se la ha pasado en ejercicios militares y desfiles navales: el “Steadfast Defender”, el “Defender-Europe» o  el “Trident Juncture”, aunque no tuvieron ningún efecto disuasorio sobre el oso ruso de Putin.

El gran argumento de Putin se fundamenta en que la República Socialista de Ucrania en 1922 fue una de las repúblicas fundadoras de la Unión Soviética, comentado por ese gran maestro que es el profesor Kissinger con un análisis de: “How to end the crisis in Ukraine”. Putin invoca el principio del “Utis Possidetis” haciéndola parte de su doctrina en política exterior. Siendo así, Argentina tuvo razón de invadir las Malvinas, China, Taiwán y España el peñón de Gibraltar, pero el señor Putin ha quedado solo, ni China lo respaldó en el Consejo de Seguridad.

Ante este escenario tenemos dos caminos: condenar a Putin y a sus escuálidos aliados, Cuba, Siria, Nicaragua por su apoyo en Ucrania; Hacer nuestra la doctrina Putin en el caso del Esequibo o exhortar al señor Maduro de no romper una de nuestras doctrinas en política exterior como es la neutralidad al involucrarnos en un conflicto que no es arte ni parte de nuestros intereses geopolíticos, frente al riesgo de pagar las consecuencias.

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